Los ciudadanos están cansados de la dictadura de los extremos, de la guerra por el poder entre gobierno y oposición, mientras la República intenta surgir de las cenizas.
Desde Unidad Visión Venezuela consideramos importante la rectificación razonable de varios sectores de la sociedad, en cuanto a participar en el proceso electoral del 6D, ya que el camino más inclusivo y viable para un cambio, es el voto.
La dirigencia política debe hacer un esfuerzo para reconectarse con la gente; pretender seguir con el mismo discurso, de usurpación, farsa y acusaciones para descalificar a quienes participaremos en las elecciones -porque según le estamos haciendo el juego al gobierno- los aislará cada vez más.
La victoria se conseguirá al poner los pies sobre la tierra y recuperar la fuerza electoral opositora. El voto es una herramienta, no una meta. Por ello, queremos desde esta humilde tribuna hacerle un llamado a todos los Gobernadores y Alcaldes de la alternativa democrática para que reflexionen; especialmente me dirijo a mi amigo personal, el gobernador Alfredo Díaz: no vale la pena que arriesgues tu capital político por la ruta de la nada.
Votar además de ser un acto de rebeldía contra el peor gobierno de nuestra historia, lo es también en contra de los que te llaman a no votar, para seguir lucrándose de nuestra desgracia. Primero, estaban construyendo capacidades, ahora construyen rutas excluyentes al rechazar dialogar, por ejemplo, con los partidos políticos que participarán en las parlamentarias.
A los ciudadanos le decimos que no teman, el voto no es un delito. Si lo intentamos podemos hacer mucho más que no haciendo nada. El sectarismo es tal que esta semana veíamos que posicionaban un hastag #UnaseOApartese. ¿En qué se diferencia al “estás conmigo o estás contra mí”? Con este mensaje excluyente, es imposible conciliar, mucho menos unificar. No es con imposición, ni con polarización, venta de humo o frases vacías que vamos a poder avanzar para lograr el cambio.
Entre las minorías que rezan el “Únase o Apártese” y el “estás conmigo o estás contra mí”, se encuentra un país más grande que clama por soluciones y paz. Al parecer ese país sobra y estorba. Un líder es el que muestra la ruta, no el que llama a sus amigos para que le hagan una ruta.
Hay que entender que no hay una «falsa» oposición en Venezuela y tampoco una «verdadera», pero si hay una mayoría que nos oponemos al régimen, con ideas diferentes y que tiene el deber cívico de llegar a un verdadero acuerdo.
Porque los gobiernos “no caen» solos por más incapaces que sean. Hay que construir la fuerza para sacarlos, y luego de construida debe expresarse electoralmente con el consentimiento de las fuerzas que se oponen en aceptar los resultados, luego de ser debidamente verificados en actas.
El país nunca saldrá del atolladero si insistimos en seguir buscando errores para descalificar, es hora de mirar al futuro y unir esfuerzos para derribar el muro de un régimen autoritario, hegemónico, no competitivo. Si no lo hacemos nosotros, nadie lo hará desde el exterior. Actuemos más y tuiteemos menos.
No sirve de nada si el objetivo es ganarlo todo. Ni votando, ni absteniéndose se puede conquistar todo. La solución en Venezuela pasa porque entendamos que habrá que compartir el poder entre diferentes sectores, que debemos llegar a un acuerdo con una agenda mínima en común.