Omar Ávila: Una década de promesas incumplidas

Omar Ávila

En los últimos años, hemos sido testigos de declaraciones impactantes por parte del primer mandatario nacional, Nicolás Maduro, quien, en un intento por desviar la atención de los problemas internos, anunció la audaz idea de llevarnos a la Luna. Sin embargo, la realidad que enfrentamos en Venezuela es cruda y desafiante, con la persistente falta de soluciones a una serie de problemas fundamentales que han afectado la vida de los ciudadanos durante más de una década.

 

Desde que asumió la presidencia en Miraflores, Nicolás Maduro ha fallado en abordar problemas críticos que han marcado la vida de los venezolanos. La inexistencia de un salario digno, una inflación galopante, corrupción gubernamental desenfrenada, la escasez de agua, gasolina y gas, fallas recurrentes en el suministro de electricidad y un deterioro generalizado de los servicios públicos, incluyendo la educación y la salud, son solo algunas de las preocupaciones que han empeorado bajo su liderazgo.

 

A los ciudadanos se les otorgan aguinaldos insuficientes, que además son fragmentados, lo que permite que la inflación los consuma. Según el Banco Central de Venezuela (BCV), la inflación acumulada en el año es alarmante, alcanzando un 158,3%, con un aumento mensual del 8,7%. Esto supera el promedio registrado en el mes de agosto, que fue del 7,4%. Es significativo destacar que el sector de la educación sufrió el mayor incremento, con un aumento del 18,1%.

 

El Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF) estima una cifra similar de inflación acumulada, llegando al 159,4%. Esto ilustra la gravedad de la crisis económica que enfrenta el país.

 

El panorama económico es sombrío, con una pérdida significativa del Producto Interno Bruto (PIB) desde los cambios ocurridos en marzo, como resultado de la llamada trama de corrupción de PDVSA. Se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) ha disminuido en aproximadamente un 7%, lo que tiene un impacto directo en la calidad de vida de los venezolanos.

 

Mientras tanto, el pueblo venezolano enfrenta diariamente la angustia de fallas eléctricas y la falta de acceso a agua potable en condiciones adecuadas para el consumo. La situación es crítica, como lo expresó recientemente nuestra secretaria de organización nacional en su artículo de opinión titulado «Mérida: Sin gobernabilidad en materia hídrica». Estas dificultades no son exclusivas de una región, ya que afectan a numerosas partes del país, como lo relató una compañera del estado Guárico, que vive en la comunidad Aeropuerto de San Juan de los Morros.

 

Tras más de una década en el poder, Nicolás Maduro continúa aspirando a permanecer en la presidencia durante seis años más, prometiendo año tras año la tan anhelada «recuperación económica». Sin embargo, la brecha entre sus promesas y la realidad del país es cada vez más evidente. Los problemas crónicos que enfrentamos parecen estar muy lejos de resolverse bajo su liderazgo.

En definitiva, queda la pregunta: ¿Está buscando que todos estemos en la Luna, o es él quien ha estado viviendo en un mundo aparte durante demasiado tiempo? La respuesta está en las calles de Venezuela, donde la realidad diaria desmiente las palabras vacías de un gobierno que ha demostrado ser incapaz de abordar los problemas que más afectan a sus ciudadanos