Nos encontramos en un cruce crítico que definirá el futuro del país. Desde Unidad Visión Venezuela insistimos en que más allá de las tensiones políticas y las promesas de campaña, hay dos pilares fundamentales que deben ocupar el centro del debate y de cualquier agenda futura: la recuperación de los servicios de salud y la garantía de una educación de calidad para todos los venezolanos. Independientemente del resultado electoral, es urgente establecer un Acuerdo Mínimo Nacional que asegure estos derechos básicos para garantizar el desarrollo del país y el bienestar de las futuras generaciones.
La crisis de salud en Venezuela ha alcanzado niveles alarmantes: la falta de poder adquisitivo de la gran mayoría de los venezolanos para conservar la salud, el deterioro de la infraestructura hospitalaria y la emigración masiva de profesionales de la salud han dejado al sistema de salud pública en un estado crítico, y el privado totalmente inaccesible. Las enfermedades que estaban bajo control han resurgido, y muchas personas carecen de acceso a medicamentos esenciales. En este contexto, es imperativo que el próximo gobierno, sea cual sea su signo político, aborde con urgencia la restauración de los servicios de salud.
Es esencial invertir en la reconstrucción y modernización de hospitales y centros de salud, lo cual incluye no solo la infraestructura física, sino también el equipamiento médico y la tecnología necesaria para brindar atención de calidad.
Garantizar el suministro constante de medicamentos y materiales médicos es vital. Esto requiere de acuerdos internacionales y la eliminación de barreras burocráticas que impiden la entrada de ayuda humanitaria.
El Estado está en la obligación de incentivar y mejorar a nuestro personal de salud, para que nuestros profesionales contribuyan satisfactoriamente en la reconstrucción de quienes son el corazón de cualquier sistema sanitario eficiente.
Paralelamente, la educación en Venezuela también enfrenta desafíos severos. La falta de recursos, la deserción escolar y las condiciones precarias en muchas instituciones educativas han comprometido el derecho a la educación de miles de niños y jóvenes. Es crucial renovar y equipar adecuadamente las escuelas, liceos y universidades para crear ambientes de aprendizaje dignos y seguros.
Primordialmente, los docentes deben recibir apoyo continuo para alcanzar una transformación digital satisfactoria y por supuesto, una adecuada remuneración. El desarrollo profesional de los educadores es esencial para mejorar la calidad educativa de nuestra población de cara a la transformación digital que sucede en el mundo.
Dada la importancia de estos temas, es necesario que todos los actores políticos se comprometan a un Acuerdo Mínimo Nacional que se enfoque primordialmente en el compromiso de resolver los problemas más acuciantes de la población venezolana. Este acuerdo debe incluir compromisos claros y metas medibles para la recuperación del sistema de salud y la mejora del sistema educativo. La salud y la educación no deben ser rehenes de la polarización política; son derechos fundamentales que deben ser garantizados por cualquier gobierno electo.
La salud y la educación son pilares esenciales para el desarrollo y el bienestar de cualquier sociedad. En Venezuela, la crisis en estos sectores exige una respuesta inmediata y decidida. De cara a las elecciones presidenciales de 2024, es fundamental que los candidatos y la ciudadanía en general reconozcan la urgencia de estos desafíos y trabajen juntos para establecer un marco de acción que trascienda diferencias políticas y garantice un futuro mejor para todos los venezolanos. La recuperación de nuestro país comienza con la salud y la educación.
Omar A. Ávila H.
Diputado a la Asamblea Nacional