Omar Ávila: «Reconstruir la democracia en Venezuela»

Omar Ávila

Venezuela enfrenta una nueva coyuntura política en la que se abre la posibilidad de un cambio a través del voto. Sin embargo, las dudas sobre la efectividad del sufragio persisten en una parte de la oposición, lo que alimenta el fantasma de la abstención, un fenómeno que ha demostrado ser perjudicial para la reconstrucción de la institucionalidad democrática.

La historia reciente del país ofrece suficientes lecciones sobre las consecuencias de marginarse del proceso electoral. En 1998, la apatía y la desmovilización facilitaron la llegada al poder de Hugo Chávez con una amplia ventaja. En 2005, la oposición cometió un error estratégico al retirar sus candidaturas a la Asamblea Nacional, lo que permitió que el chavismo tomara el control total del Poder Legislativo y avanzara en la consolidación de un modelo autoritario. Años después, la abstención de un sector de la oposición en las elecciones regionales y municipales de 2017 permitió al gobierno lograr espacios donde son minoría, como por ejemplo, en el municipio Carrizal de nuestro estado Bolivariano de Miranda, donde a consecuencia de esta perdimos dicha alcaldía. Al año siguiente, este sector continuó fuera de la ruta electoral, reforzando así el dominio del oficialismo.

Es evidente que la abstención no ha sido una estrategia efectiva para enfrentar al gobierno. Al contrario, ha acelerado el proceso de deterioro institucional, en el cual el único favorecido ha sido la actual administración, mientras que el ciudadano de a pie sigue sufriendo las consecuencias de una crisis económica, política y social sin precedentes.

En este contexto, es fundamental comprender que en política no hay soluciones mágicas ni atajos. Derrotar democráticamente al oficialismo requiere un trabajo de base, organización y movilización electoral. Aunque las condiciones no sean las ideales y el terreno electoral sea asimétrico, la historia también ha demostrado que cuando nos unimos y participamos masivamente, hemos obtenido victorias importantes, como en el año 2007 (Reforma Constitucional) o en 2015, cuando logramos mayoría en la Asamblea Nacional.

No se trata de caer en el triunfalismo ingenuo ni de desconocer las dificultades del proceso electoral. Se trata de asumir con responsabilidad que la abstención no ha brindado resultados positivos y que la participación activa es la única vía realista para desafiar al poder establecido. La fantasía del todo o nada, promovida por sectores radicales de ambos bandos, solo contribuye a perpetuar la crisis y aleja la posibilidad de una transición pacífica y ordenada.

Hoy, vemos nuevamente a algunos voceros de ese sector radical de la oposición fomentar nuevamente la abstención, y aunque tenemos claro que la tarea es titánica, nos toca persuadir a quienes creen que votar no vale la pena, recuperar la confianza en el voto como herramienta de cambio y fortalecer la organización ciudadana. No votar no es una opción, porque la abstención sólo nos lleva a la irrelevancia política y a la consolidación del autoritarismo.

Recientemente, quince partidos políticos, entre los cuales se encuentra Unidad Visión Venezuela, hemos suscrito un acuerdo de participación a los comicios electorales que por ley deben efectuarse este año y que debe convocar el CNE, en el cual hemos exigido condiciones básicas y fundamentales en beneficio de la participación y ejercicio democrático, considerando el esfuerzo que ello implica.

La democracia no se defiende desde la resignación ni desde la inacción. Se defiende ejerciendo derechos, participando y construyendo mayorías. Venezuela necesita un cambio, pero ese cambio sólo será posible si los ciudadanos asumen el reto de transformar la indignación en acción concreta. La historia ya ha demostrado que la abstención sólo conduce a la derrota; es momento de aprender de los errores y asumir el compromiso con el futuro del país.

Omar A. Ávila H.

Diputado a la Asamblea Nacional