Leo en el Nuevo Herald, un artículo firmado por el periodista Antonio María Delgado. Pensé que había perdido mi capacidad de asombro, pero descubro que no, el espanto se presentó desde el mismo titular:
“Opositores venezolanos auspician evento para invertir en Cuba”. No dejo de leer, releer y preguntarme ¿cuál es el razonamiento de un grupo, que posee cedula de identidad venezolana, que dice luchar por la restauración del sistema de libertad y justicia en el país pero aparece promocionando eventos para invertir en la nación que destruyó al mío, que lo ocupó y se hizo de su soberanía?
El estupor se acrecienta cuando, continuando con la lectura, observo que quienes invitan a la actividad comercial en la isla caribeña, han formado y son parte de la llamada Mesa de la Unidad Democrática, MUD; uno, como su secretario y principal vocero hasta hace poco; y otro, quien fungió como jefe de campaña del ex candidato Capriles.
Una busca reconfirmar la especie y nada consigue en la prensa nacional, tampoco en las principales paginas WEB , solo la red social twitter se hace eco de esta información. Algunos blogs de restringida penetración allanan el asunto que debería tener repercusión nacional por el tema que contradice la lucha opositora y por los actores involucrados, pero Venezuela es tierra de ocultamientos, complicidades y traiciones. La verdad es que un sector de la oposición de ha convertido, o ha sido desde siempre, el cómplice necesario de un régimen que persigue y encarcela a todo aquel que disiente abiertamente de la dictadura castro comunista.
En la búsqueda aparece un tercero invitando al evento organizado por la revista The Economist “Cuba Summit”, a celebrarse el 3 de diciembre de 2015, a escasos 3 días de los comicios parlamentarios en Venezuela. El personaje es el presidente del Center for Democracy and Development in the Américas (CDDA) al cual pertenecen también los dos anteriores. Dicha organización –sin fines de lucro- es la representante de la MUD en Washington. Pues bien, esta estructura, pasó de la actividad política por la recuperación de la democracia en Venezuela, a una actividad comercial.
Surgen entonces, más preguntas. ¿La visión de la MUD hacia la democratización de Venezuela pasa por la apertura económica de Cuba? ¿Es esta la función de los opositores venezolanos? ¿Es ética y moralmente correcto?
No cabe duda que la participación de la CDDA como co-patrocinadora del evento, es una muestra más del nulo sentido de la oportunidad de estos señores y nos los presenta como lo que realmente son: comerciantes antes que analistas políticos, negociantes antes que activistas por la democracia.
Podrán alegar los señalados que quien convoca es una prestigiosa revista de economía y ciertamente así es, pero hay que unir las piezas. ¿No son estos, o al menos alguno de ellos, quien o quienes solicitaron, presuntamente, ante al Departamento de Estado norteamericano que no se sancionara a funcionarios del régimen de Maduro por violaciones a los Derechos Humanos ya que, podría alterar el proceso de diálogo que para el momento sostenían dirigentes de la MUD con funcionarios del régimen? Será que la dirigencia de la MUD sufre del llamado Síndrome de Estocolmo, trastorno que aparece en las personas que han sido secuestradas y que consiste en mostrarse comprensivo y benevolente con la conducta de los secuestradores e identificarse progresivamente con sus ideas.
Finalmente otras interrogantes: ¿se deslindará Capriles de quien fuera su jefe de campaña, el secretario de la plataforma que le dio sustento a la misma y del representante de la MUD en Estados Unidos? ¿Qué opinan los candidatos a ocupar una curul?
Estaré atenta a sus comentarios. Hasta el momento solo hay silencio. Como dice un dicho popular: “El que calla, otorga”.