Nelson Bocaranda: Runrunes del 8.5.2020

Nelson-Bocaranda

ALTO: LA COVID-19 SÍ ATACA EL CEREBRO

El médico venezolano Alberto Paniz-Mondolfi, especialista en Microbiología y Virología, es el integrante de un equipo de médicos en uno de los más respetados hospitales del mundo, el Mount Sinaí de Nueva York, y quienes descubrieron y comprobaron que la COVID-19 ataca al cerebro de los infectados.

Este profesional, Paniz-Mondolfi, y sus colegas demostraron cómo el coronavirus llega a atacar el cerebro de los contagiados. En entrevista que le hice para mi programa en Éxitos 99.9 y para Runrun.es, donde esto escribo, pude dialogar con este gran profesional y de cuya familia soy amigo desde la infancia y la vecindad en la Alta Florida de Caracas.

Alberto está especializado en Microbiología y Virología y es director asistente del laboratorio de microbiología de la “Icahn School of Medicine” del Hospital Mount Sinaí de Nueva York. El equipo pudo observar y demostrar la presencia del virus en el tejido cerebral y cómo este accede “a través de las células endoteliales de la barrera hematoencefálica”.

En el diálogo que sostuvimos nos dijo que es la primera vez que se puede comprobar el virus Sars-CoV-2 (originario de China) en el cerebro.

Para el médico este descubrimiento “fue una mezcla de espionaje médico y un hallazgo afortunado, muy valioso e inesperado”. Leyendo en la Internet sobre el Sars-CoV-2 (Coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Grave) se dice que sería el causante de la enfermedad por coronavirus de 2019 (COVID-19). Este virus al inicio fue llamado 2019-nCoV (del inglés 2019-novel coronavirus). Hago esta acotación pues nuestro entrevistado se refiere varias veces al SARS.Cov-2.

Días antes, Paniz-Mondolfi escribió en la revista médica Journal of Medical Virology un trabajo donde indicaba que este último virus podía causar complicaciones neurológicas. Con frecuencia se pueden ver sus artículos médicos en las revistas especializadas. Aquí el último precisamente sobre nuestro país en pandemia:

“INFORME MUNDIAL DEL IMPACTO DE COVID-19 EN VENEZUELA”

Leímos con interés el “Informe mundial sobre el impacto de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) en los migrantes venezolanos”:

“Estamos totalmente de acuerdo en que la pandemia de COVID-19 tendrá un impacto negativo en los venezolanos que se han refugiado en países vecinos. Se está desarrollando una situación desalentadora dentro de Venezuela, que merece atención internacional inmediata. Hace casi 2 años, después del colapso de los servicios de atención médica y los múltiples brotes simultáneos de enfermedades reemergentes, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. emitieron la recomendación actual de que los viajeros deben evitar todos los viajes no esenciales a Venezuela. La llegada del Coronavirus 2 del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV-2) es por lo tanto un desafío importante para los sistemas ya frágiles del país.

El colapso económico en Venezuela y la falta de inversión en atención médica ha disminuido drásticamente la cantidad de camas de hospital para atender a su población de casi 30 millones de personas.

El inventario de camas hospitalarias (23.762 camas) publicado por el Gobierno venezolano el 23 de marzo de 2020 sobreestima la disponibilidad porque la mayoría de los centros de salud públicos están funcionando actualmente bajo cierre técnico, debido a la insuficiencia de equipos esenciales, consumibles, inventarios de medicamentos y escasez de calificados profesionales de la salud.

Estimaciones de la Encuesta Nacional de Hospitales Venezolanos y la Red -no gubernamental- de Defensa de la Epidemiología de Venezuela colocan el número de camas de cuidados críticos aproximadamente en 720 en todo el país. Los hospitales en algunos países de altos ingresos no han tenido suficientes ventiladores para apoyar a sus pacientes críticos. En Venezuela, conocemos a trabajadores de la salud en todo el país que están altamente preocupados por las dificultades desproporcionadas en la prestación de asistencia de ventilación para pacientes con COVID-19.

Para el 26 de febrero de 2020, solo había 102 ventiladores en los 23 estados y el Distrito Capital; la mitad de estos se ubicaron en hospitales de la capital, Caracas, y la otra mitad se distribuyeron de manera desigual en el resto del país. Está claro que la demanda de camas y ventiladores en los hospitales de Venezuela superará rápidamente la capacidad de los pacientes con COVID-19.

Trágicamente, el declive de los sectores industrial y de la construcción y el agotamiento de los recursos afectarán la capacidad de Venezuela para emprender la construcción temporal o aumentar las capacidades hospitalarias. La pobre infraestructura energética, que ha causado apagones sostenidos en todo el país, y una escasez generalizada de combustible complicarán aun más la capacidad de Venezuela para enfrentar la pandemia de COVID-19.

Además, la ausencia de agua corriente para el 20 % del país y el suministro irregular para el 70 % afectarán severamente las medidas de higiene necesarias para la contención del SARS-CoV-2. El impacto de la crisis humanitaria en curso en la fuerza laboral de atención médica de Venezuela amplifica la incapacidad del país para hacer frente al COVID-19.

La Federación Médica Venezolana (FMV) ha declarado que al menos 30.000 profesionales médicos han abandonado el país en la última década, lo que contribuye a la escasez de especialistas. Además, el Gobierno venezolano continúa amenazando a los médicos y trabajadores de la salud con represalias si hablan públicamente sobre los casos de COVID-19.

El primer caso de COVID-19 en Venezuela fue reportado el 13 de marzo de 2020. Hasta el 28 de abril de 2020, ha habido 329 casos confirmados, informados a través de fuentes gubernamentales; sin embargo, este número podría subestimarse debido a las pruebas insuficientes y también a reportes insuficientes.

La situación empeorará si el gobierno venezolano continúa suprimiendo los datos epidemiológicos pertinentes, prohibiendo las iniciativas de control de enfermedades y obstaculizando el apoyo humanitario internacional. A medida que la capacidad de atención de salud se reduce, el país continuará enfrentando una crisis epidemiológica en la que la mayoría de los venezolanos soportarán un escenario invencible de epidemias concurrentes”. Fin del informe.

LÁGRIMAS DE CONTAGIO

Otro hallazgo importante es el de los investigadores del Imi Spallanzani de Roma, Italia. Pues aislaron el coronavirus en las lágrimas de una paciente, comprobando así que el virus está presente y es potencialmente infeccioso en las secreciones oculares de los infectados.

La publicación se hizo en la revista Annals of Internal Medicine. Allí se explica cómo utilizaron un hisopo ocular en un paciente que había dado positivo y que también tenía conjuntivitis general luego de pasar 3 días en el hospital. “El virus fue detectado en hisopos oculares días después de que fuera indetectable en los hisopos nasales”.

Del mismo modo los investigadores confirmaron a través de pruebas de laboratorio que la muestra del virus obtenida de los ojos de la paciente estaba replicando, por lo que representaba un foco de infección. Luego de realizar los estudios y hacer oficial el descubrimiento se le comunicó a la Organización Mundial de la Salud.

Los científicos explican en el artículo que “los fluidos oculares de los pacientes contagiados por coronavirus pueden contener virus infecciosos” por lo que pueden ser una fuente potencial de infección. Esto invita a los oftalmólogos a utilizar el equipo de protección adecuado cuando realicen los exámenes.

También refuerzan la importancia de las medidas de control: evitar tocarse la nariz, la boca y los ojos y lavarse las manos con frecuencia, ya que la mucosa de los ojos -además de ser una entrada del virus- puede ser fuente de contagio. “Se necesitarán más estudios para verificar cuánto tiempo continúa activo el virus y si es potencialmente infeccioso en las lágrimas”. Además, solo el aislamiento del patógeno en un cultivo celular puede demostrar su capacidad infecciosa, dijeron los expertos.

MEDIO: PA´ LANTE Y PA´ TRAS

Quizás es una de las características más relevantes del presidente estadounidense Donald Trump, quien trata por todos los medios de sobreponerse a la crisis de la COVID-19 teniendo en la mira su reelección presidencial en los comicios del próximo noviembre. Esta fecha aún pendiente hasta que se disminuya, controle o se descubra la vacuna para el virus de esta pandemia.

Por estos días las encuestas no lo han favorecido al analizar su comportamiento frente a la COVID-19. Desde presentarla como solamente una gripe más, al comienzo de los casos, hasta ordenar una tardía cuarentena. Ambos factores inciden en los estudios de opinión. Sus peleas o discrepancias con el equipo gubernamental de salud o el grupo de acción más cercano en torno al virus, han contrastado. La última fue la destitución de Rick Bright, un funcionario del área gubernamental de vacunas, quien era el director de la Autoridad de Investigación y Desarrollo Avanzado Biomédico.

El funcionario alegó que fue degradado porque planteó preocupaciones de salud por un medicamento promovido repetidamente por el presidente Trump y otros funcionarios de la administración como una posible cura para el coronavirus.

Era la hidroxicloroquina y, según Bright, el presidente quería que atendiera a un amigo suyo de un laboratorio que la producía. El afectado señala que lo sacaron por darle prioridad a la salud y a la ciencia.

Otro escritor, Mark Thiessen, señalaba en The Washington Post: “Sin embargo, esta semana, Estados Unidos alcanzó un hito sombrío cuando el número de muertes por la pandemia de coronavirus superó los 75.000. Ahora que una pandemia mucho peor, por varias veces, que los atentados del 11 de septiembre ha sucedido en la nación, debemos preguntarnos: ¿por qué siempre tiene que aparecer una tragedia para despertarnos al peligro?

Antes del 11 de septiembre, teníamos muchas señales de advertencia de que nuestra patria estaba en peligro. Los terroristas habían lanzado una serie de ataques cada vez más intensos: el ataque de 1993 contra el World Trade Center; el ataque de 1996 contra las torres Khobar en Arabia Saudita; los bombardeos de 1998 a las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania y el ataque del 2000 contra el navío USS.Cole en Yemen. A pesar de las advertencias, no tomamos el peligro que se avecinaba lo suficientemente en serio, y fuimos sorprendidos sin preparación el 11 de septiembre.

Lo mismo es cierto con la COVID-19: el brote de SARS de 2002; el resurgimiento de la gripe aviar H5N1 en 2003; el brote de gripe porcina H1N1 2009; el brote del 2012 MERS; el brote del Ébola de 2014. A pesar de las advertencias, no tomamos el peligro lo suficientemente en serio, y fuimos atrapados sin preparación para este COVID-19. Al menos el 11 de septiembre teníamos excusas para sorprendernos. Pocos podrían haber pensado que los terroristas armados con cortadores de cajas de cartón convirtieran los aviones en misiles y los usaran para atacarnos aquí en casa. El hecho de no anticipar el 11 de septiembre fue, como Pearl Harbor, un fracaso de la imaginación. Pero no se requería imaginación para prever la pandemia de coronavirus de hoy.

En noviembre de 2005, después de los brotes de SARS y gripe aviar, trabajé en un discurso que pronunció el presidente George W. Bush que describía nuestra estrategia nacional de pandemia. Advirtió: ‘Los científicos y los médicos no pueden decirnos dónde o cuándo ocurrirá la próxima pandemia, o qué tan grave será, pero la mayoría está de acuerdo: en algún momento, es probable que enfrentemos otra pandemia. Nuestro país ha recibido una advertencia justa de este peligro para nuestra patria y tiempo para prepararse’.

Sin embargo, aquí estamos, casi 15 años después, atrapados sin preparación por la pandemia que todos sabíamos que se avecinaba. Entonces, ¿cómo fallamos tanto? Muchos culpan a la lenta respuesta inicial de la administración Trump, pero al igual que con el 11 de septiembre, las fallas se extienden mucho más allá.

En 2003, se creó la Reserva Estratégica Nacional para tener suministros listos de respiradores, máscaras, equipos de protección, ventiladores y camas de hospital. Pero las existencias nacionales se agotaron en 2009 durante el brote de H1N1 y nunca se reabastecieron por completo. ‘No recibimos fondos para reemplazar esas máscaras y los equipos de protección que utilizamos para la gripe H1N1’, dijo el exdirector de Arsenales Greg Burel a CBS News, dejando hoy a todos los hospitales en apuros.

La historia detrás de la escasez de ventiladores de hoy es aun más irritante. El New York Times informa que, en 2008, la administración Bush lanzó un proyecto para almacenar ventiladores para una pandemia, y en 2009 la administración Obama contrató a una compañía de California para proporcionar 40.000 de ellos. Pero en 2014, la compañía se retiró del contrato sin entregar un solo ventilador. Entonces el gobierno comenzó de nuevo con un nuevo contratista.

La Administración de Drogas y Alimentos tardó otros cinco años en firmar un nuevo diseño de ventilador, y el gobierno no hizo un pedido de 10.000 ventiladores hasta diciembre de 2019, el mes en que comenzó el brote de COVID-19. Perdimos más de una década debido a la incompetencia del Gobierno y su burocracia.

Las preguntas necesitan respuesta: ¿Por qué fallaron nuestros sistemas de alerta temprana, permitiendo que el virus ingresara a nuestro país y se propagara más rápido que nuestra capacidad de contenerlo? ¿Por qué la FDA no tenía un sistema para desarrollar y desplegar rápidamente los elementos (kits) para pruebas inmediatas, lo que nos costó seis semanas críticas durante las cuales el virus pudo haber sido contenido? ¿Por qué no reponemos ya nuestra reserva nacional de esos elementos? ¿Y por qué permitimos la externalización de cadenas de suministros médicos críticos, dejándonos sin la capacidad doméstica de producir rápidamente equipos de protección personal, hisopos de prueba y ventiladores? Una recomendación que hacen varios analistas de la crisis. Cuando la pandemia finalmente pase, sin duda habrá una comisión para examinar estas y otras preguntas.

Repararemos tardíamente los agujeros en nuestro sistema, tal como lo hicimos después del 11 de septiembre. Pero en este momento, el número de muertos continúa aumentando. Como explicó Bush en 2005: ‘Una pandemia es muy parecida a un incendio forestal: si se detecta temprano, podría extinguirse con daños limitados; si se le permite arder sin ser detectado, puede convertirse en un infierno que se extiende rápidamente más allá de nuestra capacidad de controlarlo’. Debido a una década de fracasos, ahora estamos en medio de ese infierno, esperando que el fuego se apague solo. Y no hay excusa para ello”.

En esta columna citamos hace unas semanas el discurso de G. W. Bush y las razones burocráticas que hicieron que tras el 11S se dedicaran fondos y esfuerzos a la lucha contra el terrorismo islámico y se olvidara la debilidad presente en materia de asistencia de urgencias médicas nacionales.

BAJO: MÁS DE LA COVID-19

Extraigo estos apuntes de varias publicaciones que recibo para estar al día. Comienzo con los laboratorios Pfizer, que están probando varias versiones de una vacuna experimental de coronavirus en jóvenes sanos desde esta semana.

Es el primer paso para establecer la seguridad, la dosis y el candidato más prometedor para participar en ensayos más grandes que evaluarán la efectividad. Pfizer se ha fijado la ambiciosa meta de tener una vacuna lista para usar en grupos de alto riesgo, como los ancianos y los inmunocomprometidos.

Como todo en EE. UU. ante la libertad que disfrutan para discrepar del Gobierno, los líderes del movimiento antivacunación han aprovechado la ansiedad creada por el coronavirus. Los manifestantes “anti-vax” han sido una presencia visible en las manifestaciones para poner fin a las órdenes de quedarse en casa.

Al incorporar la retórica -perfeccionada durante años- para sembrar el miedo ante las vacunas infantiles, sostienen que las cuarentenas obligatorias son una nueva evidencia del deseo del Gobierno de controlar las opciones individuales de atención médica.

El movimiento antivacunas, según las encuestas, está avivando el miedo sobre el virus y cualquier vacuna potencial…

El vicepresidente Pence dijo ayer que el grupo de trabajo sobre coronavirus de la Casa Blanca podría disolverse dentro de un mes debido “al tremendo progreso que hemos logrado como país”. Al mismo tiempo, una queja presentada ante la Cámara de Representantes, el mes pasado, sugiere que “el equipo de respuesta separada del coronavirus encabezado por el yerno del presidente Trump, Jared Kushner, se ha visto obstaculizado porque depende de voluntarios que no están calificados ni adecuados para el trabajo”…

Mientras en México siguen aumentando los contagios, el presidente López Obrador insiste en que “se está aplanado la curva de enfermos”. Este es otro mandatario que, haciéndole honor a su paisano Cantinflas, un día dice una cosa, al otro la niega o se hace el “yo no fui”. Su invitación a salir a comer en la calle o su recomendación de “una medallita de la Guadalupe” para no infectarse aún resuenan en los oídos de sus compatriotas…

Trump ha estado animando a los gobernadores que están reabriendo rápidamente sus economías a pesar de no cumplir con los puntos de referencia de seguridad que su propia administración ha establecido. Muchos estados han levantado las restricciones, incluso a medida que aumenta el número de casos confirmados y las pruebas se quedan atrás…

El lunes por la noche, en CNN, el miembro de la Fuerza de Tarea de Coronavirus de la Casa Blanca, Anthony S. Fauci, expresó el dilema en términos claros: “¿Cuántas muertes y cuánto sufrimiento estás dispuesto a aceptar para volver a lo que quieres que sea una forma de normalidad más temprano que tarde?” preguntó el principal experto en enfermedades infecciosas del país. Siento que tengo la obligación moral de dar el tipo de información que estoy dando”. (Sobre ese tema, la opinión de cinco gobernadores republicanos: nuestros estados se mantuvieron abiertos. Por eso nuestro enfoque funcionó)…

Una nueva encuesta de Washington Post-University of Maryland muestra que los estadounidenses se oponen claramente a la reapertura de restaurantes, tiendas minoristas y otras empresas. Continúan dando a Trump una calificación negativa por su respuesta al brote, pero apoyan ampliamente a gobernadores y a expertos en salud…

El presidente Trump dijo que la labor del grupo de trabajo sobre coronavirus de la Casa Blanca continuaría “indefinidamente”, un día después de que el vicepresidente Pence, que encabeza el panel, dijo que probablemente terminaría su trabajo a finales de mes. “Pensé que podríamos reducirlo antes, pero no tenía idea de cuán popular es el grupo de trabajo hasta que [el martes] comencé a hablar sobre la liquidación”, dijo Trump a los periodistas el miércoles en la Casa Blanca.

También este miércoles 6 de abril, el secretario de Estado Mike Pompeo persistió en sus críticas a China por ocultar detalles y signos tempranos del brote de coronavirus: “China podría haber evitado al mundo un descenso al malestar económico global”, dijo. “Tenían una opción, pero en su lugar, China ocultó el brote en Wuhan”. Al mismo tiempo que trató de tranquilizar a los estadounidenses de que es seguro reabrir.

El propio Trump aumentó su predicción para el número de muertos por coronavirus a 100.000. Durante semanas, Trump dijo que las muertes alcanzarían un máximo de 65.000, hasta una reciente entrevista con Fox News el domingo. Un borrador del informe del Gobierno proyecta que los casos aumentarán a aproximadamente a 200.000 diarios para el 1 de junio, con 3.000 muertes por día. Hasta esa tarde del domingo, alrededor de 74.000 personas en los EE. UU. habían muerto de COVID-19…

Durante la entrevista con Fox News el domingo, Trump se sentó en el Lincoln Memorial al lado de la estatua del prócer asesinado durante su presidencia y se presentó como la verdadera víctima de la pandemia. “Siempre dijeron: ‘Lincoln, nadie recibió un trato peor que Lincoln’”, dijo Trump a los televidentes. “Creo que a mí me tratan peor”…

La gigante empresa de cruceros Carnival Cruise Line anuncia planes para comenzar a navegar días después de que la orden de no navegar se levante. No dijo qué cambios implementaría para mantener seguros a los vacacionistas o evitar una mayor propagación mundial…

En Australia y Nueva Zelanda, el coronavirus está en gran medida bajo control. Ahora los países están discutiendo una “burbuja de viaje” para mantenerla así…

Otra y muy grave es la alerta de médicos, psicólogos y psiquiatras: “La ansiedad pandémica nos está haciendo insomnes, olvidadizos y enojados”…

La República Dominicana tiene casi 6.000 casos de coronavirus. Al otro lado de la frontera, Haití tiene menos de 100. Los expertos están tratando de determinar por qué el virus parece atacar algunos lugares y no otros… A prepararnos pues.

¿POR SORPRESA?

Una de las preguntas que más se repite en todo el mundo es esta: ¿Cómo es que los Estados Unidos estaban tan poco preparados para esto? Una razón fue, según una nueva investigación del Washington Post, que antes del brote, el jefe de Arsenales del gobierno de Trump se enfocó en la biodefensa en lugar de prepararse para una pandemia natural como el coronavirus. Mientras reducía un proceso interinstitucional de larga data para gastar miles de millones de dólares en compras de existencias, Robert Kadlec hizo un trato para comprar hasta $ 2.8 mil millones de la vacuna contra la viruela de una compañía con la que tenía conexiones

La industria del cuidado de la salud está sufriendo un colapso financiero histórico. Como la mayoría de las cirugías electivas se pospusieron, las oficinas de los dentistas se cerraron y los médicos dejaron de ver pacientes, más de 200 hospitales dejaron de trabajar. El resultado fue que el gasto en atención médica disminuyó a una tasa anualizada del 18 por ciento en los primeros tres meses del año. Así es como esto perjudica a la economía estadounidense y amenaza su recuperación.

Las agencias federales y los expertos advierten que se aproxima una ola histórica de problemas de salud mental: depresión, abuso de sustancias, trastorno de estrés postraumático y suicidio. Pero de los billones de dólares que el Congreso aprobó en fondos de emergencia, solo una pequeña porción se destina a la salud mental.

Millones de “baby boomers” están atrapados en el sistema de jubilación del país, roto hace años. Hasta la mitad de ellos se enfrentan a una nueva realidad: la jubilación es un descenso a los tiempos difíciles, porque los sistemas establecidos -cuando esta generación recién estaba entrando en sus años pico de ingresos- han fallado.

La FDA, que permitió más de 100 pruebas comerciales de anticuerpos contra el coronavirus en el mercado sin revisión, ahora está tratando de hacer valer la supervisión. Las pruebas de anticuerpos o serología están diseñadas para identificar a las personas contagiadas de COVID-19, lo supieran o no, y hayan desarrollado algún tipo de inmunidad. Las autoridades dijeron que “actores sin escrúpulos” han estado “comercializando kits de prueba fraudulentos y utilizando la pandemia como una oportunidad para aprovechar la ansiedad de los estadounidenses”.