Esta semana el dólar paralelo sobrepasó los 600 bolívares que el chavismo nos juró que eran fuertes. Más de medio millón de aquellos a los que Chávez les quitó 3 ceros, aplicándonos, de un solo golpe, una devaluación del 1.000%. Con 100 bolívares de hoy adquirimos, con suerte, la centésima parte de lo que antes comprábamos con 100.000 de los viejos. Ya quedan pocos rojitos inocentes que digan que no les importa que un dólar costase este jueves 616.000 bolívares porque ellos no usan dólares, y que nuestra moneda se devalúe 10% cada día. Y son pocos porque con los “exprópiese”; la regaladera a Cuba, Nicaragua, Argentina, Bolivia y hasta Guyana y el Caricom; la compradera de armas; la ineptitud y corrupción, el régimen despilfarró los enormes ingresos petroleros, se endeudó hasta límites impagables y está vendiendo a precio de remate los escasos activos que le quedan al país. El desesperado Maduro acaba de perdonar a Uruguay 138 millones de dólares de deuda con Pdvsa (debía 400 millones y pagará en alimentos solo 262 millones), como remató la deuda de República Dominicana. Desde hace 3 meses está inactivo el cupo electrónico del Cencoex, el mismo tiempo que el BCV no asigna divisas a las casas de cambio. Las reservas internacionales han caído más de 6 millardos de dólares este año. El dólar se dispara no porque el “imperio” y los “especuladores de Fedecámaras” le hayan declarado la guerra económica a Maduro, sino porque su régimen tiene encendida día y noche la máquina de hacer billetes del BCV, emitiendo miles de millardos de bolívares sin respaldo, con los que echa gasolina al fuego de la inflación. Los enfermos mueren de mengua en los hospitales, sin insumos y con equipos dañados porque no hay repuestos, y la Federación Farmacéutica denuncia que el gobierno está distribuyendo fármacos sin registro sanitario. Expertos nos aseguran que tampoco existen los insumos para potabilizar el agua que bebemos. Seis años como canciller sin nombrar ni una sola vez la palabra “Esequibo” y ahora, ante la proximidad de las parlamentarias, Nicolás simula un patriotismo que nadie cree.
Maduro ha liquidado las reservas y aumentado tanto el déficit fiscal, que voceros internacionales pronostican que vamos al default, “a no ser que China decida rescatarla”, cosa improbable porque la economía china no está en su mejor momento. Una mirada sobre la destruida Venezuela nos muestra que solo capta 0,2% de la inversión extranjera en Suramérica. El economista Steve Hanke aseguró a El Nuevo Herald que la inflación en el país estaría en 615% y que por eso el BCV oculta las cifras desde enero. Heinz Dieterich, asesor de Chávez largo tiempo, escribe que el control de cambio, que debió ser temporal, “se convirtió en toxina que destruyó todo el tejido productivo y distributivo del país. La troika, en lugar de gobernar, mira paralizada –como el conejo ante la serpiente– el caos que ha producido. La dimensión del desastre –sigue Dieterich– se mide en resultados desgarradores: caída de 7,5% de la economía, la inflación más alta del mundo, la pobreza subió de 33,5% en 2009 a 38,2% en 2013 y César Gallo calcula que a fines de 2015 estará en 55%. La troika –concluye Dieterich– ha perdido el apoyo de las masas, que la hace, correctamente, responsable del desastre”.
Aumentan las críticas internacionales por la violación de los derechos humanos en Venezuela y su solidaridad con los presos políticos, de quienes piden a Maduro su inmediata liberación. Esta semana, la solicitud de liberar a López, Ceballos, Ledezma y demás presos políticos, vino de la Internacional Socialista. Del 16 al 19 de este mes vendrá al país una misión de la UE integrada por eurodiputados del Psoe, PP, Izquierda Unida e independientes, para pedir respeto a los derechos humanos y elecciones libres. La creencia de que la paz y la democracia en Venezuela depende de elecciones limpias el 6-D es generalizada. El presidente peruano, Ollanta Humala, expresó en España que el “futuro de Venezuela se definirá con las elecciones del 6-D”. De lo que nadie está convencido es que sean libres y limpias con las prácticas actuales de un CNE fraudulento, negado a que haya observadores internacionales neutrales y calificados. El mismo que aprobó las tramposas proyecciones de población del INE y qe nos mostró en las fracasadas internas del PSUV el reflejo de lo que serán las del 6-D, prorrogando el proceso hasta las 10:00 pm, hora en la que actúan delictivamente los grupos armados rojos contra electores y testigos de mesa opositores.
Por eso Luis Almagro, secretario general de la OEA, está insistiendo en venir este mes a Venezuela para solicitar al gobierno que haya la observación calificada de la OEA en elecciones. El ex jefe de la Misión de Observación Internacional de la OEA en Venezuela de 2000 a 2005, Rubén M. Perina, formula una serie de recomendaciones a Almagro, tales como no aceptar una invitación de último momento ni un “acompañamiento”, al estilo del muy parcial Unasur. Debe insistir en el envío de una misión cabal y rigurosa, por lo menos dos meses antes de los comicios, que debería tener total independencia, imparcialidad y profesionalismo. No debería ser un mero acompañamiento y sin voz pública; ello desvirtuaría la naturaleza de la misión y la tornaría irrelevante. Perina sugiere también a Almagro, «solicitar, como precondición para aceptar la invitación, la liberación de todos los presos políticos y el fin del acoso a los pocos medios independientes que todavía sobreviven la presión chavista. Con presos políticos y prensa amordazada no hay elecciones libres ni justas”.
La MUD debe emprender una campaña interna y externa que le haga entender a Maduro que con las actuales condiciones electorales, Venezuela y el mundo sabrán que estos comicios serían los más fraudulentos, justo cuando todas las encuestas indican que su régimen perderá por paliza y los venezolanos iremos a votar masivamente para despedir con nuestros votos al peor gobierno de la historia.