Manuel Malaver (@MMalaverM): Si cae Dilma, el próximo es Maduro

Como se da por seguro que Dilma Rousseff no será presidenta de Brasil la próxima semana, me atrevo a pronosticar que Maduro no será presidente de Venezuela el próximo año.

Y si doy un plazo tan largo entre un acontecimiento y otro, no es porque piense que la presidenta trabalhista esté más desgastada que el castrochavista, sino porque la Constitución brasileña establece plazos más cortos para la celebración del impeachment, que la venezolana para la convocatoria al Referendo Revocatorio.
De todas maneras -y cualesquiera sean las maniobras que haga para atrasar o impedir el Revocatorio-, la caída de Maduro está más justificada que la de Rousseff, pues se trata de un dictador que, no solo le ha entrado a saco a las riquezas venezolanas, sino que se jacta a menudo de violar los derechos humanos “porque es guapo y apoyado por la Fuerza Armada Nacional”.
Es decir, en ningún sentido invoca la Constitución, las Leyes, ni el apoyo popular para legitimar su permanencia en el poder, sino la pura eficacia de las armas y la violencia que grita está dispuesto a emplear si la sociedad civil acude -como lo está haciendo-, a una disposición contemplada en la Carta Magna para eyectarlo de Miraflores.
No es el caso, por supuesto, de la señora Rousseff, quien solo comparte con Maduro el pecado de ser populista y, por tal, haber incurrido en actos de corrupción, pero sin que se la pueda acusar de prostituir las instituciones democráticas brasileñas y, mucho menos, boicotear el deber que les asiste de examinar, enjuiciar y sancionar los actos contrarios a la ley del Poder Ejecutivo.
En otras palabras, que dos situaciones apenas parecidas, pero que se dirigen a un mismo resultado, pero porque la instituciones (en el caso de Brasil), y el pueblo (en el de Venezuela), decidieron interrumpir el mandato de dos jefes de Estado corruptos.
Pero también indicativo del cambio en una tendencia histórica que prevaleció hasta hace poco: la ola de populismo que empezó con Chávez en Venezuela se aplaca, y el relevo es para un regreso de la democracia que, debe aprender que no autorreformarse y atender los clamores del pueblo, puede pagarse con estallidos populistas que, a veces, pueden arrasarlo todo.

Hasta la propia democracia. @MMalaverM

Manuel Malaver

Por noticiasaldiayalahora.co