Luis Vicente León: ¿Qué es lo más relevante de la marcha?

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A juzgar por el debate que he oído recientemente sobre la Toma de Caracas, el interés parece centrarse en el tamaño de la manifestación. Que si había un millón de personas o medio millón o treinta mil, y el mensaje implícito es entender si la oposición es más grande que el chavismo, medido a través de la dimensión de las marchas opositora y oficial.

Arranco por decir que esa interpretación no es, en mi opinión, la relevante. La dimensión de las marchas de oposición tienen poco que ver con el respaldo popular de esas fuerzas políticas. Si recuerdan las gigantes y entusiastas manifestaciones opositoras contra el presidente Chávez, inmediatamente antes del Referéndum Revocatorio al que fue sometido y que ganó por más de quince puntos porcentuales, entenderán que las marchas no miden la dimensión del grupo, sino su motivación. Mide la disposición del grupo a estar en la calle defendiendo sus puntos y sus derechos, y esa motivación puede ser más grande en los grupos minoritarios o en los mayoritarios, una cosa no tiene que ver con la otra. El problema de aquel momento es que al confundir motivación con dimensión, la población opositora se construyó una expectativa equivocada de triunfo electoral, pensando que debía ganar porque tenía más gente en la calle. La realidad era que la oposición lo que tenía era más gente dispuesta a marchar que lo que tenía el chavismo, pero el chavismo en aquel momento era más grande en total, que se mostraba en el momento de la votación.

Pero, ¿mi comentario trata de minimizar el éxito de esta nueva manifestación masiva de la oposición, que por cierto rompe un período largo de apatía? Sin duda eso pensarán, como es usual, los linealpensantes. La realidad es todo lo contrario. El tamaño de la oposición frente al gobierno no se mide con marchas, sino con encuestas y votaciones y en ambos casos esta claro que la oposición es contundentemente mayoritaria, lo que no era en el pasado contra Chávez. La evaluación de gestión del presidente Maduro ronda apenas el 20% y la población que quiere cambio se acerca al 80%.  No hay ni la menor duda de que el chavismo es minoría. Es claro que la oposición ganaría un referéndum, una presidencial, las regionales y cuidado si no una elección de junta de condominio en Miraflores. Esto es tan evidente que el gobierno intenta por todos los medios evitar cualquiera de esos eventos, usando para eso su control institucional. Esto no lo descubrimos con la marcha. Eso lo sabíamos, con total seguridad, sin que nadie pusiera sus piecitos en la calle. Pero lo sabíamos el año pasado también y casi nadie salía a marchar, no importaba que líder ni partido opositor lo convocara o a quién había que defender. Entonces, ¿qué hay de nuevo viejo? No la mayoría opositora, que si bien existe, ya la conocíamos. Lo distinto, lo nuevo, lo relevante es que la gente está dispuesta a participar, a marchar, a defender sus derechos de nuevo, pero ahora siendo mayoría y con la seguridad de que llegar a cualquier elección significará ganar.

Es verdad que la marcha no resuelve, por ahora, el problema central. El gobierno continúa controlando las instituciones y no importa el tamaño de las marchas, no cederá institucionalmente la demanda por el referendo porque es equivalente a ceder el gobierno. Pero en una batalla que hace rato no es institucional sino política, la oposición reconectó sus masas. Les dio una esperanza de lucha política. Les recordó que si se puede y la puso pendiente de su hoja de ruta. Esto es un cambio cuántico  y no sé si al final convertirá esta energía potencial en cinética, pero queda claro que avanzó en el campo más que en ningún otro chutazo pasado. Amanecerá y veremos.

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