A pesar de la Guerra sucia que se ha desatado en todas las direcciones, el actual proceso político venezolano, se va encaminando por el sendero electoral y en ello ha contribuido de manera importante la convocatoria a las primarias, en especial, la honorabilidad de los miembros de la Comisión Electoral que han sabido transmitir seriedad, imparcialidad y compromiso en la conducción de un proceso electoral opositor sin mañas como nos han tenido acostumbrado los partidos y por tanto, se han ganado el respeto y la confianza del país. El éxito de este proceso electoral depende también, de que éstas sean lo más abiertas posible y donde participen el mayor número de aspirantes que expresen el sentir de los distintos sectores de la sociedad venezolana maltrecha y desesperanzada. Lo importante es que el compromiso adquirido por estos precandidatos sea el apoyo sin condiciones al candidato que gane y éste tenga la grandeza de interpretar la realidad política que vivimos y posea la inteligencia de incorporar detrás de sí no solo a los que aspiraron sino a todos los sectores y venezolanos de bien que desean un cambio; de esta forma, el candidato que emerja tendrá la responsabilidad de ser el motor de la unidad y del cambio político.
Algunos sectores insisten en la necesidad del dialogo en México porque ven allí la presión de los estadounidenses y la perentoria necesidad de negociar condiciones electorales y levantar la judicialización de las inhabilitaciones de precandidatos y dentro de ellos, la de un posible ganador de las primarias. En este contexto se inscribe la propuesta de Petro de la Conferencia Internacional para animar las conversaciones entre el gobierno y la oposición, que no necesariamente sea en México, pero que sin embargo requerirá la continuación de éste, el cual debería corresponderle lógicamente al Candidato que surja de las primarias, con la legitimación de los miles o millones de votos que lo elegirán y que no tienen los actuales negociadores de México y mucho menos “la Mesita” cupular. Sin lugar a dudas, este camino estará acompañado no solo por los norteamericanos, la comunidad internacional sino la geopolítica en la que estamos insertos y en donde las izquierdas democráticas tienen y tendrán un papel importante si asumen lo que hasta ahora han expresado, en cuanto a que aspiran que también en Venezuela se dé el juego democrático, elecciones libres, sin inhabilitados y que el pueblo escoja libremente el tipo de democracia que desee.
El escenario político a partir de octubre estará determinado por el candidato electo en las primarias opositoras y el gobierno/Psuv. Al chiripero político que revolotea por la periferia política no les quedará otra alternativa que incorporarse al sector opositor, aquellos quienes logren asumir la decisión política con la cabeza y no como a muchos con las entrañas o terminar sincerándose e incorporándose con sus pares del Polo Patriótico. Una cosa es segura, que será la muerte política para todos aquellos “partidos y líderes” que intenten inventar una candidatura al estilo del que se fantaseo en Barinas cuyos resultados e intenciones fueron evidentes, como evidente será el rechazo que tendrá quien intente dividir la candidatura opositora, el cual podrá ganara riquezas personales, pero será despreciado por el país por brindarle en bandeja de plata la reelección al gobierno.
En las venideras elecciones presidenciales del 2024 difícilmente abra opciones intermedias porque estas tendrían la intensión de debilitar al candidato con opción de cualquiera de los
bandos(gobierno/oposición), por lo tanto: o se estará con el statu quo del gobierno o con el cambio político y democrático de la oposición. “To be or not To be”.