Es insólito que, a estas alturas, la oposición se está enfrascando en una discusión bizantina, si el candidato opositor ganador es inhabilitado ¿qué hacer con él? Algunos señalan que hay que remplazarlo, otros, que puede ocurrir lo de Barinas; de ser así, tampoco está excluido que pueda ocurrir lo de Nicaragua y entonces metan preso a cada candidato que escoja de remplazo la oposición para enfrentar al candidato del gobierno, sin duda alguna, es un mecanismo del gobierno y un esfuerzo para escoger el candidato que ellos quieren de la oposición. No obstante, Venezuela no es Nicaragua y los intereses regionales y de la Comunidad Internacional no son los mismo, pero, además, los gobiernos de izquierda democrática han expresado su desacuerdo con la deriva autoritaria en la región y la Comunidad Internacional tiene especial interés de que los venezolanos escojan soberanamente en elecciones libres, justas y democráticas el gobierno que deseen.
Plantear que el candidato opositor electo en primarias, si es un inhabilitado hay que remplazarlo, sería un engaño más y más frustración para el sector opositor, además, sería una verdadera autopista para la abstención que es a lo que juega el gobierno, aparte de la pretensión de escoger al candidato. La discusión tiene que ser otra, ¿cómo el candidato que gane construye una estrategia, no solo para incorporar a todos los participantes de las primarias a su campaña sino a los distintos sectores de la sociedad venezolana para que lo acompañes a enfrentar política y democráticamente al gobierno, que ve fallida su posibilidad de reelección. Por demás está decir, que el país entero clama por un cambio.
Esas declaraciones displicentes de que al gobierno le importa un pito que la Comunidad Internacional reconozcan las elecciones, es charlatanería para sus huestes desinformadas y para desprevenidos opositores, de lo contrario no estarían negociando con los americanos a como dé lugar las licencias petroleras y entregando el control de proveedores, producción y destino del crudo Venezolano por la flexibilización de las sanciones, porque saben lo que representan éstas en el caos económico al que han conducido al país y necesitan urgentemente mejorar las condiciones económicas y mitigar las penurias de los venezolanos antes de que se inicie la campaña electoral presidencial.
Le corresponde entonces a ese candidato opositor y vocero legitimado por el voto y el respaldo del país, negociar con el gobierno y la comunidad internacional, si fuese un inhabilitado su inhabilitación, así como, las condiciones mínimas electorales libres, competitivas y democráticas, con observación internacional. Así pues, el candidato que gane las primarias tendrá la responsabilidad de construir la tan ansiada unidad y una estrategia política que conduzca a la oposición al triunfo electoral y a la edificación de un nuevo sistema político democrático en donde todos nos reconozcamos.