Es una realidad, que las negociaciones entre Venezuela y los americanos continúan y continuaran hasta que haya una solución política, que posiblemente pudiera ser con las elecciones presidenciales del 2024, si hay voluntad política. Muchos piensas que el juego esta trancado con las posiciones aparentemente intransigentes de lado y lado. Maduro exigiendo primero la suspensión de todas las sanciones y los americanos exigiendo previamente condiciones justas y equitativas para unas elecciones medianamente libres, para que el país escoja el gobierno que anhela.
Esto es normal en negociaciones políticas con el grado de antagonismos que tenemos, pero la realidad es solo una, al gobierno venezolano le interesa de manera vital, al menos, la flexibilización de las sanciones para poder acceder a préstamos multilaterales y tener capacidad de reestructurar la deuda de cerca de sesenta mil millones de dólares solo con acreedores privados en los mercados financieros, pero sobre todo, atraer inversión extranjera directa para mejorar sus condiciones políticas electorales; y a los americanos, abrir de vuelta el camino a una verdadera democracia con alternancia del poder, si es posible, que es lo que desea también la Comunidad Internacional y el elector venezolano, que se siente constreñido con una revolución bolivariana fracasada y aplastando las libertades fundamentales.
No cabe la menor duda, que las negociaciones en México están estancadas por la realidad política nacional y por el escenario internacional que terminó por abrir el diálogo directo entre el gobierno venezolano y el estadounidense, los cuales han tenido ciertos e insuficientes resultados, sobre todo en el escenario venezolano que se encamina a un proceso electoral presidencial y donde los americanos y la Comunidad Internacional quieren ver unas elecciones medianamente libres y competitivas, el cual, tampoco garantiza el triunfo de una oposición agarrada por la greñas, sin sentido histórico, ni de la crisis humanitaria por la que padecemos.
La realidad política, es que de las primarias saldrá un líder opositor legitimado por el voto para enfrentar no solo a Maduro sino también para unificar a la oposición, negociar condiciones electorales y acuerdos políticos post-electorales que permitan dar gobernabilidad al nuevo gobierno sea opositor o chavista.
Definitivamente el país reclama un nuevo liderazgo político que piense en la gente y rechaza las franquicias políticas que terminan siendo solo barajas de negociaciones personales, pero, además el país les exige claridad, honestidad y por lo menos ubicarse donde se sientan más identificados y cómodos, sea en el Polo Patriótico o en la Oposición Democrática, pues en la realidad política actual venezolana, no hay posiciones intermedias porque ellas jugarían a debilitar uno de los lados.