Dicen que fue Lord Palmerton quien señaló primero “Inglaterra no tiene amigos permanentes ni enemigos permanentes. Inglaterra tiene intereses permanentes” pero otros atribuyen a John Quincy Adams, la frase “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”.
Sea el primer ministro inglés o el presidente de los Estados Unidos el autor del concepto, porque lo es, ciertamente las grandes naciones velan fundamentalmente por sus intereses y ejercen con absoluto pragmatismo lo que se conoce como Realpolitik.
Realpolitik, política basada en objetivos prácticos más que en ideales. La palabra no significa «real» en el sentido inglés, sino que connota «cosas», de ahí una política de adaptación a las cosas tal como son. Por lo tanto, la Realpolitik sugiere una visión pragmática y sensata.
En las relaciones entre países, Realpolitik se asocia con la búsqueda implacable, aunque realista, del interés nacional, al margen de cualquier otro sentimiento como bien lo proclamaron Palmerton y Adams.
Venezuela no puede actuar de manera diferente.
Venezuela está obligada a atender a sus intereses nacionales que son los de los venezolanos y venezolanas.
Mas allá de ideologías son nuestros intereses los que deben privar en las relaciones con el extranjero y en esta procura debe valorarse como positivamente, porque interesa a las partes por igual, el acercamiento, aun tímido, entre Venezuela, los Estados Unidos y la Unión Europea sumando al Reino Unido.
No se trata de rememorar mutuos agravios sino de reconstruir la histórica relación, que durante décadas existió, sobre la base del respeto, la no intervención y el reconocimiento al derecho de autodeterminación, fundamentalmente porque a todos conviene.
Venezuela siempre miró a Occidente y si bien en las circunstancias de los últimos años giró hacia Rusia y China -lo que no criticamos porque no tenía alternativas distintas- por razones de geopolítica, energéticas, comerciales, financieras, culturales y existenciales incluso más temprano que tarde está llamada a rehacer lazos con sus antiguos aliados.
No pretendo hacer un juicio de valor, pero curioseando me percato del fluido intercambio de variada naturaleza entre Cuba y Nicaragua y los Estados Unidos, la Unión Europea y el Reino Unido. A pesar de las diferencias que los enfrentan hay vuelos diarios entre muchas de sus capitales, actividad comercial y lo mas significativo Embajadas y Consulados en funcionamiento si bien con algunas restricciones más bien atribuibles a la pandemia. Ni hablar de la Embajada y los Consulados en Rusia que a las puertas de una conflagración planetaria continúan abiertos.
A las primeras aproximaciones de los últimos días pudieran suceder hechos concretos que significarían mucho para los intereses de nuestros connacionales. Confiamos exista la voluntad política, casi el coraje, de quienes detentan el poder aquí y afuera para que sea así. Veríamos entonces un sabio ejercicio de Realpolitik.
El pueblo venezolano ha sufrido mucho por los enfrentamientos internos de años; sufrimientos que escalaron al involucrarse países extranjeros en lo que son asuntos nuestros. El actual estatus quo es suficiente demostración que las sanciones y el cerco ningún resultado práctico produjeron y que corresponderá a los venezolanos y a las venezolanas, definir su mañana en la oportunidad y por las vías que establece nuestra Constitución.