Visito, casa por casa, el sector Alto Barbarito en Caripito –casi todas construidas durante mi gestión como gobernador-. Es cerca del mediodía, el sol quema y el calor aprieta mientras el entusiasmo crece entre el más de medio centenar de militantes de la oposición que me acompañan. Es abrumadora la receptividad y hasta en hogares adornados con la imagen de Hugo Chávez nos reciben con cariño y comparten el llamado a cambiar.
A las puertas de su vivienda me espera una linda ancianita que sin dejarme hablar me dice con triste firmeza: “hace 5 años, donde usted está parado, mataron a mi hijo. Nadie hizo nada y los que lo mataron anda por allí muy tranquilos. Por él yo quiero un cambio”. Se me parte el alma de ver marcado por el dolor el rostro de quien pudiera ser mi mamá y me abstengo de hurgar en su tragedia, una más de las muchas que han marcado a familias venezolanas por la indolencia e incluso por la complacencia del gobierno al combatir la inseguridad que a todos afecta.
Una más, una tragedia más.
24.980 venezolanos fueron asesinados, el año pasado, según reporte OMS-WHO-2014 para una tasa de 82 muertos por cada 100 mil habitantes, superior a la del 2013, y que coloca al país como el segundo, detrás de Honduras, con la mayor inseguridad en el mundo. Destaca, como símbolo de la incompetencia gubernamental para enfrentar el delito que, cada semana en promedio, son asesinados 4 policías, según datos del Observatorio Venezolano de Violencia. En paralelo se cuentan por decenas de miles, los hurtos, secuestros y extorsiones, incontables los no denunciados por la percepción que nada se hará.
237.832 venezolanos han sido asesinados desde que el chavismo-madurismo gobierna Venezuela, cifra actualizada del Foro Penal Venezolano.
Muy cerca del Monumento a Lincoln, al lado del National Mall en Washignton, sobre una superficie de poco más de 8 mil metros cuadrados, se encuentra el Vietnam Veterans Memorial, monumento que honra a quienes combatieron en la larga y cruenta guerra de Vietnam. La sección más visitada es la denominada Pared donde se puede leer los nombres de los 58.159 soldados americanos que murieron durante el conflicto que para los Estados Unidos se extendió entre 1960 y 1975, vale decir 15 años. Como diría alguno de los muchos chamos que conozco –ya en las Universidades, ya en el activismo por un país mejor-: O sea que en los casi mismos años que gobierna el chavismo-madurismo en Venezuela ha habido 4 veces más asesinados que soldados estadounidenses caídos en la guerra de Vietnam? O sea que si alguna vez se decide construir un monumento a las víctimas de la inseguridad durante el chavismo-madurismo, y se resuelve honrar sus nombres escribiéndolos en una pared, se necesitaría una superficie de aproximadamente tres hectáreas. O sea que es más peligroso caminar por una calle venezolana que caerse a plomo con los vietnamitas reputados en su momento como de los mejores combatientes del planeta? O sea que la guerra contra los malandros en Venezuela, o más propio de los malandros contra los venezolanos de bien, es 4 veces más mortal que una de las guerras con más bajas en la historia reciente de la tierra?
Pararse frente a La Pared y mirar de pasada 58.159 nombres es sobrecogedor; observar a familias buscando el de un hijo, un nieto, un padre, lo es más. Detenerse frente a una hipotética Pared con 237.832 nombres lo será muchísimo más con la dramática realidad que hoy son más y mañana sumarán más.
237.832 tragedias a la fecha. ¿Cuántas más se darán hasta que cambie el estado de cosas que nos azota?
Dios quiera que pronto llegue el día que no contemos una tragedia más, ni una más.