Revisando el Informe Mundial 2016 de Human Rights Watch me tropiezo con una investigación independiente acerca de la muerte de Muamar el Gadafi quien gobernó Libia, con mano de hierro, durante casi 42 años.
En uno de los relatos más dramáticos, suscrito por el español Pablo Pardo, periodista de la Universidad de Navarra y Master en Política y Economía Internacional por la Universidad Johns Hopkins, leo:
“El sátrapa implora clemencia mientras sus captores le gritan perro y le golpean. Golpes, insultos, empujones, una pistola en la sien… Numerosos vídeos grabados por los propios rebeldes han dejado patentes las humillaciones a las que sometieron al dictador antes de su muerte. Ahora, dos nuevas grabaciones difundidas en la red sugieren que incluso pudo ser sodomizado.
El primero de estos vídeos muestra lo que podría ser la sodomización de Gadafi con un palo por los rebeldes libios. El segundo, los primeros momentos de la captura del dictador libio y, posiblemente, la misma sodomización”.
Las más de cuatro décadas en el poder, de Gadafi, se caracterizaron por violaciones permanentes a los derechos humanos, la censura, la tortura, la persecución a sus opositores políticos y por su ferocidad contra los civiles.
El proceso que culminó con el ajusticiamiento de Gadafi el 20 de octubre de 2011, del cual por cierto se cumplirán 5 años esta semana, se inició en febrero con protestas opositoras que fueron duramente reprimidas. La confrontación se hizo generalizada y devino en una rebelión en gran escala que obligó al dictador libio a huir de la capital hacia Sirte, su ciudad natal ubicada en el desierto, continuando desde allí un gobierno paralelo al del Consejo Nacional de Transición hasta su detención y muerte.
Previamente, en lo que se denominó la primavera árabe, masivas protestas populares lograron echar del poder a los gobernantes dictatoriales de Túnez y Egipto, impulsando a su salida reformas democráticas y abordando la atención a los problemas de sus pueblos.
En el caso Libio, las primeras manifestaciones fueron producto del retraso en la entrega de viviendas de protección social y la corrupción para sumarse inmediatamente después demandas de reformas económicas que permitieran atender a una población empobrecida.
No es Libia una excepción en la historia reciente de la lucha de los pueblos por sacudirse regímenes que no dándole repuestas a sus necesidades se empeñan en prolongarse, siempre por la fuerza, en el poder.
Rumania, Alemania del Este, la propia Unión Soviética, vivieron triunfantes procesos de liberación popular a pesar de disponer, sus gobiernos, los que en su momento eran los aparatos represivos más eficientes del mundo.
En cada caso citado, el cambio fue posible por la voluntad de millones que se hartaron de ser pisoteados día a día.
En lo que a Venezuela se refiere confiamos, nos esforzamos y rezamos porque la superación del actual estado de cosas sea de manera pacífica, democrática, constitucional y electoral.