Hace tres meses lanzaron la última reencarnación del “nuevo” esquema cambiario que (ahora sí) lograría “romperle el lomo” al dólar paralelo y con ello frenar la inflación “inducida”. Tres meses después, el dólar oficial (Dicom) ha subido 165%, el dólar paralelo ha bajado apenas 16% y, según se pudo colar a la prensa, la tasa anualizada de inflación ya va por 450%. La cosa es tan absurda que, de mantenerse ese ritmo, a mediados de julio el Dicom debería unificarse con el paralelo alrededor de los 900 bolívares por dólar.
Por supuesto, tal unificación cambiaria no está planteada. Al respecto, resulta ilustrativa la reciente entrevista que le hiciera la veterana periodista Mayela Armas al economista Serrano Mantilla, uno de esos tarifados de Podemos en la nómina transnacional de Maduro. Cuando le preguntan sobre el régimen cambiario, va directo a la visión dominante en el gabinete económico: “Usted tiene que preocuparse primero por a quién se le asignan las divisas y luego por el tipo de cambio… Si empiezas con el debate de la unificación cambiaria es como hacer trampas en el solitario. Es una discusión nominal cuando la economía es una cuestión real. Qué le importa a usted el valor del tipo de cambio si no hay acceso a los dólares.” A contrapelo de la ciencia económica, para esta gente los precios no son un mecanismo que trasmite información valiosa sobre las necesidades en la economía, sino que son un simple comodín contable, usado en este caso para repartir un botín en divisas entre las mafias que apuntalan al régimen.
Se trata de una película que ya hemos visto una y otra vez. Mantienen un dólar preferencial para los enchufados, permiten que el otro tipo de cambio oficial se devalúe (aumentando así el diferencial cambiario), prometen que ahora sí funcionará un mercado de divisas que desplazará al paralelo y al final del día no aparecen los dólares. En esta oportunidad, el leve descenso observado en el dólar paralelo obedece más a una contracción en la disponibilidad de bolívares que a una expansión en la oferta de dólares. De hecho, el Dicom no es ningún mercado, el volumen transado es ínfimo y el incremento diario en la cotización es totalmente arbitrario, fruto del bolígrafo del funcionario que lo fija. A juzgar por el pasado, lo más probable es que en cuestión de semanas tiren la toalla, le pongan techo al Dicom y el paralelo retome su tendencia alcista, a la par de las expectativas inflacionarias.
Si la discusión sobre tipos de cambio les parece abstracta, toquemos tierra entonces con los precios domésticos, pues en economías con doble déficit como la nuestra, inflación y devaluación van de la mano. Información de prensa reporta que la inflación medida por el propio BCV ya rebasó en mayo la barrera del 20% mensual, a pesar de los recientes esfuerzos del ente emisor por frenar la expansión monetaria. Si ese ritmo se mantiene, y no hay nada en los planes de Maduro que indiquen lo contrario, cerraríamos el 2016 con una inflación de 700% como mínimo. En términos prácticos, si hoy Usted siente que la mayoría de los precios suben mensualmente y algunos lo hacen semanalmente, a final de año sentirá que todos los precios suben semanalmente y que algunos incluso diariamente, una verdadera hecatombe social.