En la más reciente reunión de la Reserva Federal (FED) de Estados Unidos del 26 de julio, se acordó aumentar la tasa de interés en un 0,25% hasta el rango entre 5% y 5,25%, a lo cual siguió una medida similar del Banco Central Europeo, que igualmente subió su tasa de interés hasta el 4,25% y el 4,50%, reseñó José Grasso Vecchio
Con este incremento de las tasas de interés por parte de la FED se trata del décimo primer aumento y el noveno del Banco Central Europeo en año y medio. La señal es clara: ambas instituciones están procurando bajar la inflación en lo cual la FED ha tenido más éxito porque actúo primero y con más determinación que el BCU. Así, mientras que la inflación en Estados Unidos alcanzó 3% en junio, desde su pico de 9,2% en junio de 2022, en la Unión Europea se mantiene sobre el 6%.
Paralelamente, el FMI dio a conocer sus nuevas proyecciones para la economía mundial, las cuales se presentan más favorables que la estimación hecha en mayo, en términos de mayor crecimiento económico y una inflación más baja.
En el caso de Estados Unidos, las cifras del PIB dadas publicadas el 27 de julio, correspondientes al segundo trimestre de 2023, implican un crecimiento económico de 2,4%, superior al 2% que esperaban los analistas. Con ese nivel de actividad en terreno positivo, con la tasa de desempleo en 3,6% y una inflación convergiendo hacia la meta de 2%, es de esperar que la FED no anuncie nuevos aumentos de las tasas en lo que resta de 2023.
Esos niveles de tasas de interés en EEUU han evidenciado la resiliencia de la economía ante un claro y evidente encarecimiento del costo del dinero, toda vez que el consumo y la inversión han seguido aumentando. Sin embargo, las alzas de tasas están comprimiendo la actividad del sector de la construcción y otros tipos de negocios sensibles al financiamiento como los nuevos emprendimientos y los capitales de riesgo.
Internacionalmente, el dólar se ha fortalecido respecto a las principales monedas, como resultado de las entradas de capital que propicia el alza de las tasas. Pero también, ello ha repercutido negativamente en la deuda federal, estadal y municipal que han sido contratadas a tasas variables en los EEUU. Para el resto del mundo esa apreciación del dólar puede resultar favorable para las exportaciones hacia EEUU, aunque negativo para el pago del servicio de la deuda externa.
Para Venezuela, el impacto es mínimo por cuanto la deuda externa está en moratoria. Lo que sí resulta favorable es que producto del crecimiento económico los precios del petróleo se han recuperado notablemente durante julio, lo que sin dudas con la mejora de la producción y las exportaciones de crudos se traducen en un alivio para las cuentas fiscales de la nación.
Es bueno reiterar que en el caso venezolano el petróleo sigue siendo la fuente principal y fundamental de los ingresos, por lo que una combinación de poder incrementar de aquí a fin de año las exportaciones a un mejor precio, ya que se ha venido recuperando en las últimas semanas nos permitiría un mejor escenario.