La dinámica Política venezolana pareciera no tener grandes variaciones desde hace una década, una coalición dominante en el gobierno con objetivos, metas claras y una dirigencia comprometida con estos. Por otra parte una coalición opositora con un grupo de factores y actores Políticos con divergencia de intereses, estrategias y objetivos que no logran conciliar un programa mínimo de entendimiento con que hacer frente y contrastar con el gobierno y que al parecer no ven más allá, de lograr erigirse como la primera minoría.
Dentro de este contexto se presenta el escenario Político electoral más cercano las elecciones presidenciales de 2024, el gobierno tiene claro sus objetivos y estrategia, organizativa, comunicacional y electoral, mientras que en el sector opositor presentan unas primarias como la panacea para dirimir sus controversias, estás primarias están levantando más suspicacias y desencuentros que espectativas positivas para una llamada «unidad superior», dónde el discurso más coincidente es salir del gobierno, acabar con su hegemonía y cambiar el status quo, nada más alejado de la realidad actual y demagógico para con sus propios seguidores.
Muchos de los factores y actores de oposición están jugando adelantado al 2024 y dónde su mejor apuesta es a convertirse en la primera minoría para así abrogarse el carácter de representación legítima de la oposición a partir de ese momento. Ahora bien, que hacer ante este posible escenario? Una transición negociada no es una falacia, es una alternativa siempre y cuando estén las condiciones y actores que garanticen las mismas, algunos han considerado erróneamente que con el gobierno no se puede ni debe negociar, entonces como cambiar la relación de poder sin conversar con el contrario, con quién detenta el poder, con el que está en el gobierno? (La fuerza está descartada). Para poder negociar una transición se debe estar preparado, una salida que satisfaga a todos los actores(ganar/ganar), una verdadera fuerza política de pueblo, bases populares, una maquinaria electoral real y por supuesto un plan de gobierno de mediano y largo alcance factible, potable y dónde prevalezca la agenda social favorable a los sectores populares (no populista) conducente a un crecimiento y desarrollo económico.
Una transición negociada no debe ser el asunto de un sector Político en particular, pues se corre el riesgo de querer secuestrar su protagonismo, una transición negociada debe ser el resultado de la confluencia de muchos actores y factores que entiendan que el fin de ésta no es el exterminio Político del adversario sino el cambio progresivo del modelo de gobierno y el estado, no es un asunto generacional sino transicional de visión de la política, de visión de país.
Los recientes estudios de opinión reflejan que aproximadamente el 70%de la población no quiere y no le interesa participar en el asunto electoral, entonces como hacer para captar y motivar ese basto sector de la población? Es necesario construir una narrativa que le hable de sus problemas cotidianos ( salarios, canasta alimentaria, servicios públicos en fin de su calidad de vida), está narrativa no se construye de la noche a la mañana, es necesario generar y promover los liderazgo alternativos, que puedan presentarse a la sociedad sin el desgaste e imagen de, más de lo mismo que puedan insertarse en los diferentes escenarios de la sociedad en general promoviendo alternativas no de enfrentamientos, sino de entendimientos destinados a procurar convivencia, bienestar y desarrollo económico y social.
Las próximas elecciones del 2024 y probablemente 2025 pueden abrir las posibilidades de encuentros, conversaciones proclive a trabajar en lo que podría ser una transición negociada para los años venideros.