Este próximo 5 de Julio, Venezuela celebrará 207 años de su independencia de La Corona Española. Dos siglos y piquito en los cuales el país ha sido soberano y dueño de sus decisiones.
La pregunta que ahora más que nunca debemos hacernos es: ¿Hemos sido realmente independientes en estos 207 años?
Para responderla primero debemos repasar la definición de esta palabra que, aunque corta, significa mucho.
Según la RAE, “Independencia” es:
- f. Cualidad o condición de independiente.
- f. Libertad, especialmente la de un Estado que no es tributario ni depende de otro.
- f. Entereza, firmeza de carácter.
Según estas tres características podríamos concluir que no hemos sido nunca realmente independientes, quizás hayan habido momentos de autonomía pero creo que tal hegemonía no se ha llegado a alcanzar.
Desde mi punto de vista las claves de la independencia radican básicamente en:
- Ser autosuficiente en lo que respecta la producción de insumos para consumo interno;
- Tener una economía diversificada;
- Desarrollo de tecnología de utilidad interna y externa.
Pese a que nuestros mayores deseos de grandeza y deprimentes complejos de inferioridad nos inciten a querer afirmar lo contrario y a querer declarar que nuestros más grandes defectos son nuestras virtudes, y que las mayores virtudes de las potencias “imperialistas”, son sus defectos, la verdad es innegable: Desde 1492 hasta nuestros días, Estados Unidos ha sido más próspera que Latinoamérica.
El “imperialismo” y la “dominación extranjera” son las palabras favoritas que cualquier revolucionario escogerá siempre en su argumento para explicar el fracaso de Latinoamérica. Sin embargo, eso solo revela una cosa: la más pura ignorancia con la que algunos “aventureros románticos” han acelerado la destrucción de la región.
Para entender ese fracaso hay que dar una mirada a los procesos independentistas en toda América. Los estadounidenses, antes de su independencia, no sentían desprecio por el Viejo Mundo, a diferencia de nosotros, ellos se propusieron a construir una sociedad superior a la que dejaron. A lo mejor la arrogancia y el orgullo fueron sus motivadores principales; en nuestro caso el revanchismo ha jugado un papel clave desde nuestros principios como nación.
Otra de los “culpables” de que no se haya logrado tal cosa llamada independencia es que a lo largo de nuestra historia no se han podido llevar a cabo proyectos con visión continuista, el juego siempre ha sido: destruir todo lo que el predecesor haya comenzado por muy buena idea que sea.
No hemos tenido la oportunidad de tener un proyecto en el cual El Estado no sea paternalista, nunca se han estimulado el desarrollo y la autonomía del individuo como pilares por ende del desarrollo y la independencia del país. A esto se le suma el empeño que ya se extiende por siglos, ¡el orgullo patrio! Una vaina que se basa básicamente en tener argumentos superficiales que apelen al orgullo nacional. Va desde los mares y montañas sin olvidar el petróleo y la exuberancia de nuestras mujeres…Sin tomar en cuenta el sacrifico y el trabajo que allá costado, hacemos de un triunfo individual un motivo de orgullo patrio, incluso cuando el triunfador en ningún momento allá recibido apoyo alguno por parte del Estado, da igual!
Nos ha afectado mucho el modelo “petropopulista”, lo hizo en la IV y ha jodido mucho más en la V, a tal punto que hoy el país con las mayores reservas petroleras del planeta debe importar petróleo. Esta situación solamente se entiende si se ha leído el realismo mágico de García Marqués, una mente normal simplemente no puede procesar algo así.
Mientras tanto, este jueves veremos a nuestras FFAA marchar y saludar al Presidente en celebración de la Independencia, mientras que en las tribunas alguien gritará “Yankees Go Home”.
Enrique Guzmán
Amsterdam, 3 de Julio de 2018, a dos días del día de la Independencia.