Enrique Guzmán: Consulta Popular y  Asamblea Constituyente

Consulta Popular y  Asamblea Constituyente

Me llama de sobremanera la atención que tanto los medios de comunicación del Estado así como los simpatizantes del oficialismo hablaron durante días de la «Consulta Popular» organizada por la oposición y no del «Ensayo Electoral» con miras a la convocatoria del día de ayer para la Asamblea Constituyente y, mucho menos celebran con la algarabía de antaño los resultados de los comicios recién culminados, donde se produjeron dos fenómenos interesantes: La menor participación de electores en los últimos años (apenas el 41,53% según los datos del CNE, sin contar que ayer era de por sí menor el número de votantes ya que los residentes en el exterior no participamos) y, en contrapartida uno de los resultados más altos jamás obtenidos: 8.089.329, con (otro fenómeno ¡y entonces son tres! No hubo votos nulos)

 

Si algo ha caracterizado al oficialismo en estos 18 años de continuos ejercicios electorales han sido sus aplastantes victorias. Aunque poco a poco esa tendencia en el transcurso de los años había ido variando, hasta ayer.

 

La noticia importante fue siempre la supremacía del gobierno. Las fotos de mareas rojas demostraban un claro dominio del chavismo, los altos porcentajes (cuya transparencia ha sido muchas veces cuestionada) eran evidentes y obviamente era de lo único de lo que el chavismo hablaba, regocijados e inflados de orgullo. Hoy no, simplemente se dedican a justificar la masiva y milagrosa presencia de 8 millones de venezolanos, según cifras oficiales, es decir, sus cifras.

 

La convocatoria de «Consulta popular» de la oposición logró convocar más de 7 millones y medio de venezolanos. Y seamos honestos: hubo mucha improvisación en esos 15 días, incluyendo un cambio de nombre de «plebiscito» a «consulta popular» o  lo tardía y confusas que fueron las instrucciones Sin embargo, la organización de los voluntarios pudo en todo momento estar a la altura y de esa manera haber podido llevar a cabo una jornada que bastante tardará en ser olvidada debido la muestra de civismo que demostraron tanto los organizadores locales como los asistentes al llamado de consulta.

 

Hubo  intentos de interrumpir el ejercicio tanto en Venezuela como en el exterior, según por tratarse de algo ilegal, aun así fueron millones de venezolanos quienes acudieron a expresar democráticamente una intención distinta a la que plantea el gobierno.

 

Curiosamente esta vez el oficialismo y sus fieles no hicieron mucha mención al «Ensayo Electoral»; no se vieron largas colas de «ensayantes» como tampoco se observaron el domingo, por más que insistieron en mostrar lo contrario.

Todo son burlas, descrédito y una gran insistencia en la «ilegalidad» de la consulta, incluyendo ruedas de prensa de hasta más de una hora.

 

Para el gobierno hay 7 millones 600 mil venezolanos, «terroristas». Una cifra que superaría de largo a Al Qaida y al Estado Islámico juntos; 7,6 millones de personas que no atentaron contra nada ni nadie,  al menos que la interpretación que tenga el gobierno venezolano de terrorismo incluya una movilización de voluntarios y electores que han «atentado» contra su perpetuidad en el poder en nombre de un proyecto ideológico cuya principal premisa pareciera ser «conmigo todo, sin mi nada».

 

Anuncia  8 millones, supuestos, pareciera ser la mejor manera que encontró el gobierno para decirle a la oposición «seguimos teniendo mayoría», quizá si en la consulta popular opositora hubiesen sido 10 millones, hoy estaríamos hablando de 11 millones de ayer, y así sucesivamente.

 

16 muertes hubo en todo el país el día de ayer; personas que «cometieron el error» de protestar en contra de un proyecto político en el cual no creen, muchos de ellos antiguos «hijos de la patria», como en su momento los llamó Chávez; muchachos cuyo único gobierno que han conocido es el actual (la V República) y, aun así rechazan que sea este el modelo de país en el que quieren vivir.

 

En la Venezuela de hoy un violín es considerado un arma por la cual se puede ir preso y ser torturado; una nación en la que la autonomía de los poderes se perdió hace mucho tiempo y, a la vez un lugar en el que gracias a un disfraz con careta de ideología se ha polarizado a una población, dejando una cicatriz que tardará en sanar el tiempo que tardemos los venezolanos en darnos cuenta que somos los ciudadanos quienes tenemos que asumir la responsabilidad de elaborar un proyecto de país en el que tomemos en cuenta los errores cometidos en las V repúblicas anteriores y tengamos la capacidad de darle el valor que merecen el trabajo en equipo y la diversidad de ideas.

 

Enrique Guzmán.

Amsterdam, 31-07-2017