Enrique Guzmán: Ballenas de colores

Cuando era pequeño las ballenas más famosas fueron las orcas, Moby Dick, la asesina! Y Willy, esa que todos queríamos que liberaran.

Hoy, las que asustan son otras: La Ballena Azul y la Ballena Blanca.

La azul, tan virtual e intangible como peligrosa, disfrazada de «juego» que lleva a sus participantes a llegar a emular ese fenómeno de los varamientos en estos animales que se compara con el suicidio. Su creador, el retorcido Phillpp Budeikin, sin ningún escrúpulo relató que su propósito era limpiar la sociedad de seres que para él eran «inútiles».

La «ballena azul» da órdenes a sus jugadores, las cuales deben ser cumplidas, incluyendo la de suicidarse.

 

Se ha llevado vidas en todo el planeta, todos jóvenes menores de edad. Desde su natal Rusia hasta el remoto Brasil, pasando por la exótica Kenya. Muchachos cuyo único problema era precisamente el no tener problemas y, para matar el tiempo se escabullen en ese inmenso océano que son las redes sociales, donde pueden observar desde a ese ejemplo de padre que busca sin descanso a su adorado hijo «Nemo» hasta el mayor de los mamíferos: La Ballena azul.

 

En el Mar Caribe es otra ballena la que mete miedo: La Ballena Blanca. A diferencia de la azul, este cetáceo si es tangible, un par de toneladas de hierro blindado, de su lomo sale  chorros de agua a presión que pueden ser mortales; con la capacidad de escupir balas si se le da esa orden. Al igual que su hermana virtual, la ballena blanca tiene el propósito de limpiar a la sociedad de «seres inútiles», esos que se niegan a aceptar los dictámenes que el «capitán» (nombrado a dedo) del barco quiere imponer a la fuerza.

 

La Ballena Blanca tiene un apetito voraz, le da igual la edad de la víctima, el sexo le es indiferente, basta con encontrarse frente a ella para saber que es poco el tiempo que queda de vida y que antes de cerrar los ojos lo último que verá la víctima sea a su depredador de hierro, tripulada por títeres programados para que recibir órdenes que en ningún momento pueden cuestionar.

 

Quienes hoy diseñan las estrategias de la Ballena Blanca, saben muy bien que se siente verla y cuan ácida y fuerte es su agua: Ellos mismos huyeron de ella cuando en las mismas calles de hoy, salían a protestar contra otros capitanes. Juraron y prometieron no caer en la tiranía represora y la realidad es que la han superado.

 

Azul y Blanco son sus colores, fuertes, intimidantes, represoras y mortales. Ballenas malas que hacen que la otrora tenebrosa Moby se parezca más a Willy y que este (Willy) más que ballena, se parezca al fiel Flipper.

Enrique Guzmán.

Amsterdam 31-05-2017.