Iván Duque, el presidente de Colombia, aprovechó el espacio de comunicación con el mundo que le ofrecía su primera participación como orador en la Asamblea General de las Naciones Unidas para dejar claro frente al orbe las metas que se ha trazado su administración, un gobierno que, como sabemos, apenas tiene en su haber dos meses de recorrido.
El mandatario vecino usó esta oportunidad para comunicarle al resto del planeta cómo es que los propósitos que él se ha trazado al frente del país en cada uno de los terrenos de su dinámica actual –economía, política, justicia social, paz y desarme, trato con la delincuencia y con la corrupción, combate al narcotráfico– están, hoy por hoy, limitados, condicionados, restringidos, por un reto colosal que no se origina dentro de sus fronteras sino fuera de ellas: los caminantes venezolanos.
Nada es mejor que leer sus propias palabras para percatarse de la generosidad de este hombre en poner en un segundo plano los imprescindibles y elevados propósitos de su gobierno para otorgarle relevancia al drama humano que hoy recorre las entrañas de Colombia.
Pero antes debo dejar claro que este líder ha comprendido a la perfección el drama humano que trasvasa los límites de la geografía venezolana no es lo único que debe ser resuelto, porque el éxodo obligado de miles de venezolanos es apenas una de las expresiones de la feroz narcodictadura que avasalla al país y destruye a su ciudadanía. Devolverle al país vecino su libertad, en la mente de Iván Duque ubica un puesto tan trascendente como las propias metas estratégicas de su programa de gobierno.
Iván Duque no se limitó, por último, a exponer el desafío que Colombia tiene enfrente, sino que hizo un llamado al resto de las naciones a trabajar para impedir que continúen las atrocidades en Venezuela y se le devuelva a su pueblo su libertad. Calificó al drama venezolano de “reto global” y exigió al resto de las naciones hacer suyo este proyecto libertario.
Sus palabras fueron: “…Vamos a trabajar por lograr esa Colombia. Ese es nuestro reto y nuestra motivación. Por esa razón debo decirle al mundo que esos propósitos enfrentan un desafío enorme. Ese desafío que nuestro país vive en la actualidad son miles de rostros temerosos, con frío en los huesos, hambre en el estómago y dolor de patria. Un reto que en este preciso momento camina a la intemperie y con incertidumbre por las carreteras colombianas. Son los hermanos venezolanos que huyen de la dictadura.
“Muchos de ellos son niños inocentes, desprotegidos, expuestos al destierro. Mientras que el conflicto en Siria ha generado un flujo de 600.000 migrantes a Turquía en un periodo de 6 años, Colombia en menos de 2 años les ha abierto las puertas a casi 1 millón de hermanos venezolanos. Los hemos recibido con afecto y siempre lo haremos, a pesar de cualquier dificultad social y fiscal porque nos une la fraternidad.
“Pero no podemos dejar de llamar las cosas por su nombre. Estamos viviendo la crisis migratoria más indignante de la historia reciente de la región, por cuenta de una dictadura que aniquiló las libertades. La libre determinación de los pueblos no puede ser manipulada para convertirse en la libre determinación de los opresores.
“El mundo debe actuar y unirse para que este éxodo trágico llegue a su fin y un pueblo pueda ver florecer la esperanza. Este es un reto global. El fin de la dictadura, el retorno a la democracia y la plena libertad es el único camino posible. Por eso la comunidad internacional debe pedir de inmediato la libertad de los presos políticos e identificar rápidamente las mejores soluciones a esta crisis y evitar que esta desolación y desesperanza se incrementen. Celebro que las Naciones Unidas escucharan la solicitud de Colombia y que el secretario general haya designado a Eduardo Stein como representante especial conjunto para los refugiados y migrantes de Venezuela, y así elevar esta discusión.
“Agradezco a los países que nos acompañaron ayer a la reunión de alto nivel, convocada por Colombia, donde quedó claro el compromiso regional para abordar esta crisis humanitaria. Estas medidas deben ser acompañadas por la creación de un fondo multilateral para atender a la población migrante, víctima de la dictadura…
“Pero igual de importante es que se ejerzan todos los mecanismos internacionales para denunciar, investigar y sancionar por parte de la Corte Penal Internacional a quienes han sembrado esta tragedia deleznable…”.
De mi lado, el más cálido y agradecido aplauso a Iván Duque.