A inicios de los 80, luego de 30 años de silencio, Pedro Estrada, jefe de la represiva y criminal policía del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, decía de manera insistente que “Venezuela es un país de cómplices” (ABM, Pedro Estrada habló. Ccs, 1983). Todo gobierno cuenta con colaboradores “del otro lado” que aspiran a algún beneficio, retribución o consideración.
A esto agregaba: “somos un país de amigos y quien no lo entienda no sabe nada de nuestra realidad. Imagínate tú que yo, siendo jefe de la Seguridad Nacional llegué a esconder en mi casa opositores que estaban buscados. Lo hice porque eran mis amigos”. Y de su archivo nos mostró cartas de opositores solicitando favores y dando agradecimientos.
Y visto desde atrás, es innegable que los héroes-caudillos-libertadores o los republicanos, demócratas, dictadores o revolucionarios cumplen este precepto. Toda dominación requiere de cómplices que nunca dan la cara. Porque la verdad y la limpieza no son piezas centrales en nuestra política. Prevalece la manipulación, el engaño y la subestimación.
El poder de decisión de esta revolución lo ejerce una cúpula de unos 20 miembros respetuosos de las normas que rigen la defensa de los propios intereses. A este accionar de cómplices-amigos con poder, dice oponerse un movimiento que pide cambio, sin exhibir una nueva política contraria a la vigente, y que sigue los postulados impuestos desde el inicio del período invasor que llega a nuestros días.
Proponerse reconquistar el poder vigente entre 1958-98, que tiene continuidad en la realidad que hoy padecemos, nos remite al inicio de la escuela del engaño democrático-populista contenido en el plan Barranquilla, vía adequismo de 1931, aún vigente.
Por ello, vemos hoy cómo la complicidad opositora oficial juega con la angustia-desesperación de “los de abajo” al ofrecer un revocatorio que supuestamente se le puede imponer a esta dicta-militar-civil, con un cómplice y secreto diálogo y un Cuartel General de Cacerolas. Ellos saben (y ratificamos lo dicho aquí el 06/08/16: aquí no habrá referendo) que el régimen no resignará sus poderes en un RR este año ni en 2017, y que solo les queda el recurso, Sancho, de seguir engañando para mantener con vida el trágico y cómplice espectáculo de las candidaturas sin cambio ni futuro de Ramos y Capriles para el 2018.
@ABlancoMunoz