Brigadas de voluntarios juramentados este sábado por el diputado Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado de Venezuela por 50 países, atendieron este domingo a unas cinco mil personas en diez sectores de varios estados, preparándose para el próximo sábado fecha pautada para el ingreso de la ayuda humanitaria acopiada en Colombia, Brasil y Curazao.
Ante la negativa del presidente Maduro de admitir la «emergencia humanitaria» que presenta el país y su insistencia en calificarla de «show» o «limosna» de Estados Unidos (EEUU) que, a su juicio, pretende adueñarse de las riquezas de la nación, los voluntarios se alistan para recibir y repartir la ayuda aportada por gobiernos de otros países.
Guaidó asegura que la asistencia entrará «sí o sí», pese a que los militares colocaron obstáculos en el puente fronterizo Tienditas, adyacente a la ciudad colombiana de Cúcuta, donde se instaló el primer centro de acopio.
La periodista de AFP Margioni Bermúdez, reseñó una de estas actividades realizada en Caracas, capital de la República.
Narró como debajo de cuatro toldos blancos voluntarios ofrecían consultas médicas en Macarao, en una calle llena de cráteres donde una larga cola de vecinos aguardaba su turno, a la vez que en las tiendas de campaña esperaban sentados los ancianos, niños y las personas con necesidades especiales.
La voluntaria Andrea Hernández, estudiante de fisioterapia de Petare, uno de los barrios pobres más grandes de Latinoamérica, se sumó al llamado porque cree que la «ayuda humanitaria es lo mejor para Venezuela en este momento de profunda escasez de medicinas», además que su experiencia en los últimos cuatro años cuando su mamá, quien es pediatra, lloraba al ver «sus pacientes morir por falta de medicinas», le dicta que está tomando la decisión correcta.
Uno de los asistentes afirmó que aprovechó para llevar a su hijo con caries ante los altos precios de las consultas odontológicas, en un país que cerró con más de 1.000.000 % de inflación en 2018, según los números aportados por la AN, y el FMI pronostica 10.000.000 % para 2019. «No tenía dinero para ir a un odontólogo, me daba hasta miedo preguntar», bromeó al respecto la madre del infante.
Asimismo, Margioni contó que entre el tumulto, un grupo de voluntarios intentaba abrirle paso a una joven que se desplomó. «¡Despejen el paso! Viene una persona desmayada», pedían usando un micrófono. «Tenía dos días sin comer», le comentó el parlamentario opositor Winston Flores, quien la cargó hasta una camilla.
Además de atención médica, los pacientes recibían una porción de comida. En la consulta se atendieron afecciones respiratorias y enfermedades de la piel como urticaria y escabiosis asociadas a la poca higiene por el acceso limitado al agua.
Por su parte, el dirigente estudiantil Hasler Iglesias aseguró que personas «por debajo de su peso y talla» centraron las atenciones cosa que, en su opinión, «puede ser indicio de desnutrición o de mala alimentación», agregó al tiempo que resaltó que estos campamentos buscan identificar a la población más vulnerable, en especial niños de 0 a 5 años con cuadros de desnutrición, «para que sean parte de esa ayuda humanitaria», añadió.
Para Yorger Maita, voluntario de la ONG Rescate Venezuela, el que la ayuda no ingrese puede significar que más personas sigan muriendo por enfermedades tratables.
Por último, la periodista nos dejó la experiencia de Rómulo Chinchilla, un jubilado de 64 años, quien viajó desde Trujillo a Caracas para buscar medicinas para él y su madre de 84 años. Afirmó haber recorrido más de 10 centros públicos de salud sin suerte por lo que se acercó al campamento con un puñado de recetas médicas con la esperanza de encontrar alguno de los remedios.
«Que la ayuda venga de donde sea, porque estamos necesitados de medicinas y comida», expresó antes de pedir a otros gobiernos que envíen más ayuda «porque nos estamos muriendo de hambre y por falta de medicinas», remarcó el anciano mientras aguardaba para ser atendido con la esperanza de esta vez sí conseguir los necesarios tratamientos.
AFP