El Movimiento de Educación Fe y Alegría, al menos en Caracas, tiene 40 mamás voluntarias en 26 escuelas, quienes han asumido el rol docente ante la fuga cada vez más galopante de maestros. Solo en estos colegios hacen falta 189 maestros.
Lo que se vive en Venezuela sacó de las aulas a los educadores. Ellos también forman parte de la migración forzada de 4 millones de personas que huyeron del país, según cifras de Acnur. No hay cifras oficiales por parte del Ministerio de Educación, que desde 2015 no presenta la Memoria y Cuenta. El año pasado aseguró que no existía una renuncia masiva de maestros.
nstituciones como la Asociación Venezolana de Escuelas Católicas, que agrupa a 1073 planteles educativos en el país, lleva sus estadísticas. Contabilizan 7000 renuncias desde septiembre del año pasado, de las cuales, 80% son de maestros.
Las mamás voluntarias o maestras emergentes comienzan a ocupar estos espacios vacíos. La clase de tercer grado en la Escuela Virgen Niña, ubicada al oeste de Caracas, está a cargo de Marberlis Padrón. Ella es la mamá de Mariana, una estudiante de ese nivel que tiene 9 años de edad.
En enero, Mariana y otros 30 niños de su salón se quedaron si maestra. Marbelis sintió temor a que su hija perdiera clases por falta de docente y decidió convertirse en la maestra de tercer grado.
Marbelis tiene 49 años de edad, es bachiller en humanidades y no estudió una licenciatura en Educación. «Me preocupé de que mi hija se quedara sin maestra, estos niños serán promovidos a cuarto grado y deben tener el conocimiento para poder abordar nuevos temas», manifiesta.
Ella recibe el apoyo de la coordinación pedagógica de la escuela para planificar las clases, el contenido y evaluar. «Lo que no tengo claro lo busco en internet o en los libros», dice, «tengo una pequeña biblioteca y amigas maestras a quienes también consulto sobre ciertos temas».
La directora de la Escuela Virgen Niña, Noelia Páez, cuenta que en enero apenas se quedaron con dos maestros luego de que doce renunciaran: «Fue una necesidad urgente y alarmante, por eso nos apoyamos en las mamás voluntarias que ya venían trabajando con nosotros como auxiliares. No podíamos tener solos a los estudiantes en un aula de clases. Teníamos que dar garantizar la prosecución de los estudios».
Hasta el momento han recuperado seis profesores, el resto de las vacantes las ocupan las mamás voluntarias. «Los maestros se van por los bajos salarios, las condiciones de transporte, del vestido. Es fuerte», lamenta Páez.
En Venezuela un maestro con la categoría académica más alta tiene un salario básico de 102.000 bolívares, unos 10 dólares al mes. Para cubrir la canasta básica familiar (alimentación, ropa, calzado, servicios) se requieren aproximadamente de 22 dólares por día.
El intento por continuar el proyecto educativo ha sido formar y preparar a través de diversos programas a las mamás voluntarias para que puedan convertirse en un relevo.
La educación en Venezuela está en emergencia. En septiembre del año pasado, la Asamblea Nacional aprobó por unanimidad esa declaratoria. Según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2018, en Venezuela 28 % de los escolares no asistieron a clases por falta de agua, 22 % por carencias de alimentos en el hogar y 13 % por esta misma razón en la escuela.
Con información de Infobae