Usarán “gas del bueno” si se forma el mollejero

Volvió a los supermercados la presencia castrense con establecimiento de áreas de seguridad para el ingreso a los automercados

La mochila cruzada solo la tiene un Guardia nacional que está justo en la entrada del supermercado de los Haticos. En ella se resguardan los cartuchos de bombas lacrimógenas para dispersar quienes pretendan irrumpir en el establecimiento de manera violenta. A las afueras otros castrenses dirigían el orden en la fila de compras solo regulados. La escena se repite en tiendas de cadenas privadas en los Estanques y Circunvalación 2 de Maracaibo.

 

En Haticos hay tres colas: tercera edad, compras normales y regulados. A más de 20 metros se ordenaba a la multitud que desobedecía mantenerse “uno tras otro en fila”. En ambas estaban los militares al pendientes del orden. Pedían y entregaban cédulas de identidad. Los gritos alertaban que alguien pretendía anticiparse en la fila. Manos arriba vociferaban “ese no va aquí”.

 

Hacia los Estanques la Guardia Nacional Bolivariana se desplegó. “Ojalá que los funcionarios hagan las cosas bien por el bien del pueblo. Que trabajen con honestidad”, invoca Ramón Gauna, jubilado, mientras esperaba el ingreso al automercado. No cree que las familias estén propiciando presión en las colas, “pero la gente que empuja son los ‘bachaqueros’. Esos son los que crean los problemas en las colas”.

 

Gauna lamenta que “hay policías y militares” con actuaciones cuestionables al momento de establecer el control en las colas. Lo que causa molestia a personas de la tercera edad que tienen horas de pie. En el paso a compradores “se arma el ‘mollejero’ porque todos quieren comprar. Es que hay cobres pero no comida. Queremos que funcionen las cosas”.

 

En los Estanques dos tiendas, frente a frente, eran custodiadas. Donde estaba Gauna, los militares ordenaban a los insistentes retirarse de la entrada para abrir un área de seguridad. Del otro lado, un negocio era resguardado por uniformados del Cuerpo de Policía Bolivariana del estado Zulia (CPBEZ). El paso de personas, de un extremo a otro, obstaculizaba el tránsito. Los guardias establecían el orden por minutos.

 

En la cola de la tercera edad también estaba Reinaldo Caldera, ingeniero. “Hago cola desde hace dos meses. Esto es degradante para el pueblo. Es más humillación”, manifiesta al recordar que vio “gente desmayada. Es injusto”. Considera que “controlar el ‘bachaquero’ es bastante difícil”. La complicidad también apunta a trabajadores de los mercados.

 

Yasmín Ojeda/La Verdad