Una película de ficción con un barniz documental sobre la vida de Tamara Adrián, la primera diputada transexual de Venezuela, se estrenó este fin de semana en 19 salas de cine en Caracas y varias ciudades del interior del país con el propósito de darle fuerza a un debate sobre la diversidad sexual. EFE
El largometraje “Tamara” es una producción venezolana -filmada casi por completo en la nación caribeña- dirigida por Elia Schneider y protagonizada por el actor Luis Fernández junto a un reparto de reconocidas figuras del cine nacional.
La película, según Adrián, muestra 40 por ciento “de verdad” sobre su vida y 60 por ciento “de verdad” sobre la vida de otros transexuales en un formato que pese a lo heterogéneo de su trama conservó el nombre de la legisladora venezolana “como una forma de activismo”.
La diputada, de 62 años, bautizada en su infancia bajo el nombre de Tomás, dijo a Efe que este proyecto cinematográfico busca inicialmente “visibilizar los efectos de un odio social similar al racismo que se llama transfobia”.
Por ello, Adrián reconoce haber incidido de algún modo en el sincretismo que finalmente se construyó para, aseguró, no reforzar estereotipos ni prejuicios que afecten a las personas trans, “las más segregadas y vulneradas en su derecho a la igualdad”.
“El centro emocional de la película es ese cambio que se produce desde el punto de vista social por el hecho de asumir mi identidad”, repuso la diputada, quien cree además que desde la pintora Lili Elbe -que inspiró el film “La chica danesa”- hasta el presente todos los casos de seres trans se parecen por “lo que tienen que enfrentar”.
Adrián aseguró que “un grupo de evangélicos” inició una suerte de ataque virtual contra la película y contra cualquier medio de comunicación que la reseñe, algo que lejos de molestarle lo encuentra “muy bien” pues, agregó, “demuestra dónde está el odio, de dónde viene el odio”.
En este sentido, la directora de “Tamara” publicó el viernes un comunicado en el que manifiesta su repudio “ante las acusaciones que hemos recibido por parte de grupos religiosos extremistas, criticando la temática del film”.
En el comunicado, reitera que su película promueve la tolerancia, el respeto y “la lucha por la identidad de la comunidad transgénero” en Venezuela y en el mundo, una batalla que, sostiene, mantendrá dondequiera que sean vulnerados estos derechos, “y ningún ataque o censura impedirá la exhibición del film”.
Tras ello, Schneider aseveró a Efe que historias como las fusionadas en su proyecto son desconocidas por la mayoría de los venezolanos, lo que desde su punto de vista hace que estos temas sea importante debatirlos, pues, opinó, “sin inclusión el mundo no puede existir”.
La realizadora venezolana explicó también a Efe que el mayor obstáculo al que se enfrentaron durante el desarrollo de la película fue la crisis económica que golpea desde hace dos años al país petrolero caracterizada, entre otras cosas, por la escasez de divisas y la devaluación de la moneda local.
Esto hizo que el presupuesto asignado a este largometraje por el Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC), un ente financiado por el Estado, se volviera insuficiente y comprometiera la culminación del proyecto.
Además, Schneider remarcó que sufrieron una “supervisión financiera muy dura y sistemática” por parte del CNAC que solicitó a los productores varias explicaciones sobre cambios u omisión de escenas por un supuesto reglamento que faculta al ente para aprobar o no esos ajustes.
La directora remarcó su desacuerdo con estas normas a las que ponderó como un tipo de censura que, según dijo, llama la atención que exista en una película sobre una diputada opositora.
Tamara Adrián se convirtió en diciembre pasado en la primera transgénero elegida para ocupar un escaño de la Asamblea Nacional de Venezuela (AN, Parlamento), a donde llegó impulsada por el partido Voluntad Popular, fundado y liderado por el opositor encarcelado Leopoldo López, uno de los políticos antichavistas más emblemáticos.