«Si no generamos una lucha cívica nacional aquí probablemente no haya transición democrática»

El diputado Freddy Guevara reveló que posiblemente en el país no se vuelva a realizar un nuevo proceso electoral si no se construye a nivel nacional una presión política que quiebre esa voluntad autoritaria con la que actualmente manejan el poder quienes nos gobiernan.

La aseveración la hizo el coordinador nacional de Voluntad Popular y presidente de la Comisión de Finanzas de la AN en una conferencia que pronunció en un foro realizado por la organización Espacio Abierto.

Abordó en la introducción a sus palabras el tema de la situación de Venezuela y en ese sentido, recordó que cuando era estudiante en la UCAB se realizó un evento propiciado por un grupo de sociólogos y donde se llegó a la conclusión de que la causa de dicha situación era porque se trataba de un país que carecía de élites.

“Decían que Venezuela se encontraba en tal estado por todo lo contrario que argumentaba el gobierno. El gobierno hablaba de que aquí lo que había era una oligarquía”.

Hizo ver que según esos sociólogos una especie de igualitarismo, que prevalece en la conciencia de la ciudadanía, no le permite a las élites ejercer su verdadero rol como vanguardia; que es, a su juicio, lo que a las elites le compete, desde el punto de vista de ideológico que cada una de ellas tenga, como es el de abrir caminos.

Seguidamente se sumó al criterio de que estamos en un período de transición; porque, en efecto, coincidió con quienes dicen que la transición no se mide por días, sino que se trata de un largo proceso; es decir, que no es sólo de un cambio de gobierno por otro, sino que marcha de acuerdo a las circunstancias, y puso el acento en el hecho de que, por lo demás, la transición en la que estamos no es del todo democrática.

“Sin duda nosotros estamos en un proceso de cambios; de una etapa a otra, y yo creo que tenemos todas las condiciones, para que esa transición devenga en una sociedad democrática. Pero yo, igualmente, podría advertir que estamos en un punto de inflexión, que también podría llevarnos al otro lado completamente. Es decir, esto no cae de cajón. Esto no es un destino inexorable, que le va a llegar a Venezuela porque se murió Chávez, se cayeron los precios del petróleo, la gente se siente mal, y nosotros vamos a caer en eso”.

Descartó que en la dirigencia opositora esté enfrentada hoy en día al dilema de si es mayoría o no lo es; al dilema de si la gente quiere o no una salida del gobierno; al dilema si la gente quiere o no activar un mecanismo constitucional de inmediato, en este caso un revocatorio, incluso, al dilema de si la gente quiere o no participar en dicho mecanismo, con todos los riesgos que eso implica.

Enumeró la situación en la que se encuentra Nicolás Maduro: el 80% de la población quiere que se vaya; el 70% votaría por él en caso de que se dé un referéndum; casi un 50% de la población firmaría; de modo que, ante este panorama, Guevara manifestó que aquí lo que faltaba para conducir al país hacia una transición democrática era plantearse lo que había que hacer para propiciar una salida; que era algo, según dijo, en lo que viene trabajando su partido, y cuyos puntos de vista coinciden con los que se manejan en la generalidad de los partidos, que conforman la MUD.

Aunque recalcó que precisamente hablaba de que no estamos atravesando por una transición democrática; porque también pudiéramos derivar en un proceso de sumisión absoluta como sociedad ante el poder, y consolidación del autoritarismo; de modo que quedaríamos presos de una lógica, en la cual esto lo queremos resolver de manera electoral; pero pensando como si estuviéramos viviendo en una democracia, y quedarnos así para siempre.

“Al día de hoy no hay elecciones en diciembre. Por lo tanto, nada nos hace pensar en que haya elecciones para alcaldes, si no se hacen elecciones de gobernadores a finales de año, y nada nos hace pensar que, si no se hacen elecciones para gobernadores y alcaldes, haya elecciones presidenciales en el 2018”.

Esto lo llevó a decir que al no tener la garantía de que se pueda llevar a cabo el revocatorio este año, entonces para la oposición le queda el reto de tener que luchar, para que sí se dé dicho proceso, y agregó que en esa lucha hacían falta dos cosas, a las que consideró como variables esenciales para que se dé un cambio; siendo la primera, un escenario de crisis que le haga ver al gobierno que no puede seguir gobernando, y lo otro son las negociaciones políticas, que le permitan dar una salida a dicho escenario.

A su juicio, una de las variables era la fuerza y la otra la voluntad política, y que en cuanto a la fuerza, en la MUD estaba descartada la violencia, pues la fuerza con la que contaba era la fuerza del voto; sólo que, a su modo de ver, el venezolano se encontraba en una situación, en la que no lo dejan votar, y situación que amenaza con perpetuarse en nuestro régimen de gobierno.

Se puso en el lugar del gobierno, y se planteó que, si todavía estaba gobernando, a pesar de todo lo que había arrastrado a su paso; para qué iba a arriesgar la revolución, de acuerdo a su criterio; de modo que ésta no se entregaba por una conspiración internacional, mediática y económica, que ha generado una crisis, para manipular al pueblo, y que al pueblo había que protegerlo.

Según Guevara esto se comprobaba en el hecho, de que hoy en día las cadenas presidenciales se inician con el lema, de que para garantizar la libertad de expresión y de información de la ciudadanía se hacía esa cadena; es decir, que detrás del mensaje se buscaba dar a entender que había una sobreprotección a una ciudadanía, que no estaba capacitada para entender cierta cosas.

“Yo quiero reiterar de que existe la posibilidad de que si no generamos un movimiento de lucha cívica nacional, que asuma los principios de la no violencia, de la desobediencia civil de forma masiva, sistemática e irreversible, aquí probablemente no haya transición democrática”.

Imaginó de seguidas un gobierno militar, a la cabeza de un Vladimir Padrino López o Miguel Rodríguez Torres; porque, por lo demás, no habría la garantía en las presentes condiciones de la instauración de un gobierno democrático, constitucional, donde se respeten todos los derechos; aun cuando la oposición cuente con la fuerza del voto.

Que fue donde volvió a la otra variable, esto es, la voluntad de un entendimiento político, que implicaba la negociación para una salida democrática, como la propia renuncia de Nicolás Maduro, un adelanto de las elecciones, una constituyente, y a la que se pudiera llegar a través de una rebelión ciudadana, y que era lo que, citando a Martín Luther King, se conocía como una crisis pletórica, que se ha generado, para el logro de una salida negociada.

Hizo ver que así era como funcionaban las relaciones de poder en todas partes: el estudiante tranca la universidad, para que le arreglen el comedor; los del barrio trancan la vía, para que le pongan el agua, los sindicatos para la empresa, para que les firmen el contrato colectivo; de modo que, a su parecer, eso son los escenarios que se plantean, para lograr los objetivos de las partes interesadas: escenarios de presión.

“Nosotros hoy tenemos presión internacional; tenemos presión nacional, a través de la AN. Pero nos falta consolidar la presión popular”.

Conjugó los elementos que hacen que la gente no salga a la calle, para presionar por un cambio de situación: miedo, falta de información, la propia supervivencia de la ciudadanía y la efectividad política, es decir, cuatro elementos que llevan a muchos, incluso, a adoptar posturas como la de que están dispuestos a salir a la calle, pero cuando sea la batalla final.

“Más allá de eso, nos enfrentamos a un dilema, que es un círculo vicioso, ya que cuando la gente está pensando en la batalla final, la dirigencia opositora no la convoca, pensando en que primero tiene que contar con el movimiento activo”.

A su modo de ver, dicho círculo vicioso se rompía con activismo, a través de las estructuras políticas organizadas; de modo que esa constituye una labor de pedagogía política, y que era esto lo que se estaba abordando en las discusiones, que se llevan a cabo en Voluntad Popular.

Guevara separó la salida política de los mecanismos constitucionales, pues para lograr cualquiera de dichos mecanismos, en las condiciones en las que nos encontramos, se hace necesaria la presión popular, que es la que hay que fomentar; entender que los tiempos no pueden ser los del gobierno; salir de esa angustia de que si el referéndum puede ser en noviembre o en enero; pues, consideró, que los tiempos institucionales estaba en manos del gobierno; de modo que lo que había que hacer era colocar un millón de personas en Caracas, solicitando el revocatorio.

A ese respecto citó a Gandhi, para quien no se podían buscar objetivos nobles, a través de métodos innobles; de modo que aquí lo que estaba planteado era accionar la movilización popular, a los fines de lograr las salidas constitucionales; de manera que sin eso no se podía lograr una salida en Venezuela.

Finalizó manejando tres conceptos de gobierno, que estarían planteados en este momento: gobierno de transición, gobierno de unidad y gobierno de amplia base, y los que consideró tres conceptos diferentes; pues, según su punto de vista, la situación que vivimos en este momento en Venezuela amerita que nosotros forjemos un pacto gubernamental, como el que se instauró en Chile, luego de la salida de Augusto Pinochet; que vio como inviable, por ejemplo, un gobierno de Voluntad Popular, presidido por Leopoldo López.

Su idea es que haya un programa mínimo de gobernabilidad, como el que se concibió también con el caso del Pacto de Puntofijo, y un espacio de poder, desde el cual ejercer; sólo que en ese espacio de poder todas las agrupaciones políticas se sentirían representadas.

Guevara distinguió el gobierno de transición por el hecho de que no proviene de un liderazgo concreto, sino que se trata de un gobierno que tiene por finalidad conducir en un período transitorio el gobierno hacia una nueva etapa de relación de poder; mientras que un gobierno de unidad sería un gobierno exclusivo de la MUD, de la oposición; a diferencia de un gobierno de amplia base, y donde se pudieran incluir a ciertos sectores del oficialismo, como de la sociedad civil.

ND