En Venezuela hay silencio oficial, pero el denominado sector «reformista» dentro del chavismo siente algo de menos presión, porque se ha abierto una línea de contacto con el gobierno de Estados Unidos que, por ahora, no parece que dará frutos impactantes, pero eventualmente -espera el sector menos ideológicamente radical dentro del gobierno- puede permitir ir relajando las sanciones y acelerar la recuperación de la industria petrolera, que marcha con graves dificultades.
Fuentes políticas chavistas señalan que el gobierno de Nicolás Maduro no va a negociar principios con Washington; descartan de plano una realineación de la Administración chavista que la lleve a romper su relación privilegiada con Rusia, pero esperan una «normalización institucional de las relaciones diplomáticas» con Estados Unidos, una idea con la cual, por cierto, estaba de acuerdo Putin antes de invadir a Ucrania.
Moscú ha mantenido un estrecho contacto con Maduro, no se sabe si por conocer las intenciones de restituir el diálogo de parte del gobierno de Joseph Biden, o por asegurar su estructura de alianzas internacionales en un momento de aislamiento creciente.
Aunque el gobierno venezolano ha mantenido un discurso inequívoco de apoyo a Rusia y ha avalado las justificaciones del presidente Vladimir Putin para invadir a Ucrania, lo cierto es que la administración Maduro optó por la abstención en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU que aprobó una investigación contra el gobierno ruso por supuestos crímenes de guerra en suelo ucraniano. ¿Una señal que Estados Unidos leyó como una oportunidad?
Según una nota de la agencia Reuters que amplía una anterior que hablaba de un encuentro sin resultados, ahora las partes «apenas avanzaron hacia un acuerdo en sus primeras conversaciones bilaterales de alto nivel en años, dijeron cinco fuentes familiarizadas con el asunto, mientras Washington busca separar a Rusia de uno de sus aliados clave».
Y añade la nota: «Ambas partes aprovecharon la reunión del sábado en Caracas para presentar lo que una de las fuentes describió como demandas «maximalistas», que reflejan tensiones de larga data entre la principal potencia del hemisferio occidental y uno de sus mayores enemigos ideológicos».
Este dato ya había sido señalado por otras fuentes.
«Una delegación estadounidense encabezada por Juan González -el principal asesor para América Latina de la Casa Blanca- y el embajador James Story mantuvo conversaciones en el palacio de Miraflores con el presidente socialista Nicolás Maduro y su vicepresidenta, Delcy Rodríguez», señala Reuters.
«Los funcionarios estadounidenses consideraron la reunión como una oportunidad para calibrar si Venezuela, uno de los aliados latinoamericanos más cercanos a Rusia, está preparada para distanciarse del presidente Vladimir Putin por su invasión de Ucrania, dijo una fuente en Washington».
«Washington también quiere identificar suministros de petróleo alternativos para llenar el vacío si busca un boicot a la industria energética de Moscú. Venezuela podría aumentar las exportaciones de crudo si EEUU suaviza las sanciones».
– Los términos del debate –
Según la nota de Reuters y otras fuentes políticas chavistas locales, la parte venezolana fue enfática en la exigencia de la supresión de todas las sanciones, incluso las personales, y la devolución del control sobre todos los activos inmovilizados, especialmente la filial de PDVSA, Citgo, la cual está en proceso de embargo, ya ordenado por un juez de Delaware, quien declaró con lugar la demanda de la minera canadiense quebrada Crystallex; por lo que, de recuperar la administración de la refinadora, la administración chavista tendría que enfrentar este proceso.
Citgo, por lo demás, era un activo del cual el chavismo siempre quiso desprenderse y por eso no tuvo dudas para usarlo como colateral en la emisión de los bonos PDVSA 2020 y en un préstamo con la rusa Rosneft.
Por su parte «Washington buscó garantías de elecciones presidenciales libres, amplias reformas de la industria petrolera venezolana para facilitar la producción y las exportaciones de empresas extranjeras y la condena pública del gobierno a la invasión de Ucrania, que Maduro ha defendido, dijeron tres fuentes familiarizadas con el asunto».
«Como concesión, los funcionarios estadounidenses estaban dispuestos a considerar la posibilidad de permitir temporalmente a Venezuela utilizar el sistema SWIFT, que facilita las transacciones financieras entre los bancos de todo el mundo, para mover dinero a otras cuentas, dijo una de las fuentes«.
«El alivio de las sanciones petroleras podría comenzar por permitir que empresas como la estadounidense Chevron Corp, la india ONGC y las europeas Eni , Repsol y Maurel & Prom comercien con cargamentos de petróleo venezolano. Estas empresas han hecho solicitudes por separado a la administración de Biden, pero no se ha tomado ninguna decisión«, señala Reuters.
Sin embargo, diversos análisis de expertos en el mercado petrolero sostienen que esos permisos están en proceso. La Oficina de Control de Activos Extranjeros del Departamento del Tesoro de Estados Unidos prorrogó hasta junio la permanencia casi inercial de Chevron y otras empresas de servicios petroleros en Venezuela.
«En el encuentro, los funcionarios estadounidenses reiteraron su exigencia de liberar a seis ex ejecutivos de Citgo encarcelados en Venezuela y a otros ciudadanos estadounidenses detenidos, pero no ofrecieron ningún tipo de canje que involucre al empresario Alex Saab», dice Reuters, cuyas fuentes, por cierto, no incluyen esta demanda en el pliego de peticiones hecho por el gobierno venezolano.
– La reunión la pidió Maduro –
«La reunión de Caracas fue solicitada por el gobierno de Maduro a través de la firma multinacional de abogados Dentons, utilizada previamente por otras entidades estatales para las negociaciones de la deuda, dijeron dos de las fuentes», señala la agencia británica.
«Un representante de Dentons en Caracas no respondió inmediatamente a una solicitud de comentarios».
Las fuentes políticas locales consultadas indicaron que la reunión fue una iniciativa acordada por ambas partes. Lo cierto es que el presidente Maduro ha hecho pública su intención de dialogar con Estados Unidos y en una declaración de pasado jueves 3 de marzo dijo que los temas económicos «no deben politizarse» y ofreció la posibilidad de recibir inversiones estadounidenses en el sector petrolero nacional.
«Sí, Maduro está ansioso por el alivio de las sanciones. No, no está interesado en cambiar de alianzas. Esto es táctico», dijo el sábado en Twitter Eric Farnsworth, jefe de la oficina en Washington del Consejo de las Américas. «(Estados Unidos) debe estar claro en esto, y no ser ingenuo», señala la nota de Reuters.
– ¿Y Guaidó? –
El líder opositor Juan Guaidó fue informado por Washington el sábado 5 -día de la reunión- en la mañana, dice la agencia británica en su reseña. Hasta ahora, no ha habido comentarios por parte de este sector político sobre el encuentro.
La estrategia de este grupo de la oposición es mantener las sanciones y ha marcado una clara diferencia con Maduro, a través de un respaldo muy enfático a la causa ucraniana, en línea con la postura oficial de Estados Unidos.
A simple vista que el gobierno de Biden haya iniciado o aceptado una vía directa de diálogo con Nicolás Maduro es, al menos, una muy mala señal que, entre otras posibles consecuencias, puede alejar la posibilidad de reanudar el diálogo en México, a menos que Estados Unidos lo coloque como condición y el gobierno venezolano la acepte, cosa que parece no es de alto interés.
En todo caso, los representantes de los gobiernos de Estados Unidos y Venezuela habrían acordado realizar una reunión de seguimiento, cuya fecha no fue definida, aparentemente.