Nicolás Maduro aseguró este martes que la «oligarquía» jamás podrá poner las manos en el Palacio de Miraflores, sede de gobierno, mientras aumenta la incertidumbre sobre lo que podría ocurrir el 10 de enero.
Durante la marcha por 165 años de la Batalla de Santa Inés, Maduro afirmó que Venezuela sufrió una «traición oligárquica» hace varias décadas. En tal sentido, acusó a los «terratenientes» y a los «vende patria de los apellidos».
«Se los juro, por estas cuatro cruces, que esta casa presidencial jamás caerá en manos de un títere de la oligarquía, ni del imperialismo. Esta casa es la casa del pueblo. Por ahora y para siempre», dijo Maduro.
El líder del chavismo hizo estas declaraciones a un mes del 10 de enero, cuando debe tomar posesión el presidente electo y día en el que el opositor Edmundo González pretende regresar a Venezuela.
MADURO LLAMÓ A MOVILIZACIÓN
Maduro también juró que van a «derrotar cualquier intriga, complot o conspiración del imperialismo, la oligarquía y del fascismo». Por tanto, convocó a una movilización para el próximo de 10 de enero para «defender al gobierno, al pueblo y la paz».
Al igual como ha hecho en otras ocasiones, Maduro aseguró que Venezuela se ha convertido en el «horror del fascismo a nivel mundial». Asimismo, exhortó a seguir las ideas de Ezequiel Zamora, líder de los rebeldes durante la Guerra Federal (1859-1863).
«Con tres consignas que hoy retumban y que nuestro comandante Chávez trajo al siglo XXI: hombres y tierras libres, elección popular y horror a la oligarquía», afirmó.
En otro apartado, Maduro se solidarizó con Luiz Inácio Lula Da Silva, presidente de Brasil, quien fue operado de emergencia este martes tras detectarle una hemorragia intracraneal derivada de una caída sufrida en octubre.