Elizabeth Salazar, la mujer de 65 años que en 2018 conmovió a Venezuela y al mundo al mostrar su pecho afectado por un cáncer de mama, falleció este lunes en Cúcuta, la ciudad colombiana en la que hace año y medio recibió refugio y los tratamientos médicos que no consiguió en su país natal.
El esposo de Salazar, el activista por los derechos humanos Luis Escobar, de 55 años, indicó en conversación telefónica con Efe que la mujer murió en la madrugada del lunes en la vivienda que recibieron en Cúcuta luego de ser reconocidos como refugiados por las autoridades colombianas.
A mediados de 2018, cuando Salazar mostró los estragos del cáncer en su pecho izquierdo se convirtió en la enferma más emblemática de la crisis de la salud en Venezuela, en donde muchos centros hospitalarios no cuentan con los medicamentos ni el material necesario para atender a los pacientes.
Varias ONG y agencias de Naciones Unidas han alertado que el país caribeño atraviesa por una emergencia humanitaria compleja, una de las razones que ha provocado el éxodo de más de cuatro millones de venezolanos en los últimos años.
Por este motivo, en febrero pasado Salazar abogó para que las autoridades venezolanas permitieran el ingreso de la ayuda humanitaria que el líder del Parlamento, Juan Guaidó, trató de introducir sin éxito desde Colombia.
Sin posibilidad de cura
Escobar explicó que cuando llegaron a Colombia hace año y medio el cáncer de Salazar «estaba muy avanzado» y agradeció al Gobierno colombiano y a la sociedad colombiana por haberles atendido «de maravilla».
«Nos abrieron los brazos, nos abrieron su casa y su corazón, por más que los colombianos intentaron ayudarme ya no se pudo hacer nada por ella. Sin embargo, los médicos lucharon y le extendieron la vida año y medio», dijo.
El pasado 23 de diciembre la paciente venezolana recibió la última sesión de quimioterapia y en los últimos días de vida hablaba poco porque los tratamientos «la ponían un poquito débil», dijo Escobar.
No obstante, Escobar apuntó que su esposa nunca perdió «las ganas de vivir, su valentía, nunca la vi acobardada».
Una vida truncada
Oriunda del estado de Anzoátegui (este), Elizabeth Salazar era madre de dos hijos y abuela. Tenía 22 años casada con Escobar, aunque de su unión no tuvieron descendencia.
Escobar recordó que conoció a su esposa en la defensa de los derechos humanos y que en ese ambiente se enamoraron y casaron.
«Mi esposa se pudo haber salvado si en Venezuela hubieran existido los medicamentos y la atención médica oportuna y adecuada, como no tuvo ni la atención médica oportuna y adecuada ni los medicamentos, el cáncer fue avanzando», dijo.
Escobar adelantó que en los próximos días planea hacer una caminata que le lleve desde Cúcuta a Bogotá con la intención de pedir una visa humanitaria a Estados Unidos y allí «denunciar el caso de mi esposa y de los miles de venezolanos que han muerto por hambre y por enfermedad en Venezuela».
El activista de derechos humanos indico que no prevé regresar a Venezuela pues ya estuvo preso durante dos años por sus denuncias de violaciones a los derechos fundamentales.