La familia de un joven de 26 años, Cristian Maraguacare, está en shock: el desenlace de la espera por pasta y mantequilla, en un local en la vía a Upata, fueron dos heridos y la muerte de una mujer y de un joven.
La viuda de Cristian clama por justicia: un uniformado de la Policía del Estado Bolívar intentó poner orden en el tumulto y disparó al aire, las balas se convirtieron en esquirlas al chocar con unas vigas y alcanzaron a Cristian. El local no ha abierto desde entonces. El Banco Central reniega hablar de escasez y de la inflación, en Miraflores apuntan a una tal “derecha”, el gobernador del estado Bolívar dice que no hay hambre y el alcalde de Caroní no se da por enterado. Pero en las calles las colas y el hambre continúan.
Tres semanas después del incidente violento que ocurrió a las afueras de Comercial China La Sinceridad, en la vía a Upata, el establecimiento no ha vuelto a abrir sus puertas. No ha sido el único cambio. Joselin Velásquez afirma que no quiere volver a hacer una cola: su esposo murió por la bala de un policía que intentaba poner orden en un tumulto.
Cristian José Maraguacare Guardián fue la primera de dos víctimas mortales de los disparos al aire de un oficial de la Policía del Estado Bolívar, Genaro Yovanni Valdez Rosas. Las balas se convirtieron en esquirlas al rebotar en una viga. Otras dos personas resultaron heridas.
Velásquez relata lo que ha ocurrido tres semanas después de quedar viuda. Define a Venezuela como un “país deteriorado”.
En marzo y en mayo de este año dos personas han muerto en Ciudad Bolívar también por tumultos en colas. Ambas buscaban detergente en polvo. Este miércoles una mujer resultó herida por un arma blanca mientras hacía cola por leche en polvo en la estatizada La Fuente, en Puerto Ordaz.
El 31 de julio, un muchacho recibió un tiro en el pecho en el inicio de los saqueos en San Félix. Se desconoce el resultado de las investigaciones del Cicpc en Ciudad Guayana y de una comisión de expertos de Caracas que envió el Gobierno central.
La espera…
“Nos moriremos de hambre o esperaremos a que un funcionario venga a quitarnos la vida para morir de imprevisto”, sintetiza al hablar del desabastecimiento, de la anarquía, de las cada vez más comunes balas al aire en una cola por funcionarios policiales… como ocurrió este miércoles en la mañana en la estatizada La Fuente, en el sector Villa Brasil, de Puerto Ordaz.
A Velásquez le preocupa también la impunidad por la muerte de su esposo. El secretario de Seguridad Ciudadana, Gilberto Velasco Ramírez, informó apenas había transcurrido la muerte de Maraguacare, que el uniformado estaba detenido y se había iniciado una investigación.
Mejores funcionarios
La familia de Maraguacare decidió no volver a hacer cola por comida. El miedo a repetir el episodio los mantiene resguardados en sus viviendas. El shock los ha llevado a priorizar la búsqueda de la justicia sobre la compra de alimentos.
Los planes de vida de la joven, que incluían estudiar Medicina y formar una familia junto a su esposo, se vieron empañados por el homicidio de Maraguacare. “Ese hombre acabó conmigo. Genaro (el policía) acabó con mi vida totalmente”, añadió.
Velásquez reniega de los revendedores de oficio y de quienes se valen de la violencia en las colas frente a compradores indefensos. También pide a las autoridades de la seguridad ciudadana revisar mejor los perfiles de sus funcionarios para evitar expedientes, como el asesinato de Cristian, su esposo, quien murió mientras esperaba en una cola por pasta y mantequilla.
Correo del Caroni