Maracaibo arriba a sus 489 años en un entorno apático

Para el historiador Julio Portillo, la capital del estado Zulia sufre de una falta de reciprocidad entre el pueblo y la gente que comenzó hace 18 años, publica La Verdad

Hoy Maracaibo arriba a 489 años de su fundación definitiva y lejos de hablar de las diferentes fundaciones que tuvo, es necesario hablar de los huecos en las principales calles y avenidas, de los semáforos dañados y las plazas abandonas que dominan el paisaje a lo largo y ancho de la segunda ciudad más importante del país.

El historiador Julio Portillo explicó que Maracaibo sufre, desde hace 18 años, de una falta de reciprocidad entre el pueblo y sus gobernantes, ya que la ciudad tiene los espacios para competir con bulevares como el Ocean Drive de Miami y Copacabana en Brasil. “La ciudad tiene los espacios, por ejemplo en la avenida Libertador y lo peor es que nadie parece preocuparse por ello”.

Recordó que la ciudad vive en la oscuridad y a nadie se le ocurrió aprovechar el mismo sol que inspiró a Baralt para escribir un poema para alimentarla de energía. “No es posible que no se vea un panel solar en toda la ciudad o la misma región para solventar este problema que vivimos con la electricidad”.

Mencionó que hoy los marabinos sufren de sed y el Lago está contaminado. “Recuerdo que hace 18 años el presidente Chávez me encomendó hablar con el embajador de Canadá para un proyecto que estaba destinado a sanear el Lago a través de un comodato, pero el mandatario se negó debido a que eso sería entregarlo al imperialismo”.

¿Y tú qué haces?

Aunque la responsabilidad de las instancias de Gobierno es más que clara, según  lo establecido por la ley, el diario La Verdad recorrió calles de la capital zuliana para preguntar a los habitantes de la ciudad qué hicieron por ella.

Sentada en un pilar de la entrada de la Basílica de Nuestra Señora de Chiquinquirá estaba Dinora Soto, una enfermera de 38 años, quien explicó que ama a Maracaibo y lo que hace por ella es educar a las personas para que no boten basura en la calle.

Más adelante estaba Bianca Acosta, una maestra de 39 años, quien dijo amar el humor de la ciudad y la idiosincrasia de las personas, sentimiento que transmite a sus alumnos.

Pascual Tabares, un miliciano de 51 años, explicó que paga sus impuestos y por eso le duele ver cómo a la ciudad “se la come la basura y se pierde en la oscuridad por las fallas eléctricas”.