El presidente Nicolás Maduro se mostró optimista de que los diálogos que se inauguraron con la oposición el pasado fin de semana en México lleguen a buen término, advirtiendo que eso será posible en la medida que sus adversarios políticos se mantengan a ajenos a la influencia de Estados Unidos.
“Las anteriores negociaciones durante estos ocho años siempre tuvieron un elemento, que fue el intervencionismo de Estados Unidos para tratar de someter a la delegación de la oposición que lamentablemente en todas las oportunidades cedió al chantaje”, dijo Maduro el lunes en una rueda prensa. “Si se habla de fracaso” en anteriores procesos, “podemos hablar del fracaso de la oposición, no de los diálogos. La oposición traicionó al país, traicionó la palabra empeñada”.
El 14 y 15 de agosto estuvieron reunidos en México los delegados de Maduro y opositores, aliados de Juan Guaidó, como parte de la primera fase de las negociaciones que se iniciaron el viernes pasado con la firma de un memorando de entendimiento. Suscribir documento, que en los próximos días será avalado por la Asamblea Nacional, de mayoría oficialista, “es un paso realmente maravilloso”, porque “pone todo en su lugar” resaltó Maduro.
El gobernante socialista afirmó que una de sus exigencias para ir al diálogo era que se le reconociera su legitimidad como presidente. En los hechos “fue el primer paso que se dio” cuando las partes que suscribieron el memorando de entendimiento.
El proceso de negociaciones contempla una agenda que incluye la definición de garantías electorales y un cronograma para elecciones observables, el levantamiento de las sanciones internacionales, la restauración de derechos a activos, el respeto al Estado constitucional, la convivencia política y social, la renuncia a la violencia, la reparación a las víctimas de la misma y la protección de la economía y la población.
Además de su reconocimiento como mandatario, Maduro ha exigido el levantamiento de las sanciones impuestas por Estados Unidos y Europa, para presionarlo a dejar el poder.
En los diálogos, que se retomarán entre el 3 y 6 de septiembre, además de Noruega como facilitador, participa México como anfitrión, en tanto que Rusia y Holanda acompañarán a las delegaciones de Maduro y la oposición.
“Nosotros hemos perseverado por el camino del diálogo, de las conversaciones y negociaciones sanas, del entendimiento y la reconciliación y por ese camino nos vamos a mantener”, aseveró Maduro.
Guaidó, que en el pasado se había mostrado desconfiado a iniciar un nuevo acercamiento con Maduro, el 11 de mayo pareció dar un paso atrás y tomó la iniciativa de invocar el diálogo. El líder opositor ha propuesto un “Acuerdo de Salvación Nacional”, que implicaría negociaciones con el gobierno y sus aliados locales, organizaciones de oposición y la comunidad internacional. En contraste con la exigencia de Maduro sobre las sanciones, él ha planteado la conveniencia de levantarlas gradualmente como incentivo para llegar a un acuerdo.
Guaidó, en su condición de presidente de la pasada Asamblea Nacional, se declaró presidente interino de Venezuela en enero de 2019, argumentando que Maduro fue reelecto casi ocho meses antes en unos comicios fraudulentos. Varias decenas de países, entre ellos Estados Unidos, reconocieron a Guaidó como gobernante legítimo de Venezuela. “Venezuela merece y necesita un cambio. Ése es y sigue siendo el objetivo”, expresó Guaidó en la víspera.
La anterior iniciativa de llegar a un acuerdo, también promovida por Noruega, se truncó en agosto de 2019, luego que Maduro ordenó el retiro de sus delegados en rechazo al endurecimiento de las sanciones que entonces le impuso la administración del entonces presidente Donald Trump. AP