Le llevaba comida y ropa a su hijo a la cárcel en Carabobo y no sabía que estaba muerto

Filomena señala que, aunque su hijo falleció el 4 de julio, fue mes y medio después que el director del penal le dio a conocer la noticia y desde ese momento comenzó su agonía.

Desde el pasado 26 de agosto, Filomena Acosta se mantiene en una búsqueda desesperada del cadáver de su hijo, Rafael Antonio Chirinos, de 32 años, luego que le notificaran su muerte por presunta tuberculosis, cuando permanecía recluido en el Centro de Formación del Hombre Nuevo El Libertador en Carabobo.

Filomena señala que, aunque su hijo falleció el 4 de julio, fue mes y medio después que el director del penal le dio a conocer la noticia y desde ese momento comenzó su agonía, pues ha recorrido, junto a su hija Nahomí,  la morgue de Valencia, el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) de La Florida y el Cementerio Municipal de Valencia, pero hasta la fecha no logran ubicar los restos de su hijo.

De acuerdo con  la denuncia, formulada ante el  Observatorio Venezolano de Prisiones (OVP), entre el 4 de julio y el 26 de agosto, Filomena acudió al centro de reclusión al menos tres veces para llevarle la comida y otros insumos a su hijo, pero nunca le dijeron que Rafael Antonio había muerto.

“El dolor de perder a un hijo es muy grande, pero además nos indigna porque fuimos engañadas por las autoridades del penal. Se quedaron con lo que le llevamos y no tuvieron compasión de avisarnos que había fallecido”, dijo Filomena durante la denuncia.

El 31 de agosto Filomena acudió a la Fiscalía Superior del estado Carabobo para formular la denuncia, porque a pesar de la incesante búsqueda, no ha recibido de las autoridades forenses el certificado de defunción de su hijo Rafael Antonio, quien habría sido sepultado con el nombre de Eduardo Arguello en una fosa común en el Cementerio Municipal de Valencia.

Nohemí, hermana de recluso fallecido, señala que funcionarios del Cicpc La Florida identificaron el cadáver de Rafael Antonio, pero en la morgue de Valencia no emitieron el certificado de defunción a su nombre, por lo que en el cementerio de Valencia no hay registros con los que pueda confirmar que los restos enterrados en una fosa común pertenecen a su familiar.

Los familiares lamentan todas las irregularidades que dijeron se registraron en este caso.

“Primero, porque fue trasladado del penal a la morgue identificado como Eduardo Arguello; segundo, porque no nos dieron aviso de inmediato a los familiares para ir a reclamar el cuerpo en la morgue; tercero, porque el cadáver fue declarado pobre de solemnidad y enterrado en una fosa común y ya todos saben cómo están las cosas en el cementerio municipal de Valencia”, expresó Nahomí durante su denuncia al Observatorio Venezolano de Prisiones.

Filomena Acosta asegura que continuará la denuncia públicamente porque tiene el derecho de conocer qué paso con el cuerpo de su hijo.

“Sabemos que ya no vamos a revivirlo, pero como madre, como familiares directos de él, estamos haciendo esta denuncia públicamente, porque tenemos el derecho de tener un certificado, un acta de defunción que legalmente lo dé por fallecido. Y además nos asiste el derecho que tiene todo ser humano de tener una digna sepultura”, agregó.

Luego de ser recibidos en la Fiscalía Superior del estado Carabobo, los familiares conocieron que, el caso fue remitido a la Fiscalía 35 de Protección de Derechos Fundamentales, de la cual esperan acciones que les permitan conseguir los restos de Rafael Antonio Chirinos.

Por Ruth Lara Castillo/El Pitazo