Las nuevas tablas salariales del sector universitario son un misterio insondable

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“El misterio más absoluto rige hoy en torno a las nuevas tablas salariales del sector universitario, en tanto y cuanto, de nuevo, con sus recientes anuncios en el área económica, el gobierno nacional desconoce todos los instrumentos legales nacionales e internacionales concebidos para el aumento lógico y ordenado de sueldos y salarios. Es imposible olvidar que, desde hace años, lo que rige en esta materia en Venezuela es la imposición desde el poder, a partir de una creencia político-ideológica periclitada y agotada que ha significado la ruina completa de los países donde se puso en práctica, por cuanto se produce sin discusión alguna con los patrones, sindicatos, asociaciones y federaciones que aglutinan y representan a los trabajadores. Es decir, a su real saber y entender, el gobierno determina arbitraria e irresponsablemente cuál debe ser la remuneración de los trabajadores”, denunció hoy el presidente de la Asociación de Profesores de la Universidad Simón Bolívar (APUSB), profesor William Anseume.

Agregó Anseume que “La Organización Internacional del Trabajo ha alcanzado acuerdos muy relevantes en tan importante materia y Venezuela es firmante de ellos. El gobierno se los salta a la torera, sin escrúpulo alguno, desestimando el hecho de que la Constitución establece que los acuerdos internacionales tienen rango constitucional. Se da así al traste con la discusión tripartita de los sueldos y salarios, así como con la manera cómo deben discutirse las convenciones colectivas. A estas alturas, las tablas de sueldos del sector universitario son un misterio insondable. En este sentido, esperamos que sobre esos desconocimientos de los acuerdos internacionales no pese también una repulsa para con las leyes internas como la del Trabajo y se menoscaben los alcances logrados por los universitarios hasta ahora, porque cualquier disminución de los derechos laborales, que son irrenunciables y progresivos, y por ende nunca regresivos, constituiría un agravio mayor a la relación laboral, signada por la absoluta disconformidad, que tenemos los universitarios para con quienes asignan de manera autoritaria nuestros pagos”.

“Estamos vigilantes para que las tablas universitarias se ajusten a la realidad económica actual en todas sus facetas; es decir, que tomen en cuenta y partan de los alcances obtenidos hasta el momento en materia laboral y que se reconozca que estamos en una situación de hiperinflación que el gobierno ha sido totalmente incapaz de contener y que con las medidas económicas recientemente anunciadas tenderá a agravarse, como ya se aprecia en la calle. Concretamente, los sueldos deben ajustarse al ritmo de la inflación, porque lo contrario constituiría un inaguantable retroceso, casi diario, del poder adquisitivo de los trabajadores. Los sueldos y salarios deben plantearse, como mínimo, la consideración constitucional de la canasta básica. El propio anuncio de incremento del salario mínimo desdice mucho de esa originaria raíz de la cual debe partir. Es un engaño para el trabajador hacerle creer que este nuevo salario mínimo le alcanzará para cubrir sus necesidades vitales. Eso es una burda y garrafal mentira”, enfatizó el representante de los profesores de la USB.

Por su parte, el Secretario General de la APUSB, profesor Luis Buttó, ahondó en el tema y considera que “Sería absolutamente cruel, injusto e inmoral que en este supuesto plan de recuperación de la economía adelantado por el gobierno nacional, se obvien las reales necesidades socioeconómicas de los trabajadores venezolanos en general y de los profesores universitarios y empleados y obreros que laboran en nuestras casas de estudios en particular. El asunto es de suma gravedad porque estamos hablando de Derechos Humanos y constitucionales que garantizan para todos los trabajadores del país la consecución de recursos suficientes para que puedan llevar una vida digna. Hoy en día, eso es imposible en Venezuela. Por tal motivo, nuestros Derechos como trabajadores han quedado confinados a la mera teoría. La práctica real es todo lo contrario. En las actuales condiciones, no hay manera alguna que el trabajador pueda dar rienda suelta al libre desarrollo de su personalidad, pues ni siquiera puede adquirir los bienes y servicios básicos relacionados con la alimentación, la vestimenta, la salud, la educación, la recreación y el transporte. Todo cuanto se lleve a cabo en materia económica en el país debe tener como principalísima prioridad el permitirle a los trabajadores tener la calidad de vida que día a día se ganan con denodado esfuerzo. El asunto no es repartir carnés para administrar la miseria. El asunto es cumplir con la Constitución y las leyes y respetar la insoslayable condición humana”.

“En el marco de los recientes anuncios económicos, como gremialistas universitarios que somos, tenemos la obligación de preguntarnos qué va a pasar con nuestro sistema de seguridad social: Cajas de Ahorro, Institutos de Previsión, etc. La atención de la salud de los trabajadores universitarios es otra palmaria demostración del fracaso, la ineptitud y el desconocimiento con que el gobierno aborda los grandes problemas nacionales. Con la cobertura fijada para los seguros de los universitarios, en modo alguno, hay garantías al respecto. El monto del seguro básico está ridículamente lejos de cubrir exámenes, hospitalización, maternidad o atención odontológica. El sistema de ambulancias, organizado a volandas y absurdamente centralizado, no llega a los estados Vargas y Miranda. ¿De qué habla, entonces, el gobierno nacional, cuando hace referencia a la protección social integral de los trabajadores? Si así se trata a los profesores universitarios, que tenemos sobre nuestros hombros la irrenunciable responsabilidad de crear y divulgar los conocimientos que la sociedad requiere para su desarrollo y progreso, qué puede esperar el resto de los sectores laborales del país”, agregó Buttó.

“En verdad, los recientes anuncios en materia económica no son más que bombos y platillos de un carnaval que sólo en las instancias del poder se celebra, una puesta en escena para enmascarar el mayor de los fracasos que gobierno alguno haya tenido en nuestra historia contemporánea. Los trabajadores venezolanos no debemos movernos a engaño en tal sentido. En nada resultarán estos esfuerzos desesperados por maquillar una economía destruida y una sociedad desarticulada. Los trabajadores venezolanos, la sociedad en general, no podemos permanecer indiferentes y resignados frente al irracional hecho de que el destino del país se imponga desde la ceguera ideológica marxista, históricamente fracasada. La república requiere, clama, por la necesaria e impostergable reorientación que nos permita reencontrar la senda del progreso y la prosperidad que debe, por encima de cualquier otra consideración, reflejarse en el mejoramiento de los índices de bienestar humano”, concluyó el profesor Buttó.