La venezolana que descubrió el cáncer de mama durante su luna de miel

Dirige el departamento de inglés de la escuela de Idiomas Modernos de la UCV, pero su pasión es la pastelería y la panadería.

Luego de atravesar la amarga experiencia del cáncer de mama aprendió que lo importante en la vida es hacer –únicamente–  lo que produce felicidad. Esta es la historia de una sobreviviente…

A mayor edad, mayor es el riesgo de contraer cáncer de mama invasivo. En proporción, se estima que de cada 3 casos, 2 ocurren en mujeres de 55 años de edad o más.

Cierto es que la condición de mujer representa el principal riesgo –hay hombres que lo padecen– pero además otros factores se consideran potenciales: el sobrepeso, la falta de ejercicios, el hábito de fumar y el consumo de comida no saludable.

Sin embargo, estos cuatro últimos no constituyen el caso de María Belén Fagúndez, jefe del departamento de inglés de la escuela de Idiomas Modernos de la Universidad Central de Venezuela (UCV).

Su padecimiento se produjo cuando alcanzaba los 30 años de edad. Es sobreviviente.

Lo de esta profesora, quien comparte oficio académico en la UCV y en la Universidad Metropolitana (Unimet), también se distancia del promedio de mujeres víctimas porque, según cuenta, vigilaba la aparición de protuberancias en sus senos practicándose mamografías anuales.

“A través de la mamografía se detectan bultos que no son identificados con el autoexamen”: @SenosAyuda

Tampoco conocía antecedentes de cáncer de mama en su familia. Se sabe que el hereditario es otro factor que determina riesgos. Aunque recuerda que su papá falleció a los 72 años como consecuencia de esa patología en la próstata. “Realmente murió por desconocimiento”, lamenta: “Creía que el antígeno alto era como el colesterol, de modo que pasó 10 años enfermo y nunca lo supimos”.

Hasta 10% de cáncer de mama tiene origen hereditario, según Breastcancer, organización sin fines de lucro dedicada a brindar información relacionada con dicho padecimiento.

Para dar cuenta de la gravedad del asunto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera este cáncer como la principal causa de muerte por tumores malignos en la población femenina.

En términos estadísticos se producen hasta 152 mil casos por año en América Latina. La cifra es referida por la página oficial de SenosSalud, organización venezolana sin fines de lucro que apoya a la mujer que enfrenta la situación. De esta cantidad, 15% de los hallazgos son detectados en fase avanzada. La xifra de muertes por esta causa se aproxima a los 5 mil 600. 

La luna de miel inconclusa de María Belén Fagúndez

En la actualidad tiene 40 años, pero su experiencia con el cáncer se remonta a su luna de miel, hace 10 años.

Meses antes de contraer matrimonio se había sometido a una mamografía que arrojó resultados impecables. “Quería buscar bebé porque le había dedicado mucho tiempo a mis postgrados y creí que había llegado mi momento”.

La misma semana que me iba a casar me toco un bulto en una mama, era muy raro, diferente a los que siempre sentía, al tacto parecía como una mora. Le comenté a mi doctor y me dijo que quizá no era nada porque uno puede tener en la mama muchas cosas sin necesidad de ser cáncer. Me pidió que no pensara en lo peor. Sin embargo, me casé angustiada”.

“A partir de los 40 años es importante que las mujeres se realicen la mamografía de forma anual”: @SenosAyuda

María Belén recuerda que en el disfrute de su luna de miel, mientras se duchaba, observó un “segundo bulto, ahora en su axila. “Te la puedo describir como el estuche de una pintura de labios, estaba en vertical en la axila y entendí que lo que pasaba no me gustaba”.

Jamás había escuchado que la axila podía ser indicativo. Aun así, decidió con su esposo detener la luna de miel. Llegaron a Venezuela, donde se practicó una mamografía.

Los médicos empezaron diciéndome que las imágenes no son resultados, pero que seguramente tendría que pasar por tratamientos de quimioterapia. Yo describo ese momento como algo que me aturdió mucho. Estaba sola. La verdad si bien puedes tener un tumor yo sospechaba que la fatalista era yo y que no pasaría nada”.

Repitió exámenes. Pero esta vez lo hizo en compañía de su esposo. “Cuando tuvieron el diagnóstico final me llevaron a una sala para hacerme una entrevista y las palabras fueron ´María Belén el resultado dio positivo para la enfermedad´“.

Ese instante lo compara con una ola de mar que la arrastró a ella sin saber si saldría a flote. “Todo se volvió muy turbio y todo cambió a partir de ahí”.

Atravesó un cáncer metastásico que ameritó quimioterapia, radioterapia y varias cirugías, en la primera de las cuales le quitaron una de sus mamas, le extrajeron músculo para hacer espacio, y piel de su espalda para la reconstrucción.

Fagúndez: “Si uno no es feliz la vida no tiene sentido”

Con una tercera cirugía obtuve el balance de los dos senos, el natural y el de la prótesis. Le digo a mi esposo que ahora tiene para elegir”.

Además de ese humor, ¿qué descubrió tras enfrentar la enfermedad? “Que si uno no es feliz la vida no tiene mucho sentido, que uno debe concentrarse en las actividades que te gustan. También descubrí que los prejuicios no sirven de nada y que el café se le sigue debiendo a los amigos”.

María Belén experimenta de otra forma su trabajo en la academia. “Trato de ajustar mis horarios, disfrutarlo más, entender más al otro, termino poniéndome en los zapatos de mis estudiantes”.

La mayor parte de su tiempo se lo dedica a las labores de pastelería y panadería: “Y soy plenamente feliz gracias a eso. Hago lo que me apasiona. Mi actividad de vida es pasarla bien todo el tiempo”.

Si no tengo a mi esposo no hubiese podido. El me cargó en su espalda, en los hombros, él lo fue todo, se convirtió en lo único que me mantuvo a flote, me bañaba, se ocupaba de mi, de otra forma no hubiese podido”.

Entiendo que muchas mujeres son abandonadas por los hombres y creo que hasta los entiendo a ellos porque es difícil, pero en mi caso tuve la dicha de contar con un hombre que decidió acompañarme y salvarme. Así nos lleguemos a divorciar le estaré eternamente agradecida”.

La escasez de medicamento para su tratamiento ha afectado la atención que sigue requiriendo. “Si no hubiese sido por gente que conozca y por quienes colaboraron desde las redes sociales yo estaría muerta. Hubo gente que no conozco pero que me regaló parte de la quimioterapia. Eso es importante porque uno no ve esas cosas. Hoy en día, no tengo el tratamiento porque no se consigue en el país, fuera del país sería comprarlo en dólares, pero yo no gano esa cantidad en las dos universidades”.

A las autoridades les diría que no solo son importantes las medicinas y el acceso a lugares como hospitales sino también las posibilidades de que los equipos puedan recibir mantenimiento y de contar con especialistas para esos equipos.

“Lo que procuro es cuidarme, rezo y trato de confiar y no tener mucho miedo. Sigo haciéndome los chequeos”.

El llamado de Paola Martucci

Antes de ser mamá, el enfoque que daba a mis senos se reducía a la sensualidad”, relata Paola Martucci, una venezolana residenciada en Argentina, desde donde escribe sobre la capacidad femenina de dar afecto y alimento desde su cuerpo.

Paola se pronuncia más allá de cualquier padecimiento. En su caso, no ha atravesado por una situación extrema como la de María Belén Fagúndez. Eso no impide la empatía que siente con las de su género.

Los paradigmas que ha generado la industria de la belleza me habían desvinculado de lo primitivo y de lo mamífero; lo esencial y lo funcional”.

A Paola le resulta una ironía que siga considerándose tabú la imagen de una mujer desnuda amamantando, pero que al mismo tiempo resulte “normal” ver mujeres desnudas en publicidades de autos deportivos o revistas eróticas.

“La detección temprana es la mejor cura de cualquier enfermedad”: @SenosAyuda

Ahora cada vez que amamanto a mi hijo, su manito me acaricia la cara y sus ojitos se conectan con los míos, nuestro vínculo de madre e hijo se intensifica, mi esencia como mujer se exacerba, y encuentro la razón más pura de mis senos: alimentar, dar vida. En este mes rosa, ¡celebremos la lactancia! Porque si amamantas, previenes el cáncer de mama de la manera más natural”.

CD