De acuerdo con una encuesta realizada por la firma Datanalisis, al menos un 73% de los venezolanos consideran necesario mantener el programa de intercambio por petróleo que garantice el abastecimiento de diésel.
Los resultados de la encuesta señalan que el 68% de la población venezolana rechaza la cancelación del intercambio de petróleo por diésel porque se traduciría en una agudización a la crisis, «sin esperanza alguna de que provoque, en un tiempo prudencial, el objetivo de cambio político que persigue».
Para el economista y analista Luis Vicente León, por primera vez se homogeneiza el rechazo a una sanción, haciéndose mayoritario en todos los clusters de autodefinición política, incluyendo opositor.
Según el también presidente de Datanálisis, no ha entrado un barco con diésel desde el 24 de octubre, lo que alerta sobre una crisis de transporte de alimentos a principios de 2021, porque en estos momentos se está trabajando con los inventarios de las reservas.
«El diésel es el combustible fundamental que soporta la distribución de alimentos (camiones), sustenta una parte fundamental de la generación termoeléctrica de occidente y Zulia (ya bastante deteriorada), el bombeo de agua y las reservas energéticas de hospitales y clínicas», detalló León.
El analista alertó sobre la paralización a partir del 1 noviembre de este programa que se usaba para evitar que la estrategia de sanciones “que intenta presionar los cambios en Venezuela” tuviera un impacto negativo directo “en la vida de la población inocente”.
«Ese acuerdo de intercambio de petróleo por diésel permitió garantizar el 65% del abastecimiento interno de ese producto con importaciones, dado que la producción local solo alcanza para un tercio de la demanda», señaló.
Estas operaciones de canje de diésel por petróleo formaban parte de exenciones a las sanciones estadounidenses contra Venezuela que también ha sido dejada sin efecto.
Las importaciones de diésel y gasoil dan cierto respiro a diversas operaciones industriales, importantes para los sectores productivos del país.
Se estima que uno de los sectores más afectados es el del transporte, tanto de carga como de pasajeros, que depende de este tipo de combustible para operar.
León advierte que uno de los sectores más afectados por la decisión de eliminación del canje de diesel por petróleo será el sector agrícola, que tiene una elevada dependencia al producto. «Es quizás la más evidente demostración de afectación a la población».
Para León, aún siguen vigentes las razones que justifican el programa humanitario de intercambio de petróleo por diésel.
El pasado 30 de octubre, Washington bloqueó los intercambios de diésel por crudo que habían sido permitidos hasta ese mes. Los proveedores del diesel habían instado a la administración Trump a seguir permitiendo los canjes, argumentando que eran cruciales para fines humanitarios como la generación de energía y la agricultura, así como para los servicios de transporte público y de mercancías.
La decisión de Estados Unidos es adversada además por amplios sectores de la sociedad venezolana que incluso se han movilizado para cuestionarla.
Diversos programas sociales e instituciones venezolanas le solicitaron al gobierno de los Estados Unidos no dar el paso de sancionar los intercambios por diésel, una medida que impactará en la economía venezolana.
Los estimados de Gas Energy Latin America (GELA) indican que en 2021, con mayor flexibilización en el fin del COVID, se demandará en Venezuela alrededor de 105 mil barriles diarios de diésel, 25 mil más que en 2020 y la producción nacional se reducirá a sólo 20 mil barriles.
La cancelación del intercambio de petróleo por diésel ocurre cuando 68% de la pob rechaza esa sanción, que percibe claramente como una agudización de la crisis que ya vive, sin esperanza alguna de que provoque, en un tiempo prudencial, el objetivo de cambio político que persigue
— Luis Vicente Leon (@luisvicenteleon) November 13, 2020