El espejo de agua del embalse La Mariposa está comprometido en un porcentaje importante debido al crecimiento de la planta acuática (Eichhornia crassipes), mejor conocida como Bora.
Dos hombres en el mismo número de lanchas son los encargados de removerlas de manera mecánica. Otros dos en tractores las recogen con el brazo mecánico. Este mismo personal de Hidrocapital estuvo hace siete meses cumpliendo con la misma labor: lograr que el cuerpo de agua no estuviera cubierto de la planta. Tres meses les llevó limpiar el lugar.
Si no fuera por los cuatro trabajadores que despejan el sitio desde una orilla, cualquiera que vaya por primera vez a La Mariposa pudiera fácilmente confundir el embalse con un amplio terreno sembrado de matas. Actualmente más de 85% de la cuenca hidrográfica está cubierta de bora, según un empleado de la hidrológica que pidió no ser identificado.
“Yo no sé que hay en este lugar que todo el tiempo crece la bora. Ningún otro embalse que yo conozca tiene este problema tan frecuente”, dijo el empleado de Hidrocapital. Y es que el crecimiento de la también conocida como Jacinto de agua es incontrolado.
Ernesto González, biólogo con doctorado en ecología que durante años ha estudiado varios embalses del país, explica que la cuenca ubicada en Las Mayas sufre grandes y frecuentes fluctuaciones de su nivel como consecuencia de la alta demanda de agua y por el bombeo desde los embalses de Camatagua y Lagartijo. “Su cuenca está altamente impactada y erosionada, lo cual contribuye con la entrada de elevadas cantidades de nutrientes y sedimentos”, dijo.
La pregunta que se hace el empleado de Hidrocapital sobre lo que hay en la Mariposa que hace crecer rápidamente la planta acuática, la respondió el también profesor y director del Instituto de Biológía Experimental de la Universidad Central de Venezuela. Resumió en una palabra lo que hace que la Eichhornia crassipes incremente su abundancia una y otra vez: Eutrofización.
“Todas las aguas tienen cierto número de sustancias químicas. Todos los elementos que están en la tierra están en el agua también, porque son transportados por los ríos. Cuando se rompe ese equilibrio empiezan a transportarse más sustancias de las que normalmente llegan, puede ser por aguas servidas, o plantas de tratamientos. Básicamente todo esto se reduce a la entrada de sustancias como nitrógeno y fósforo, elementos en forma inorgánica nitrato, nitrito, amonio. En el caso del fósforo en forma de fosfato. Eso no es otra cosa que sustancias nutritivas para las plantas que viven en los cuerpos de agua. Es lo mismo que cuando fertilizas un campo. Las plantas al ser fertilizadas aumentan su productividad biológica. Ese proceso se llama eutrofización”, explicó González.
Basta con recorrer los alrededores del embalse para comprobar que la intervención del hombre es evidente y que éste no cuenta con el resguardo de la Guardia Nacional, a pesar de que el 5 de octubre de 1988 estas instalaciones fueron declaradas como zona protectora, según decreto N° 2.472. La finalidad era salvaguardar la calidad de las aguas, la vida útil del embalse y la conservación de los recursos naturales existentes.
“La Mariposa no está protegida, a ella le llegan algunas quebradas como Potrerito, la del Cují. Rodeadas de sembradíos, es decir que hay uso de fertilizantes. Además les llega el agua de los habitantes de la zona que no son tratadas. Tienen una altísima concentración de nutrientes. Tienen indiscutiblemente una altísima productividad biológica que contribuye al crecimiento de la bora”, según el experto.
En el recorrido hecho por el equipo de El Estímulo se observó que la cuenca tiene una alta influencia por todo lo que se hace alrededor. En muchos puntos de la extensa cerca que rodea las instalaciones, ingresan personas sin problema alguno, pues está roto o derrumbado el alambre. También hay basura y desechos en las orillas del embalse. Y por si fuera poco se practican ritos de santería en quebradas y caídas de agua que vienen de los Altos Mirandinos y cuyo destino final es la cuenca de Las Mayas que surte a gran parte de los Altos Mirandinos y algunos sectores de Caracas como: La Vega y Coche
El crecimiento de la bora se convirtió en un problema desde 2005. Dos años después, y por un proceso de remoción irregular, las plantas cubrieron más de 80% de la superficie del embalse.
Desde entonces, según expertos, la calidad del agua se ha visto afectada debido a que, además de lo explicado por González, grandes cantidades de materia orgánica, proveniente de las plantas muertas que se acumularon en el cuerpo de agua. En 2008 la planta aumentó nuevamente su densidad poblacional a niveles elevados, debido a la no remoción sistemática del Jacinto de agua. En 2009 se repitió el crecimiento.
Lo lamentable es que los cuatro hombres que trabajan para despejar el embalse de la planta acuática, cumplirán con su trabajo y su cometido será alcanzado, pero seguramente estarán en lo mismo dentro de unos cuantos meses.
“Una de las medidas que se debe aplicar es la que hacen ahora, remover la bora de manera mecánica, pero el problema de fondo sigue siendo la entrada de nutrientes, entonces apenas ceses la remoción de la bora va a volver a crecer”, advirtió el profesor de la UCV.
Para Ernesto González lo principal para frenar la proliferación de la planta es tratar de controlar la entrada de nutrientes protegiendo la entrada de la cuenca, reforestando el lugar, haciendo recolección y tratamiento del agua de los habitantes de los alrededores.
Lennin Herrera, ingeniero químico con maestría en ingeniería ambiental y de la salud en la Universidad de Texas y miembro del Centro de Investigación del Agua de la Universidad del Zulia, asegura que el crecimiento desenfrenado de la planta acuática trae problemas serios en el tratamiento del agua y pérdida de la calidad.
El también profesor universitario e investigador asegura que para frenar la problemática en el embalse es recomendable inducir la oxigenación en el fondo del cuerpo de agua. “Así los procesos de oxidación aerobia se impondrían y se desarrollarían los procesos naturales de nitrificación y desnitrificación, eliminando el nitrógeno que se va acumulando y que es el responsable en la mayoría de los casos del crecimiento de las plantas acuáticas”, explicó.
La Eichhornia crassipes tiene una alta capacidad de captar metales pesados y podría ser utilizada para la biolimpieza. Esto siempre y cuando su reproducción sea controlada. Se convierte en un problema cuando ocurre lo que se vive en La Mariposa desde hace al menos 10 años, debido a que su crecimiento descontrolado impide que el paso de la luz, agotando además el oxígeno del agua.
González detalló que cada planta puede evaporar un litro de agua al día, lo que puede contribuir a que el nivel del embalse está por debajo de lo normal, convirtiéndose en un problema más ante una sequía como la que ha habido en el país.
“Este punto en particular no lo he investigado yo, pero sé que pudiera traer como consecuencia que el tratamiento puede aumentar sus costos. Eso habría que comprobarlo con la hidrológica, pero la lógica dice que mientras el agua esté mejor en el cuerpo de agua, el tratamiento para potabilizarla debería ser más sencillo”, insistió el profesor del UCV.
En la visita realizada a las instalaciones del embalse fue imposible tener declaraciones oficiales por parte de los ingenieros de Hidrocapital. Recomendaron acudir a la gerencia general de operación y mantenimiento, y a la gerencia de tratamiento. En ambas oficinas fue inútil ser atendidos. El equipo fue remitido a la gerencia de imagen (prensa) y la presidencia de la hidrológica. También fue imposible tener una versión oficial.