El lunes 24 de agosto, Yolimar Ferrer parecía contenta. Sentada en una de las sillas plásticas de la Farmacia de Alto Costo del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (Ivss) de Los Ruices, Caracas, esperaba con paciecia la entrega de la dosis mensual de Herceptin y Tamoxifeno, medicamentos imprescindibles para mantener a raya al cáncer de mama que la llevó a un quirófano en septiembre de 2013.
El mes pasado, Yolimar regresó a El Vigía, donde vive con su esposo y sus tres niños, Anderson, Germaín y Scarlett, de 6, 9 y 15 años de edad, respectivamente. Llegó sin nada en las manos, pero con una angustia que le devora su salud: “Sin quimioterapia mi cuerpo resiste hasta dos meses. Después de eso puedo recaer en la enfermedad si no me coloco los medicamentos”, explica.
Es una de las 42.017 personas en el país con tumores sólidos, y debe viajar cada tres semanas, durante 12 horas en autobús, desde El Vigía a Caracas, para poder mantener las esperanzas de vida.
Con aparente serenidad, cuenta que a diario piensa mucho en su situación: no puede tomar sol, nadie le da trabajo porque tiene que ir a la capital del país cada 21 días a retirar su medicamento, no cuenta con los recursos para trasladarse (el único ingreso del hogar es el de su esposo, quien se gana la vida como chofer de camionetica) y ni hablar de comprar por su cuenta el tratamiento.
“Pienso mucho y me digo, ¡cónchale! cómo haré. No tengo cómo comprar las medicinas. Me da miedo recaer. Mis hijos están pequeños y yo quiero seguir viviendo”, revela.
Como ella, cientos de pacientes acuden a diario con una pequeña cava a este centro de expendio público de fármacos, una de las 73 Farmacias de Alto Costo del Ivss que distribuyen gratuitamente medicamentos para tratar 260 tipos de cáncer en 47.134 pacientes de todo el país, y otras enfermedades.
Son tratamientos imposibles de sufragar incluso para gente con recursos, pero que a veces deben ser interrumpidos porque cada vez es más difícil conseguirlos en las farmacias.
“Este no hay”, se escuchaba decir a uno de los trabajadores de la institución que chequeaba el récipe de Yolimar antes de permitirle el ingreso a la sala donde se retiran los medicinas.
Pero la paciencia de los afectados tiene sus límites. El jueves 27 de agosto pasado se registró una protesta frente a esta farmacia. Pacientes crónicos reclamaban la entrega oportuna de su tratamiento. Por suerte, Yolimar pudo obtener el lunes sus medicinas, pero no siempre es así.
Se juega con la salud
La lista de los fármacos escasos es casi infinita. Resulta más sencillo enumerar los que se consiguen en las farmacias, que los desaparecidas. Una realidad que para muchos se dibujó en Venezuela hace ya algunos años: el volumen de divisas asignado al sector farmacéutico se redujo entre 2012 y 2014.
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