Venezuela atraviesa una crisis sin precedentes que ha obligado a miles de personas a huir a otros países en busca de nuevas oportunidades. Esta situación ha fragmentado a las familias, puesto que padres han tenido que migrar sin sus hijos y estos quedan al cuidado de terceros.
Yusneiker de 12 años y Anthonella de 8, son dos hermanitos que quedaron al cuidado de su abuela, pues debido a la hecatombe económica que atraviesa Venezuela, su madre tuvo que emigrar a República Dominicana en 2016. Su padre lo hizo dos años después.
Gracias a las remesas que les envían pueden llenar el vacío del hambre en sus estómagos, pero no la ausencia que sienten sus corazones.
Anthonella dejó de hablar y bajó su rendimiento escolar. Apenas responde a su abuela diciendo si o no con un movimiento de la cabeza, según reseñó el diario El Nacional en su versión web.
“Incluso todavía hoy se acuesta y le preguntas ‘¿qué te pasa?’ y te dice ‘extraño a mi mamá’”, reveló Aura Orozco, de 48 años de edad.
La migración venezolana asciende a tres millones de personas, según cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).