Desde el 1 hasta el 31 de enero de 2023 hubo 18 femicidios consumados y 19 femicidios en grado de frustración en Venezuela. En promedio, hubo una acción femicida cada 16 horas. Estos datos fueron recogidos por el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) a través de las publicaciones hechas por los medios de comunicación digitales. En el análisis de los fenómenos asociados a estos femicidios, se observó que dos niños quedaron huérfanos por la muerte violenta de sus madres.
En el mes de enero 2023, el 22,2% de los casos de femicidios ocurrieron en el Distrito Capital. El 16,7% ocurrió en Zulia, 11,1% en Miranda y otro 11,1% en Carabobo. Un caso en el que se presume vinculación a situaciones de venganza de organizaciones criminales ocurrió en el Distrito Capital. En Carabobo sucedió un caso cuya aparente motivación fue la decisión de la víctima de separarse del ofensor. En el estado Zulia hubo un caso cuyo signo de violencia se trató de ataduras, y otro dónde el cadáver fue arrojado en la vía pública. La mayor incidencia de femicidios frustrados aparece registrada en los estados Zulia (7), Falcón (3) y Anzoátegui (3). En el 22,2% de los casos no hubo testigos del femicidio; en el 5,6%, los testigos del hecho eran transeúntes.
Caracterización de las víctimas
Todas las víctimas de femicidos consumados eran venezolanas. En el 11,1% de los casos eran menores de un año. El 45,5% de los casos presentó a mujeres en edades comprendidas entre 22 a 57 años. Mientras que el 22,2% de los casos registró víctimas en un rango de edad entre 58 a 78 años. Una de las víctimas tenía una discapacidad intelectual. Respecto a los femicidios frustrados, los datos disponibles indican que en el 89,5% de los casos no se registró la edad de la víctima.
Caracterización de los agresores
En el 5,6% de los casos de femicidios consumados, el agresor fue un funcionario policial activo. Sobre los rangos de edad de los ofensores, en el 11,1% de los casos tenían entre 23 y 27 años. Mientras que el 27,8% de los ofensores presentaron edades entre 28 y 51 años. En el 61,1% de los casos no se mencionó en la fuente de información la edad del agresor.
No se encontró registro sobre la existencia de victimarios con antecedentes por violencia de género. Respecto de la detención del agresor, en el 55,6% de los casos se produjo después de los hechos. En el 27,8% los agresores se encuentran en fuga y el 5,6% de los ofensores murieron en el contexto de los hechos. En uno de los casos el agresor se suicidó.
Uno de los casos presenta como agresores a tres funcionarios policiales activos. En el mismo, el mecanismo de comisión fue la propia mano y pies (golpes de puños y patadas), y se registra a una mujer como coautora o cómplice del femicidio.
Sobre los femicidios frustrados, en el 73,7% de los casos la edad del agresor estaba comprendida entre 19 y 47 años. En un 10,6% de los casos la edad registrada del agresor estuvo entre 64 y 79 años. En ninguno de los casos hubo reporte de antecedentes penales por violencia de género. En los casos de femicidio en grado de frustración, se registró en el 94,7% de los mismos una aprehensión posterior. En uno de los casos el agresor, una vez cometido los hechos, intentó suicidarse, pero no lo logró. En un caso de femicidio frustrado, los ofensores actuaron en grupo de tres.
Vínculo relacional
Entre víctima y ofensor existían vínculos de parejas y exparejas en el 22,2% de los casos. Otro 22,2% se trató de ofensores conocidos sin vínculo familiar. En el 5,6% de los casos eran miembros de la misma familia y en otro 5,6%, no se registró relación alguna. En el caso donde el agresor se suicidó, existían vínculos de parejas.
De los casos de femicidios frustrados, en el 52,6% se registró como relación afectiva entre víctima y agresor vínculos de parejas con o sin convivencia bajo el mismo techo. En el 26,3% de los casos se trató de miembros de la misma familia (padre, padrastro, hermano, hijo, hijastro, primo).
Motivación, modus operandi y contexto del femicidio
Respecto a la aparente motivación de los hechos acaecidos, en el 16,7% de los casos de femicidios consumados la aparente motivación fue una escena de celos o alegatos de infidelidad íntima. En el 5,6%, la víctima había decidido separarse. Otro 5,6% de los casos presentó como aparente motivación disputas económicas. En aquellos casos donde la aparente motivación fue una escena de celos o alegato de infidelidad íntima, la edad de los ofensores quedó registrada de 44 a 51 años.
En cuanto al ámbito de ocurrencia, para el 44,4% de los casos los hechos vinculados a los femicidios ocurrieron en la casa de la mujer. Un 33,3% ocurrió en un lugar desolado o apartado. Los casos donde se evidenció como signo de violencia el haber arrojado los cuerpos de las víctimas en lugares desolados o apartados, ocurrieron en Barinas, Carabobo, Falcón, Lara y Zulia. Sobre el contexto femicida, tenemos que un 27,8% de los casos reflejó femicidios vinculados a contextos de delincuencia organizada y un 22,2% se trató de femicidios íntimos.
Para los femicidios frustrados, el 52,6% de los casos hace referencia a femicidios en contexto íntimo. Mientras que 26,3% ocurrieron en contexto familiar y el 5,3% femicidio sexual. En el 78,9% de los casos de femicidios frustrados, el ámbito de ocurrencia fue el privado, es decir en la casa de la mujer o en la de ambos.
Amenazas y daños físicos como factores de riesgo
Los factores de riesgo que pudieron ser determinados para el análisis de los femicidios consumados en el tiempo que abarca el monitoreo fueron antecedentes de amenazas o daños físicos en 11,2% de los casos. Con respecto a los femicidios frustrados, los factores de riesgo destacados fueron, en el 10,5% de los casos, antecedentes de amenazas o daños físicos. Y en el 5,3%, antecedentes de acoso u hostigamiento.
Presencia de armas
En cuanto al tipo de arma o mecanismo de comisión del hecho delictivo en los femicidios consumados, tenemos que el 44,4% de los casos registró un arma blanca o punzo penetrante. El 16,7%, presentó registro del uso de la propia mano y pies (golpes de puño y patadas) y un 11,1% hace referencia a la utilización de armas de fuego. Para los femicidios frustrados, en el 47,4% de los casos se utilizó como medio de comisión del hecho delictivo la propia mano y pies (golpes de puño y patadas). Mientras que en el 36,8% de los casos aparecen registradas armas blancas o punzo penetrantes y en el 10,5% se trató de armas de fuego.
Muertes violentas de venezolanas en el exterior
Del 1 al 31 de enero de 2023 hubo 5 muertes violentas de venezolanas en el exterior. En promedio, cada 6 días hubo una acción femicida contra una mujer venezolana fuera del país. Tres de los casos ocurrieron en Colombia y dos en Chile. El 60% de las víctimas tenían edades comprendidas entre 22 y 45 años. Un niño quedó huérfano por el femicidio de su madre. En el 40% de los casos la relación afectiva entre víctima y agresor era de parejas y exparejas, con o sin convivencia bajo el mismo techo.
Se desconoce la edad del agresor en el 100% de los casos. En el 80% de los casos no se estableció la nacionalidad del ofensor. En el 20% de los casos el ofensor era un militar activo. Ninguno de los victimarios registra aparentemente antecedentes por violencia de género. El 60% de los agresores están en fuga. Mientras que 40% fue aprehendido posteriormente.
Sobre el ámbito de ocurrencia, 20% de los casos sucedieron en la casa de la mujer víctima. La aparente motivación del agresor fue en el 40% de los casos la venganza de organizaciones criminales. En uno de los casos aparece reseñado como signo de violencia el cadáver incinerado.
El 40% de los femicidios ocurrieron en un contexto íntimo. Otro 40% se trató de contexto de criminalidad organizada. Sobre la presencia de armas, en el 40% de los casos se presenta como mecanismo de comisión del hecho delictivo un arma de fuego. Un 20% se cometió con arma punzo penetrante. Otro 20% con acelerantes del fuego y otro 20% con la utilización de propia mano y pies.
¿Por qué es importante analizar los fenómenos sociales asociados?
El monitoreo de las muertes violentas de mujeres en las circunstancias que las definen como femicidio, resulta mucho más valioso cuando se analizan los fenómenos sociales asociados a estas muertes violentas. De esta manera se puede recabar información que resulte útil para el diseño y aplicación políticas dirigidas a prevenir esta forma de violencia.
Sin embargo, seguimos sin poder consultar registros oficiales de femicidios en Venezuela y de mujeres venezolanas en el exterior para contrastar con los datos aportados por los medios digitales. Es necesario contar con cifras oficiales, no solo de la cantidad de muertes, sino las características específicas de cada caso y de las acciones que se han seguido para lograr justicia.
La identificación de estas características propias de cada caso, y de los factores de riesgo, que desde el Observatorio Digital de Femicidios denominamos fenómenos asociados, es una de las tareas claves para la prevención, a partir de la toma de conciencia de las condiciones existentes que vulneran la integridad física, psicológica y sexual de las mujeres.