Cuando José Antonio Tovar Colina, de 27 años, alias “El Picure”, saltó hacia el patio trasero de la casa de Rafael Fernández, de 48 años, la tarde del martes, los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) entraron como habían hecho en más de veinte viviendas de la urbanización. Lo acusaron de ser parte de la banda, publica El Universal.
Por DEIVIS RAMÍREZ MIRANDA
Una vez dentro del inmueble, le preguntaron a Rafael y a los demás familiares que estaban allí (hermana y varios sobrinos) dónde estaba “El Picure”. Como no sabían, los militares lo sometieron junto al sobrino Stany Jaime Fernández, de 26 de años. Los llevaron al patio y los golpearon varias veces, aseguran familiares que fueron testigos del hecho.
Fue entonces cuando en una esquina del patio los militares observaron a “El Picure” que intentaba saltar un muro hacia la casa vecina, justo al lado de una especie de depósito de herramientas. El sujeto estaba escondido porque había quedado acorralado y sin municiones. En ese momento lo neutralizaron a disparos, al igual que hicieron con el entrenador y el sobrino, según manifestaron los familiares de las víctimas.
“Esa plomazón fue terrible, mis hijos y yo estábamos desesperados. Vimos como sacaron a mi hermano y a mi hijo casi muertos. Fue horrible”, refirió Angélica Fernández.
Son ellos los que aparecen en un video que fue difundido por militares en redes sociales tirados, ya cadáveres, en el piso de granito del hospital local.
“Ellos (los GNB) hicieron saber que habían matado al líder de la banda y a dos de sus integrantes, cuando eso no es verdad. Mataron a dos personas sanas y figuras del deporte local”, dijo la mujer asustada por las represalias que pudiera padecer. No pudo ir al entierro de su hijo y hermano por miedo.
En el patio de la vivienda quedaron evidencias de la balacera que duró más de media hora. Aún se contaban varias conchas de fusil y de armas 9 mm, pese a las muchas que recogieron los mismos funcionarios, explicaron los deudos.
Residentes de la zona, que está ubicada en el centro de El Sombrero, aseguran que Rafael era entrenador de Béisbol Menor desde hacía 35 años, y su sobrino era miembro del equipo de Voleibol del municipio Mellado.
Ayer durante el velatorio que se realizó en la funeraria Tamanaco, en toda la entrada de El Sombrero, familiares y amigos de los deportistas fallecidos pidieron justicia.
Marcial Rodríguez, presidente de la Liga de Béisbol menor, destacó que Rafael, a quien conocían como “Chevecha”, era un hombre dedicado a los niños y también laboraba como profesor deportivo en el colegio Julián Mellado.
Homenaje póstumo
A las 11:00 de la mañana trasladaron los ataúdes al estadio local para rendirles un homenaje. Las gradas se llenaron de dolientes, al igual que parte del terreno de juego. Allí, Aura de Fernández, la madre de Rafael, agradeció el apoyo de los presentes y envió un mensaje de amor y unión, aseguró que a pesar de haber perdido a un hijo muy querido en el pueblo, sentía que “todo el amor que entregó a varios equipos debía multiplicarse en las calles”.
A dos cuadras del lugar donde cayó muerto “El Picure” queda el barrio Bicentenario, mejor conocido como Concha de Mango, donde vivía el líder hamponil. En esa zona los habitantes no hablan, todo es hermético. Incluso, quienes residen ahí no se ligan con los del sector Juan Ángel Bravo. Parecen ser zonas enemigas.
“El Picure” pocas veces se paseaba por el centro del pueblo, y cuando lo hacía era en camionetas último modelo. “Cuando pasaban esos carros lujosos ya uno sabía que era él. Después que le mataron al hermano el sábado se le veía más la cara porque estaba en la casa de quien fuera su suegro. Desde el lunes en la noche comenzó un infierno con tantos muertos”, explicó un habitante.