Rómulo Betancourt, nacido en Guatire en 1908, murió en la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, 28 de septiembre de 1981. Hoy se cumplen 34 años de su muerte. Betancourt, político, periodista, escritor y orador venezolano, fue Presidente de Venezuela interino entre 1945 y 1948, y constitucional entre 1959 y 1964. Fue quiezás el más influyente político en latinoamércia en la segunda mitad del Siglo XX.
En ocasión a su desaparición física, les traemos un denso trabajo de investigación en libros oficiales por más de 10 años que realizara Francisco Pantaleo-Gandais sobre un aspecto hasta ahora poco estudiado: Se enorme capacidad gerencial.
“Rómulo, ¡otra vez …!”
Por Francisco Pantaleo-Gandais
El secreto del éxito de Rómulo Betancourt: Una receta para los “políticos”
Para Venezuela (salvando algún evento noticioso muy especial), cualquier 28 de septiembre, otra vez, lo que más va a destacar nacionalmente es al día en que en 1981, murió Rómulo Ernesto Betancourt Bello; oficialmente conocido como el Presidente Rómulo Betancourt y popularmente como Rómulo, el padre de la democracia venezolana.
Se recordarán sus logros por la democracia venezolana y del continente; sus luchas contra las dictaduras venezolanas y del continente; contra la corrupción; igual por el voto universal para todos los venezolanos, la inclusión de las mujeres al voto; por la soberanía petrolera; por la expansión de la educación a todos los niveles … Un caso a destacar es el desarrollo de la CULTURA de Clase Media en nuestro país, o el gusto por el vivir cómodamente gracias a los frutos del estudio y el trabajo. El ascenso social por méritos propios es un sólido logro de la democracia. Sin caer en detalles, este ha sido el muro que ha evitado que el comunismo se imponga en Venezuela; ya que este flagelo socio-político, es admitido en países donde la miseria es cultura de vida. ¡Aquí NO!
Todos hablan de los muchos beneficios de este hombre, pero hablemos del “CÓMO”. Aquí parte del “secreto” del éxito de Rómulo. La lista de logros es muy larga y es por eso que se necesita entender que una agenda así, no solamente implica mucho estudio, mucha capacidad de trabajo y un inmenso amor por la gente, pero además una extraordinaria capacidad GERENCIAL. “Jefe quien manda; gerente quien soluciona”. Este es el axioma que igual cabe para el líder o sea: el que soluciona… y las soluciones no vienen ni de la cobardía, ni de ser iluso, ni del verbo etéreo. Las soluciones vienen de observar, de aferrarse a la realidad, de enfrentar obstáculos, de organizar y concretar. Después de hablar, mandar es lo más fácil.
La historia de Venezuela tiene sobrados ejemplos de mandatarios, pero muy pocos de líderes, de hombres que han solucionado nuestros problemas. El siglo 21 tiene lecciones. Hugo Chávez ha sido llamado “líder” por su carisma para un inmenso grupo, pero ¿qué fue lo que solucionó con tanta habladera de paja, mandadera, estimulación de odios y violencia? El (presunto) sector opositor al chavismo lanzó unos candidatos para que de manera unida le representaran. Durante sus campañas electorales se bañaron en océanos de palabras y no teniendo ni una hora en que fueron gobierno –por haber ganado sus elecciones- fracasaron al no enfrentar al “golpe de estado” del régimen cuando les quitó el triunfo. Se callaron, huyeron, se escondieron con excusas, abandonando su responsabilidad ante el país y su compromiso con quienes creyeron y votaron por ellos, como los que iban a ser los líderes que iban a restituir el orden constitucional y las leyes. Otros mal llamados líderes de partidos han quedado en igual ridículo. Se enmudecen ante los abusos del régimen (o peor, traicionan a su legado de lucha).
Después de haber dedicado más de una década a revisar documentos oficiales para un trabajo de investigación sobre el Estado venezolano, resulta que me veo (como muy pocos) en una posición muy particular para descubrir a un Rómulo que nadie me había contado … y es que para decirlo en pocos términos, leyendo documentos oficiales y descubriendo grandes beneficios que dio a Venezuela, muy pocos de ellos conocidos por nosotros los ciudadanos, muchas veces, revisando un libro o documento oficial sobre uno de los mesones de las bibliotecas de Caracas, me encontré diciendo: “Rómulo, ¡otra vez…!”.
Después de tantos años como gerente, después de tantos años despotricando a los políticos y a la política, debo decir que nadie me había presentado a ese Rómulo Betancourt, tal como me lo presentaron –objetivamente- los propios documentos oficiales del Estado venezolano entre 1945 y finales de los años 60. Me refiero a reportes oficiales sobre la gestión de un funcionario público de alto rango. Nada escrito por algún propagandista del régimen de turno, como ocurría con los dictadores Marcos Pérez Jiménez y Hugo Chávez. Todo lo contrario, tales reportes oficiales sobre la gestión de Rómulo fueron aprobados por un Congreso creado con votos limpios y libres; lo cual significa que su trabajo fue aprobado aún por disidentes.
Hago un paréntesis para confesar que hasta el 2002 cuando comencé esta investigación, mi visión de la política, los políticos y los partidos políticos era totalmente negativa y repelente. Yo era otro más entre millones. Sin embargo, debo a Rómulo el que me haya enseñado que la política es la gerencia de los beneficios para la polis; un concepto que no me fue instruido en ningún libro sobre política o en este caso, de carácter oficial; tampoco fue algo que alguien me dictó en algún curso o foro. Rómulo, y hay que decir que otros hombres de su momento que le acompañaban, enseñan política con sus obras de beneficio para esta polis llamada Venezuela; obras que aún todos podemos ver, tocar y utilizar -a pesar del magno deterioro de los irresponsables que les siguieron en los cargos oficiales.
Cuando hablo del Rómulo líder, el gerente, hablo del gerente de un partido como organización para dar beneficios a la polis, del gerente de un enorme Estado (como otra organización) para dar beneficios a la polis; y del gerente de innovación de beneficios para la polis. Rómulo los gerenció con una cultura (organizacional) de servicio para su polis llamada Venezuela, pero igual para servir a sus miles de pequeñas polis, a decir municipios o pueblos, que conforman todo este país. Mucho de este gigantesco trabajo político se describe en un trabajo (video) de la asociación ciudadana “Primer Poder” llamado: “Los hechos son tercos” (http://archivoprimepoderac.blogspot.com/2014/08/obras-estatales-del-siglo-20-1936-1958.html ).
Para entender a este Rómulo gerente, hablemos en términos gerenciales. Así nos encontraremos con una gran capacidad de organización, eficiencia e innovación. Sabemos que en la historia de la gerencia son muy pocos quienes destacan por sumar todas esas virtudes.
Siendo apenas un recién graduado en “Ciencias Gerenciales” de la Universidad Metropolitana de Caracas, me invitaron a una reunión de Fedecámarás dónde por accidente escuche a varios ejecutivos afirmando: “… la más grande empresa y mejor organizada de Venezuela se llama Acción Democrática.” Para mi fue un absurdo, ¿Cómo un partido político se podría considerar una empresa? Lo “normal” de los partidos eran los chulos ineptos en las oficinas del estado y la corrupción desfilando en los medios de comunicación. Vagancia, ineptitud y robo no eran (ni nunca serán) factores a aplaudir, mucho menos si se organizan. Jamás una empresa existe así.
Sin embargo el tiempo me demostró que aquellos veteranos gerentes tenían perfecta razón. El descubrimiento a través de los documentos oficiales de las obras estatales durante la primera mitad de la democracia (y algunos períodos previos) me abrieron un panorama completamente contrastante al de la imagen que los venezolanos tenemos sobre la miserable políti-quería (mezcla de política con porquería) con chulos y corruptos. Es imposible crear semejante obra con unos vagos. ¡Imposible! Esta polítiquería se funda con los vagos carnetizados desplazando a los políticos y sus funcionarios eficientes. Justo fue durante los años 70 del “ta’ barato dame dos” que la orgia de dinero y tecnología mediática, comenzaron a desmantelar los valores políticos en el Estado Nacional y en los mismos partidos fundadores de la democracia.
Son varias las anécdotas que cuentan que en AD, se les decía “dinosaurios” a los betancuristas que defendían al “puerta a puerta” institucionalizado desde los años 40. Hablar por TV, radio o prensa escrita era una “modernidad” que se imponía como el objetivo esencial de la “política”. Contactar directamente problemas en barrios, caseríos, etc y ocuparse de sus soluciones, lejos de ser fundamental, se convirtió en “estupidez” para esta fauna obsesionada con la cacería mediática de votos carnavalescos. El mejor candidato dejo de ser el eficiente funcionario, para ser la figura mediática más carismática, el mejor vendedor de ilusiones. Aquí es donde la frase de Fernando Coronil Imber vuelve a decirlo todo: “El Estado se convirtió en la ilusión de las representaciones y en la representación de las ilusiones”. Presidencialismo electoralista puro.
La política degeneró hasta caer en el disfraz de los ególatras y el sistema de los corruptos para enriquecerse. Ganar elecciones es el mayor negocio de todos, aún mejor que el petrolero, porque con esa estructura monárquico-presidencialista se pueden saquear hasta los fondos del petróleo. Aquí un mensaje para quienes se ocupen de nuestro futuro. NO es un problema de solamente de descentralizar, sino de pluralizar, QUITARLE poder y cargas operativas al Presidente, para que podamos tener un Estado capaz de darle soluciones a la ciudadanía.
Tomemos un minuto en este paréntesis. Con el presidencialismo es muy fácil alcanzar el control absoluto de un Estado nacional, tan solo con invertir en un candidato y su “puñito”. Invertir en esos quienes “mañana” tendrán el poder de todo el Estado para que nada o apenas algo moleste su mandato (si es que molesta). ¿Les describo mejor al presidencialismo electoralista? Por otro lado; es que la publicidad mediática es tan cara, que solamente el candidato que tenga más dinero (no importa si este es sucio) es quien puede ganar. Así, los principales interesados en financiar elecciones son quienes más dependen del Estado para el “éxito” de sus operaciones. Léase: corruptos, narcos y activistas (bien vagos). ¿Qué les parece esta combinación? ¿Las inmensas fortunas de corruptos y narcos como principales inversionistas de quienes pasarán a ser sus “empleados” como dueños del Estado Nacional, Regional y hasta Municipal?
Además recordemos otro punto clave que destruye nuestro beneficio común. Con el electoralismo mediático se anula al valor electoral de la obra de utilidad ciudadana que funciona eficientemente ya que los funcionarios desatienden las necesidades operativas por alejarse de los problemas. Así mismo, el mismo “político” ve que su importancia está en los medios de amplia difusión y no en la obra de corto alcance de servicio. De esta forma aparecer favorecido en una encuesta es más importante que ser quien mantiene funcionando eficientemente un hospital o una red de agua y electricidad, etc. El show ¡manda!
Sobre todo desde los años 80, el Estado antes de seguir siendo un eficiente administrador y creador de beneficios ciudadanos; degeneró en un aparato administrador de favores y beneficios para sus enchufados y clientelas; la ciudadanía fue llevada hasta ser un simple y secundario objeto electoral. Aquí es donde comienza la debacle del país, que hoy se expresa en los peores niveles de pobreza de nuestra historia moderna.
En cuanto a la capacidad de organización de Rómulo, AD (hasta esos años 80) llegó a tener una “casa de partido” operativa en cada pueblo de Venezuela, sin dejar por fuera a los municipios y parroquias. Ni siquiera las empresas de máxima distribución comercial han llegado a tener semejante organización. En este logro organizativo Rómulo Betancourt tuvo una total responsabilidad.
En cuanto a la eficiencia, esas “casa de partido” entre los años 40 hasta finales de los 70, fueron las que dieron atención y respuestas (durante los gobiernos de AD) a esas pequeñas polis, lo cual terminó por representar el gran desarrollo de Venezuela. Por 40 años, su sistema fue el detectar los problemas de la polis, organizar las soluciones y construir sus obras. Todo mediante contacto DIRECTO con las personas de la polis. UN LUJO para los tiempos vigentes del electoralismo mediático, que se iniciaron con la llegada del “marketing electoral” de los 70’s.
Aquí es donde un Rómulo Betancourt exige la eficiencia de la organización para que todos sus integrantes (directivos, ejecutivos y operadores) cumplieran con su papel de dar soluciones a la gente. Aquí se hace evidente el contraste con las maquinarias electoralistas en las que han degenerado los mal llamados “partidos políticos”, un bonche de uniformes, banderas, críticas e insultos al oponente, con individuos que en cada elección hacen un razado a baja altura por los barrios y caseríos; y cuando se les vuelve a ver es por los medios de comunicación y/o en la próxima elección.
Será que los ejecutivos nacionales de las mayores empresas del país (tal como mencioné en mi anécdota de Fedecámaras) podrán ser los únicos capaces de reconocer al Estado Nacional como la mayor empresa del país, jamás igualada por ninguna otra empresa; y en consecuencia, serán los únicos en reconocer los inmensos méritos de Betancourt, su equipo gerencial y aquel que fue su partido político bajo las siglas de AD. Con aquel equipo humano, se cumple la máxima gerencial: el éxito del gerente está en su cercanía con las personas. ¿Cuál dirigente de partido, antes político ahora electoralista, cumple con esta máxima de humanidad y así de éxito gerencial? Tantos problemas no resueltos, dese hace tanto tiempo, delatan los vacíos de políticos o de gerentes de beneficios para el país. “Los hechos son tercos”.
En cuanto a la innovación, Rómulo planificó, ejecutó y dejó planificadas obras inmensamente importantes y vanguardistas. Con el primer Plan Nacional de Vialidad hecho el 1947, nacieron los proyectos de la red de autopistas y vías asfaltadas más grande y moderna de la región latinoamericana que se construyeron hasta finales de los años 60. No se terminaron antes por Pérez Jiménez solamente se ocupó de los proyectos que dieran pantallería a Caracas. Acaso uno que otro proyecto en el interior del país. Igual ocurrió con los planes de construcción y desarrollo en hospitales, medicaturas, escuelas, liceos, universidades públicas, viviendas, aeropuertos, puertos, embalses, centrales hidroeléctricas, redes de distribución de aguas blancas, cloacas, electricidad, telefonía fija, entre tantas áreas de responsabilidad estatal. Macagua y Guri nacieron de las ideas de Rómulo. La construcción de puentes fue una meta del Plan Nacional de Vialidad del 47, entre los cuales se encontraba el Puente Sobre El Lago de Maracaibo; así mismo estaba la autopista Caracas-La Guaira (iniciada en 1947) y la Autopista Caracas-Puerto Cabello, luego fragmentada en varias autopistas comenzando por la Valle-Coche en Caracas, pasando por la Regional del Centro, la del Este (Valencia) y terminando en El Palito (Edo. Carabobo) con la Autopista Valencia-Puerto Cabello.
Durante los Gobiernos de Betancourt, Leoni y Caldera el Estado Nacional gastó aproximadamente 34 mil millones de US$ para construir miles y miles de obras (sumando por miles las escuelas, liceos y medicaturas; más de 75.000 kilómetros de vías asfaltadas; por cientos los nuevos hospitales y de nuevas bibliotecas, por decenas los nuevos aeropuertos y las nuevas universidades). ¿Cuanto se ha construido desde 1999 hasta el presente régimen de Maduro, multiplicando casi por CUATRO al total gastado por TODOS los gobiernos del siglo 20?
Con su equipo de trabajo, Rómulo infundió la cultura de los seres útiles, de los seres honestos, de los seres abnegados y eficientes, de los seres valientes ante sus compromisos con sus circunstancias. Todos valores que ya no concurren normalmente ni en muchos de los partidos, ni en muchos gobiernos. Sé que peco por defecto al no querer excederme en comentarios negativos sobre aquellos que se dicen llamar políticos, partidos y gobiernos. Pero ya sabemos de eso ¿verdad?
Hay todo un temario al plantear al Rómulo gerente, ya que se habla de la política como una rama gerencial en su más exigente y alto grado de complejidad. El enorme Estado Nacional (por su lado), las Gobernaciones, las Alcaldías, las empresas estatales nacionales, estadales y municipales, exigen de gerencia para dar beneficios a sus respectivas polis (país, estados y municipios). Necesitamos políticos y para formarlos, necesitamos ejemplos de políticos, de valores humanos, de servidores, para entonces para decir: “¡Rómulo otra vez…!”
Este es un mensaje que espero llegue a muchos de aquellos que se dicen llamar “políticos”, quienes más que gerenciar beneficios para la polis, se ocupan de la más vieja de las profesiones del mundo después de la prostitución (y no por mucho en distancia) como lo es pelear por poder. Allí donde las traiciones, las mentiras, la corrupción, la codicia y sobre todo, los egos enanos que inventan una “supremacía” y derechos superiores, por cosas muy pequeñas que ni con lupa llegan a mérito. Esos, que ni una agenda saben gerenciar, sobran y luchan para cargos tan grandes como la –nada menos- que la Presidencia de la República.
No puedo terminar este “telegrama” sobre el gigantesco gerente que fue Rómulo Betancourt, sin mencionar al mayor activo que todo gerente tiene en honor a sus propios valores y méritos; hablo de su equipo humano de trabajo. Allí es donde aparecen los nombres de grandes “big leaguers” de la política, de grandes gerentes de beneficios colectivos o POLÍTICOS, como: Raúl Leoni; Leopoldo Sucre Figarella; Juan Pablo Pérez Alfonso; Rafael Alfonzo Ravard; Enrique Tejera París; Arnoldo Gabaldón; Ramón J. Velásquez; Andrés Germán Otero; y Lorenzo Fernández (quien luego fue candidato presidencial por COPEI). La lista de ejemplos de verdaderos políticos que trabajaron con Rómulo es muy larga.
Que esta reflexión sirva para el fomento de la política y la formación de políticos que renuncien a la politi-quería electoralista y se enfoquen en la gerencia de beneficios de la polis: POLÍTICA.
@panchopantaleo
LP