Crónica de una cola para poder salir del país

En la antigua Torre del Banco del Caribe, ahora sede de la Oficina de Planificación del Sector Universitario, venezolanos tanto de Caracas como del interior comienzan a llegar a las 4 am -los más precavidos duermen allí desde el día anterior- para entregar y retirar documentos universitarios como: títulos, notas certificadas, constancias y pénsum. Todos necesitan la validación de este ente para ser admitidos en el exterior –luego hay que apostillar en el Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores.

Pero esa es otra historia.

Alas 8 de la mañana unas 500 personas esperan en la acera mientras hacen su cola, algún transeúnte que pase por la zona sin molestarse en ver el nombre de la Torre simplemente volteará unos segundos la cabeza y pensará “¿qué estarán vendiendo, será que llegó el café?”. La línea ocupa prácticamente toda la cuadra de la Calle Este 2, pero más allá de algunos inquietos e impacientes es una cola automática: usted se para detrás de alguien y espera por un par de horas -si tiene suerte- como lo hace todos los días para retirar o depositar sus billetes de cien, para comprar la Harina Pan y la leche, el jabón o detergente.

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El asueto navideño ha dejado con poco personal al Ministerio, así se oye entre rumores en la cola y lo reitera la coordinadora del lugar que sale a pedir colaboración y paciencia entre los presentes. Hay tres filas, todas más o menos del mismo largo –desde la entrada de la Torre hasta el último centímetro de la calle- una es para las personas que tienen cita para hoy –fecha 22 de diciembre- y deben entregar sus documentos, otra para quienes tienen la misma fecha pero de retiro de papeles y otra para los rezagados –estas son las personas a la que el sistema no les arrojó cita pero ya poseen fecha para apostillar, así como aquellos que aunque acudieron al Ministerio la fecha indicada por el sistema no los atendieron y les pidieron que volvieran otro día-. Esta última cola es la más corta, no por mucho.

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Una señora merodea preguntando por una supuesta lista que todavía no ha llegado al final de la línea. Dos son los propósitos de quienes esperan parados en la calle: quieren migrar o prevenir antes que lamentar. Es el caso de Mariana Gómez y Vanessa Crespo –sus nombres fueron cambiados a petición. Ellas llegaron a las 7 de la mañana y afirman que la cola “ha fluido” y que al igual que cuando se presentaron para entregar sus papeles el proceso fue “relativamente rápido”. “Lo hacemos por precaución, no es por urgencia, pero uno nunca sabe siempre se inventan una nueva traba, es mejor tenerlo listo si se presenta alguna oportunidad”, sostiene Gómez.

Es un caso similar al de María Regaldo, médico de profesión, quien luego de una hora en la cola explica que lograr la cita por internet no fue fácil, ya que para que la concedan es necesario tener antes una cita para apostillar –diez días antes de la fecha fijada para apostillar el sistema permite asignar la cita para legalizar-. María decidió acudir por su cuenta con sus notas y su título ante los rumores de “gestores que colocan sellos falsos y que cobran demasiado”.

En la cola de los rezagados hay personas que están desde las 3:30 am y que afirman haber acudido al Ministerio varios días esta misma semana a las 5:00 am y a las 6:30am y, sin embargo, no los atendieron. “Ellos asumen una política diferente todos los días, un día atienden a veinte personas, otro día no atienden, al otro dicen que no van a atender y nos terminamos enterando de que sí lo hicieron”, sostiene Noris Cabrera, quien busca irse del país por la inseguridad y por el futuro de sus hijos.

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Hay que aclarar que estos son los casos “especiales”, a los que el sistema no les arrojó cita para legalizar pero ya tienen cita para apostillar. “A nosotros nos tienen de últimos, no hay día ni hora, lo que si nos dijeron esta mañana es que como es el asueto navideño está trabajando la mitad del personal y nos pidieron apoyo para organizarnos, pero que todavía no ha llegado el Director para saber qué decisión va a tomar para los que no tenemos cita”, explica Cabrera.

Esta es la fila con más incertidumbre, las otras se mantienen calmadas y a la espera. Entre susurros, dos muchachas de unos treinta años se confiesan que parece que es que “hay que llegarle suave” -se refieren a la coordinadora encargada de explicarles qué será de sus papeles-. “Ella va a decidir si nos van atender o no, sino tendríamos que venir otro día pero este es el último que trabajan en la semana”, dice una de ellas. La mayoría de estos rezagados acudieron al Ministerio el día de su cita pero no fueron atendidos.

Cuando la esperada coordinadora sale del recinto, todos se amontonan encima de ella para aclararle quien llegó primero y quien después. Mientras un chamo alto y fornido le exclama a alguien adentro del Ministerio “mira el que no tiene la firma mía o de Daniel está coleado”, la coordinadora pide que con calma se haga un cola organizada y les asegura a los presentes que los van a atender, pero que la prioridad es para lo que tienen cita el día de hoy.

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El personal encargado de movilizar la cola afirma que al día se atienden a 1200 personas. “Se abre hasta que se atienda a la última persona”. Asimismo aseguran que los rezagados no son personas que no fueron atendidas, sino que “no retiraron a tiempo”. Esta afirmación desentona con el grupo de “casos especiales” que se queja de que no les atendieron el día que les correspondía; es el caso de un señor –que evitó dar su nombre ya que sostuvo “si doy mi nombre me mandan pa usted sabe pa donde”-. Su cita estaba pautada para el pasado martes 20 de diciembre, pero por razones de “colapso del sistema nos dijeron a toditos que pasáramos hoy y aquí (muestra un papel con una firma) nos firmaron, ahora resulta que esa persona ya no trabaja aquí. Es una burla lo que tienen con nosotros, un poquito de respeto y consideración”, pide.

“Yo no tengo planes de irme, ya mi hija está afuera y tiene trabajo. ¡Lo único que necesita es este bendito papel! ”,exclama alterado. Minutos antes el mismo señor le mostraba el mismo papel firmado a la coordinadora.

-Esta persona ya no trabaja aquí –atajó esta como explicación.

 

La Navidad y sus casos especiales

En Venezuela, la legalización de documentos académicos se realiza ante tres organismos públicos: el Ministerio del Poder Popular para la Educación, el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria y el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Exteriores. Se aconseja llevar dinero en efectivo a la hora de pagar los trámites. En teoría y en un principio la persona debe registrarse a través de la página del Ministerio de Educación Superior para pedir la cita -según la información suministrada por este se atienden a un total de 150 individuos por día- pero si tiene cita para apostillar, la persona puede ir mínimo 10 días antes de la fecha para este último trámite y ser atendido como un caso especial.

Todas las personas consultadas en la cola de este 22 de diciembre aseveraron que había una condición para que el sistema les diera cita para legalizar, y es que primero deben tener una cita para apostillar con la cual diez días antes de la fecha indicada les revelan el día que pueden ir a legalizar sus documentos. Ante las 1200 personas que algunos trabajadores del Ministerio afirmaron atender los días de esta semana “navideña” –que es ocho veces los 150 que en teoría se reciben por día- se puede deducir que: o el organismo hizo una excepción por la temporada y por la gran cantidad de venezolanos que quieren emigrar y prevenir antes que lamentar, o simplemente todos en aquella línea buscaban ser especiales.

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ElEstímulo