Aumenta precio de la gasolina de contrabando

Mientras la atención de los ciudadanos y las autoridades se concentra en la expectativa de posible cierre de la frontera en Paraguachón, el contrabando mejora la oferta por cada litro de combustible para seguir llevándolo a Colombia por las trochas de la Guajira, publica La Verdad.

Las alcabalas cumplen con su procedimiento: detienen los vehículos, solicitan los documentos a las personas para verificar la nacionalidad de cada pasajero y si todo está en regla, permiten que los viajeros sigan su camino. En ese ir y venir diario, por omisión o complicidad de las autoridades, se desplazan los abastecedores de las grandes caletas que se esconden en la Alta Guajira.

Desde Santa Cruz de Mara comienza el recorrido de muchos de los “micro bachaqueros”, que en la última semana han visto cómo incrementa la remuneración por cada litro de gasolina. “Mientras más lejos la lleves, más cara te la pagan, ahorita aumentó, en Paraguaipoa ‘el punto’ (como se refieren a cada envase de 20 litros) lo están pagando en mil 200 y en Sinamaica lo pagan a 900 bolívares”, contó vía telefónoca a La Verdad un hombre que se identificó como “Alberto”.

El “bachaquero”, venezolano, que se lucra del contrabando de extracción, viaja a diario en su camioneta a vender la gasolina que surte en Maracaibo. “Yo viajo solo a Paraguaipoa y sé que esa gasolina la llevan a las caletas. El ‘punto’ antes lo pagaban en mil pero está más caro, lo pagan a mil 200 y el balde (nueve litros aproximadamente) lo pagan en 500 bolívares”.

El testigo, sin dar muchos detalles para no ser escuchado por sus paisanos, relató al equipo de prensa que “mucha de esa gasolina la llevan a Carrasquero porque por allá casi nunca hay vigilancia, de ahí la llevan a Guana (un pequeño pueblo rural del lado venezolano), cargan las pipas y las llevan a Colombia por Majayura, hasta llegar a Maicao (departamento de La Guajira)”.

Están al garete

El procedimiento para vender la gasolina es público y notorio. Como si se tratara del más legal de los negocios, los encargados de comprar el producto para “bachaquear” se paran a orilla de la carretera, hacen señas con sus dedos para indicar a los conductores cuál es el precio del día. Si alguien sucumbe a las mieles de la ilegalidad, se detiene a orilla de la calzada, abre la tapa de su tanque y permite que extraigan del vehículo la cantidad que desea vender.

“Todo es muy rápido, el carro que quiere vender frena y nosotros rapidito sacamos la gasolina, aquí los pelaos (adolescentes) están pilas y chupan la gasolina rapidito”, relata Estefanía González, habitante del asentamiento conocido como Moina.

En La Guajira colombiana, el abastecimiento de combustible sigue corriendo, en gran proporción, a cuenta de la gasolina venezolana, a diferencia del Norte de Santander, donde el cierre de la frontera con Táchira produjo el colapso de las estaciones de servicio. Ayer el presidente Juan Manuel Santos anunció el incremento del 30 por ciento del cupo de carburante asignado para Cúcuta.

Al pasar la raya

El ritmo de trabajo de los contrabandistas no solo se evidencia en suelo Venezolano, según datos aportados por la periodista Sandra Guerrero, corresponsal del periódico El Heraldo de Colombia, en La Guajira, a pesar del cierre nocturno de la frontera, que desde hace varios meses el Gobierno venezolano ejecuta en Paraguachón y todos los pasos fronterizos legales; el contrabando no descansa.

Guerrero publica en su más reciente investigación que conversó con una comerciante de La Raya quien describió como todas las noches pasan entre tres y cuatro caravanas con refrescos, cervezas, víveres, artículos de aseo y toda clase de mercancía. “Los camiones salen por una trocha aquí cerquita y circulan por toda la vía entre Paraguachón y Maicao como si nada”, indicó.

Ayer llegaron a Maicao 2 deportados más para aumentar a 125 los colombianos expulsados de Venezuela por Paraguachón.