A poco más de 100 días para las elecciones parlamentarias de Venezuela, en el discurso de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) no existe la palabra derrota. Los voceros de la coalición parecen estar seguros de las posibilidades que tienen de obtener un resultado positivo, demostrando, en momento, un optimismo que resulta extraño cuando al frente está el Gobierno revolucionario que -afirman los propios dirigentes de oposición- será capaz de hacer cualquier cosa para alcanzar el triunfo.
Para Oswaldo Ramírez, director de ORC Consultores, el pecado de la unidad es confiar que la respuesta de los ciudadanos a la crisis que vive el país va a ser votar por la alternativa democrática. “Esto no necesariamente tiene que ser una condición inmediata para efecto de con el elector. Si bien hay una crisis, también es cierto que ha habido una merma importante de la de la unidad en el votante opositor que no milita abiertamente en la mesa”.
Una posición similar sostiene el politólogo Jesús Molleda, quien añade que el triunfalismo que muestra la oposición puede hacer que los electores sientan que, como están tan sobrados, su voto no será determinante y no asistan a votar. “La MUD no ha presentado la mejor estrategia electoral ni los mejores candidatos. Con lo que cuenta es con una rabia, una frustración, una disminución de la calidad de de los venezolanos que incentiva a votar en contra del Gobierno nacional. La pregunta es ¿qué está haciendo la MUD para capitalizar estos votos?”.
Enrique Márquez, integrante del comando de campaña de La Venezuela Unida, asegura que en el seno de la organización están diseñando una campaña para garantizar el triunfo, pero sin caer en el «error» del triunfalismo. “Precisamente la campaña se hace para ganar la contienda. Nosotros somos conscientes del buen posicionamiento que tiene la alternativa democrática, pero también sabemos que nuestro adversario es el Estado venezolano, porque no es un . El PSUV cuenta con muchísimos recursos, con mucho dinero y con todo el aparato del Estado».
Un mal resultado
El elector duro de la oposición ve las próximas elecciones legislativas como la contienda decisiva del país, donde se dirimirán las diferencias políticas entre quienes están hoy en el Gobierno y quienes se oponen a él. Pero ¿está preparada la oposición para la derrota? ¿Cómo asumirán sus simpatizantes otro traspié? ¿Podría reponerse la unidad de otro revés electoral?
“Todo el que va a una contienda tiene que plantearse el escenario de la derrota”, confiesa Márquez. “Sin embargo, estamos conscientes de cuáles son los escenarios que se dibujan a nuestro favor y cuáles en contra”, argumenta el dirigente, quien considera que la alternativa preparará todos los elementos técnicos y tácticos, desde el punto de vista electoral, para impedir que el Gobierno pueda salirse con la suya. “Ellos saben que el pueblo ya no los quiere ni los respalda”.
Castillo Molleda sostiene que si la oposición no logra conseguir un triunfo el próximo 6 de diciembre el escenario será muy parecido al del 7 de octubre de 2012, cuando Henrique Capriles Radonski perdió las presidenciales con Hugo Chávez: “una gran frustración electoral que le dificultará a la dirigencia la tarea de recuperar, nuevamente, la confianza del elector”.
“Obviamente se puede perder”, agrega Ramírez, quien recuerda que ha habido muchísimos candidatos que ganan encuestas y no ganan elecciones. “Hay que preparar al elector para que sepa que si no cuida su voto, si no sale a votar, los resultados pueden ser completamente adversos en función del equilibrio de poder que se está buscando”, apunta el politólogo, quien añade que en las elecciones habrá dos temas en juego: ganar 50 por ciento de los diputados, tratando de alcanzar ese número mágico de la mayoría calificada, y el resultado final del voto nacional.
¿La última oportunidad?
En las redes sociales se ha colado, nuevamente, la frase trillada de que esta elección legislativa será la última oportunidad de la democracia en Venezuela. En un contexto polarizado, con la inflación más alta de Suramérica y la crisis económica que atraviesa el país, surge en la red la opinión de que una derrota opositora sería el final de la unidad.
Enrique Márquez opina, sin embargo, que los países pasan por problemas, pero nunca mueren. “Los venezolanos han encontrado la senda del cambio político y la senda para ese cambio es democrática y constitucional. Independientemente del resultado del proceso, el país no volverá a ser el mismo después de ese día”.
A su juicio, el país está en un «atolladero» tan profundo que las decisiones que se tienen que tomar no pueden esperar más y en ese sentido la alternativa tiene que encontrar una senda, ganando o perdiendo, para que la crisis venezolana sea resuelta.
“No creo que estemos hablando de la última oportunidad de la Mesa de la Unidad o la democracia venezolana”, ahonda Ramírez y recuerda que, probablemente, lo más importante de los resultados de estas parlamentarias de 2015, es que se abre el juego del referendo revocatorio de 2016. “Quizás no es lo mismo entrar al tema del revocatorio perdiendo el voto nacional que ganándolo, son dos caminos, dos estrategias diferentes en función del reequilibrio de la democracia. No es lo mismo hablar de Nicolás Maduro que hablar del PSUV, son marcas diferentes, porque hay un chavismo descontento que no quiere al Presidente».
Los tres coinciden en que si la oposición no gana, “no se va a acabar el mundo”. Molleda sostiene que “sería un proceso de reflexión para la oposición, quienes tendrían que analizar por qué después de tanto caminar, de tantas malas acciones del Gobierno nacional, no pueden capitalizar los votos”.
La MUD tiene -según el politólogo- que explicar con claridad por qué hay que ganar la Asamblea Nacional (AN). “Decir que si conquistan el Parlamento podrán hacer esto, esto y aquello. Ese debe ser el discurso nacional, promoviendo la tarjeta unitaria para que la población sienta que realmente hay una idea unificada”.
Hablar claro, sin mentiras ni medias verdades, ese será otro objetivo de la coalición. Y Márquez está convencido de eso. «No podemos ser demagogos. El 6 de diciembre será el inicio del cambio, pero al día siguiente no aparecerán los productos ni desaparecerán las colas, no, eso no va a ocurrir. Vamos a utilizar la campaña para mostrar con qué instrumentos nosotros podemos acabar con la crisis económica desde el Parlamento e impulsar un proceso de recuperación. Desde el Legislativo no podemos hacer todo, pero vamos a impulsar el cambio”.
Fuente: La Verdad