La periodista trabajó en los diarios El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y Diario 2001. En 1973 fundó el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas
Daniela León/El Nacional
La periodista Sofía Ímber falleció en la madrugada de este lunes, a los 92 años de edad, informó Diego Arroyo Gil, autor del libro La señora Ímber. Genio y figura.
Ímber fue una de las grandes promotoras del arte en Venezuela, pues en agosto de 1973 fundó el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Además, es responsable de que la Universidad Central de Venezuela tenga la colección de obras de arte que la caracteriza. También trabajó en los periódicos El Nacional, El Universal, Últimas Noticias y Diario 2001.
En honor a la periodista, El Nacional Web recogió una serie de frases que muestran su personalidad, plasmadas en la obra de Diego Arroyo Gil, publicada en 2016 por Editorial Planeta.
- «Yo, la intransigente’, el nombre de mi columna de opinión en El Nacional, no fue mi idea. El nombre que yo habría escogido era ‘Yo, la exigente’, pero el periódico decidió que la otra era más atractiva».
- «Jamás me ha importado la opinión general, se ha dicho tanto de mí que si me preocupara sería pulverizada de inmediato».
- «Siempre me ha interesado la política, todo el mundo lo sabe».
- «Yo nunca alzo la voz. Me consta que pueden decirse las mejores y peores cosas sin gritar, a mí me tienen que sacar mucho de quicio para que hable más alto».
- «Nunca me han gustado mucho ni el cine ni el teatro porque no soporto estar sentada. Además, procuro tener cautela con los buenos actores y las buenas actrices. Eso de que una persona tenga la habilidad de transformarse en otra me resulta extraño».
- «Cuando algo me parece importante, es muy raro que lo ignore. Actúo y me involucro».
- «¿Aventurera? No. Lo que yo he sido es arriesgada, mil veces, en el sentido de que he apostado por personas y empresas que para mí eran la promesa del futuro».
- «Alrededor de mí se ha tejido una leyenda erótica de la que me he sentido completamente ajena. He tenido flirts, sí, pero no tantos como dice la gente».
- «Seamos sinceros. El movimiento de liberación de la mujer, a quien liberó fue al hombre. Lo liberó de ser galante, de ser cortés, de ser protector, de hacer dentro de la división del trabajo conyugal ciertas tareas pesadas como clavar un clavo, cambiar un caucho, cargar una maleta».
- «No confío mucho en esas personas que andan por la vida jactándose de que tienen mucho tiempo libre. A mí no me gusta el tiempo libre, jamás me hicieron mucha gracia los días feriados».