Cinco estadounidenses que dicen que fueron abusados sexualmente por sacerdotes católicos presentaron una demanda contra el Vaticano el martes para obligar a la iglesia a abrir sus archivos y entregar los nombres y detalles del clero abusivo.
Los demandantes «fueron perjudicados como resultado de la práctica y la política del Demandado de la Santa Sede de no reportar sospechas de abuso infantil a los oficiales de la ley», declaró la demanda presentada en un tribunal federal de los EE. UU. En el estado de Minnesota, informó AFP.
«Las prácticas de la Santa Sede de retener, ocultar y ocultar la evidencia de los delitos de sus agentes y ex agentes han puesto en peligro a numerosos niños y continúan poniendo a los niños en peligro», agregó.
Stephen Hoffman, uno de los tres hermanos que son demandantes del caso, dijo en una conferencia de prensa que la intención de la demanda es «dejar que algo como esto nunca vuelva a suceder».
«No quiero que nadie pase por lo que yo y mis hermanos pasaron … solo quiero que el Vaticano haga lo que es correcto», dijo.
Hoffman y sus hermanos Luke y Benedict dicen que fueron molestados por Curtis Wehmeyer, un sacerdote católico arrestado en 2012 y condenado a cinco años de prisión después de que la madre de los hermanos denunció el caso, lo que desató un escándalo que causó la renuncia de un arzobispo en 2015.
Otro demandante, Jim Keenan, de 51 años, dijo que fue atacado durante la década de 1970 por un sacerdote cuyas acciones fueron documentadas en secreto por la iglesia.
«Vengo hoy para demandar al Papa y al Vaticano, porque tiene que parar. No están por encima de nosotros», dijo a los periodistas.
El quinto demandante, Manuel Vega, dijo que fue una de las 30 víctimas de un sacerdote mexicano que él cree que regresó a su país de origen después de ser acusado de abuso en los Estados Unidos.
«No se encuentra en ninguna parte», dijo el muchacho de 53 años. «Por lo que escuché, él está en algún lugar de México, o en España, todavía practicando, todavía es peligroso».
La demanda se produce después de que el Papa Francisco anunció este mes que cada diócesis católica tendría que idear un plan para denunciar los abusos, una medida que se espera traiga a la luz innumerables casos nuevos de abuso.
La iglesia católica está luchando para hacer frente a una epidemia mundial de agresión sexual por parte de sacerdotes, en particular de menores. Gran parte del abuso ha durado décadas.