Desde 2010 los préstamos chinos a la región ascienden a 94.000 millones de dólares. Pekín espera alcanzar 225.000 millones en 2025
Alicia González/El País
Pese a la caída del precio de las materias primas y el frenazo económico, el futuro de Latinoamérica está muy ligado a su relación con China. En los últimos años, el gigante asiático se ha convertido en el principal financiador en la región. Venezuela fue el mayor receptor de préstamos chinos, con el 47% del total, seguido por Brasil (19%), Argentina (16%) y Ecuador (9%). La integración comercial de la región es clave para avanzar en su relación con China, según la OCDE.
Solo desde 2010 los préstamos chinos a la región ascienden a 94.000 millones de dólares y la previsión de Pekín es que las inversiones entre China y América Latina alcancen los 250.000 millones de dólares para 2025, según recoge el informe Perspectivas económicas de América Latina 2016 de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo), que esta edición dedica especial atención a la relación de la región con China y que se presentó esta semana en Madrid.
Los países más beneficiados por la financiación china afrontan cambios de Gobierno que pueden afectar a esa relación financiera, “como ya ha sucedido en Argentina”, recordaba Carlos Malamud, investigador del Real Instituto Elcano. Venezuela recibe el 47% de los préstamos.
En todo caso, para sacar partido a esa financiación, la OCDE plantea la necesidad de desarrollar acuerdos comerciales regionales con China, con el objetivo de aumentar la competitividad y “fortalecer el poder negociador” de Latinoamérica en las conversaciones, y fortalecer la integración regional, apenas desarrollada. De hecho, “el comercio intraregional apenas supone el 19% del total de Latinoamérica y el Caribe y ya acumula dos años de caídas”, alertaba Salvador Arriola, secretario para la Cooperación Iberoamericana (SEGIB).
El comercio entre el país asiático y Latinoamérica ha experimentado una expansión sin precedentes en los últimos 15 años, multiplicándose por 22, impulsado básicamente por las materias primas. El 73% de las exportaciones de la región a China son materias primas, mientras que el 91% de los productos que importa la región de China son productos manufacturados de tecnología baja, media y alta.
Nuevas exportaciones
El nuevo modelo de crecimiento chino, que da prioridad al consumo interno, abre nuevas oportunidades para las exportaciones regionales. Una receta que, según la OCDE, pasa por definir “un nuevo modelo económico sustentado en políticas de desarrollo productivo para mejorar la participación en las cadenas globales de valor, propiciar la diversificación económica y fortalecer las exportaciones de alimentos, servicios y turismo”, señala el informe.
Lo cierto es que la gestión macroeconómica de la región en los últimos años le ha permitido sortear la crisis financiera global mejor que en otras ocasiones pero “no se ha visto acompañada por cambios estructurales significativos”, señala la OCDE, y esas deficiencias afloran ahora. “Se ha producido una mitificación del papel que China puede jugar en Latinoamérica”, apuntaba Carlos Malamud. “China no puede ni debe ser la única razón por la que Latinoamérica afronte el cambio”.
“Si resulta más barato enviar un container de Chile a Miami que de Chile a Perú, eso indica que hay un claro problema de competitividad y un cuello de botella en las redes de transporte regionales. Latinoamérica debe integrar las cadenas de valor”, apuntaba Germán Ríos, director de asuntos estratégicos de la Corporación Andina de Fomento (CAF).
A las infraestructuras se suman las deficiencias educativas, el elevado grado de economía sumergida, las dificultades de acceso a la financiación y la baja productividad. “Las empresas latinoamericanas tienen una probabilidad 13 veces mayor que las empresas de Asia-Pacífico de enfrentarse a graves problemas operativos por la escasez de capital humano adcuadamente formado”, apunta la organización. “En Latinoamérica la productividad aumenta cuando aumentan los precios de las materias primas”, apuntaba Ángel Estrada, del Banco de España. Una premisa con la que no es probable contar en los próximos años.
El horizonte económico de la región no resulta nada alentador en esas circunstancias. “Ya son seis años de desaceleración en los que el crecimiento es menor que el año anterior”, sostiene Ángel Melguizo, jefe de la división de América Latina del centro de Desarrollo de la OCDE.
América Latina sigue siendo la región del mundo donde existe mayor desigualdad y donde la pobreza todavía afecta al 28% de su población. En cambio, China ha logrado aprovechar sus años de elevado crecimiento para entrar en la categoría de país de renta media alta [ver gráfico adjunto]. “La trampa del ingreso medio continúa siendo un reto para América Latina que requiere una acción inmediata”, dice el informe.